Martin Kulldorff, epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas y profesor de la Universidad de Harvard, es uno de los arquitectos de la Declaración Great Barrington, que se dio a conocer el 4 de octubre y que aboga por una “protección focalizada” en las personas de alto riesgo ante la pandemia de coronavirus, en vez de los confinamientos actuales.

La estrategia ha generado polémica. Sin embargo, en entrevista con EL UNIVERSAL Kulldorff asegura que la propuesta, que lleva acumuladas 553 mil 550 firmas de ciudadanos preocupados; 20 mil 870 de científicos médicos y de la salud y 30 mil 270 de practicantes médicos, no llama a “infectarse deliberadamente” y defiende que “no es una estrategia de inmunidad de rebaño”, sino una pensada en proteger a los adultos mayores, que son los que tienen más riesgo de enfermar gravemente y morir por el Covid-19.

¿Cómo nació la Declaración Great Barrington? ¿Qué llevó a usted y sus colegas decidir darla a conocer?

Con la Doctora Sunetra Gupta (epidemióloga, profesora de la Universidad de Oxford) y el Doctor Jay Bhattacharta [epidemiólogo, profesor en la Escuela Médica de la Universidad de Stanford] nos reunimos y hablamos de la necesidad de tener un plan de protección enfocada en vez del actual sistema de confinamiento y rastreo de contactos. Pero es muy fácil desestimar a una persona. Pensamos que si nos uníamos los tres, eso podría tener mayor impacto. El plan original era subir un video, en el sitio web, pero subimos también una página de la declaración en sí, que es más fácil de ver y distribuir.

Esta declaración puede firmarla cualquier persona. ¿Cuál es la intención?

Esperamos que la gente, alrededor del mundo, se dé cuenta de que hay una mejor estrategia para lidiar con la pandemia de lo que la mayoría de países han hecho en los últimos 6, 8 meses. Nuestra declaración no es nada nuevo ni excepcional; va acorde con los planes de preparación en caso de pandemia que diferentes países tenían antes de que surgiera el Covid-19, porque sabíamos que habría una pandemia en algún momento.

Pero esos planes, excepto por Suecia, fueron arrojados por la ventana. En vez de ellos, se pasó al modo pánico, con confinamientos, y otras medidas dañinas.

¿Por qué cree que pasó eso?

No sé. No lo entiendo, porque van contra los principios básicos.

En Suecia sí se aplicaron planes como los que menciona

Sí, las escuelas nunca cerraron, los restaurantes nunca cerraron; se tomaron medidas para reducir la propagación, pero nunca a través del confinamiento.

¿Por qué eso es mejor? ¿Por qué es una mejor solución?

Lo que sucede con el Covid-19 es que, si bien cualquiera puede verse afectado, jóvenes y viejos, hay una enorme diferencia en cuanto al riesgo de mortalidad, el riesgo de morir, que es mucho mayor entre los más viejos. Y la gente lo sabe, pero creo que no hasta qué grado. La diferencia no es 10 veces mayor, ni siquiera 100 veces mayor; es más de mil veces mayor el riesgo de morir entre los adultos mayores que entre los más jóvenes. Es una enseñanza del Covid-19, que es nuestro enemigo, que tenemos que asimilar para poder minimizar la mortalidad.

Lo que se ha estado haciendo en Estados Unidos es proteger a los estudiantes jóvenes, a los profesionistas jóvenes, que pueden trabajar desde casa, como empleados de banco, o científicos como yo, o periodistas como tú, mientras que la clase trabajadora es la que ha estado llevando la carga en generar la inmunidad de rebaño, incluyendo trabajadores mayores, de alto riesgo. Estamos poniendo en menos riesgo a los profesionales y en más riesgo a la clase trabajadora. Y puedes ver los números, la clase trabajadora ha sido la más golpeada por el Covid-19, así como por los daños colaterales del confinamiento.
En vez de hacer esa diferenciación, si queremos minimizar la mortalidad en el país tenemos que hacer un mucho mejor trabajo protegiendo a los adultos mayores, a los grupos de alto riesgo. Los niños tienen que ir a la escuela; hay que dejar que los adultos jóvenes, entre los 20, 30 y 40 años vivan sus vidas normalmente. Tienen que lavarse las manos, y hacer todo ese tipo de cosas, pero hay que dejarlos ir a trabajar, ir a la escuela. Eso es lo que puede minimizar la mortalidad para el final de la pandemia.

Eso significaría que muchos de los jóvenes se infectarían con Covid-19 y ustedes defienden la idea de la inmunidad de rebaño. Pero ¿no sería mejor lograrla a través de la vacunación?

Siempre es mejor lograr la inmunidad a través de la vacunación, es lo que hacemos con el sarampión o la polio, pero mientras tenemos la vacuna, que puede ser entre dos meses a nunca, e incluso si tenemos la vacuna en dos meses, se va a llevar probablemente un año, quizá más, para que todos los que necesitan la vacuna la consigan. Ya sea que tengamos una vacuna pronto, o no, tenemos que hacer un mucho mejor trabajo en proteger a los adultos mayores y grupos de alto riesgo.
Lo mismo con los niños en edad escolar. Tendría sentido cerrar la escuela por dos semanas, pero al menos en Estados Unidos las escuelas han permanecido cerradas mucho tiempo. Y no son personas de mucho riesgo. Ni siquiera contagian mucho a los adultos. Hay un enorme daño colateral en evitar que los niños vayan a la escuela.

La escuela es muy importante para los niños, y no sólo en términos de educación, sino por su salud física y mental. Es terrible mantenerlos sin clase.

¿Por qué cree que la Organización Mundial de la Salud y muchos otros expertos no piensan lo mismo? Ellos alertaron recientemente contra esta idea de la inmunidad de rebaño permitiendo que la gente se contagie

Creo que no han leído la declaración, porque no estamos proponiendo que la gente se contagie deliberadamente. Hay una concepción equivocada sobre la inmunidad de rebaño. La inmunidad de rebaño es un hecho científico, al igual que la gravedad. La gravedad existe, y el Covid-19 generará inmunidad de rebaño tarde o temprano, sin importar qué.

Pero nuestra estrategia no se basa en la inmunidad de rebaño, porque no tendría sentido. La inmunidad de rebaño llegará. Todos los estudios lo dicen. Llegará, ya sea con la vacuna, o por la infección masiva, o una combinación de ambas, pero la pregunta es: ¿Cómo minimizamos la mortalidad mientras llegamos a esa etapa, a esa inmunidad que protegerá a todos? Y lo hacemos protegiendo a los adultos mayores.

Si no lo hacemos, es terrible, porque sin importar qué, jóvenes se infectarán, y adultos mayores también, y algunos morirán. Si optamos por un confinamiento que está protegiendo a todos por igual, estaremos reduciendo la mortalidad a corto plazo pero estaremos extendiendo la pandemia en el futuro. Aun con esa protección, habrá jóvenes que se infecten y, entre los mayores, algunos morirán. Así que de todos modos tendrás una alta mortalidad.

Por otro lado, si proteges a los adultos mayores, mientras dejas que los jóvenes hagan sus vidas normales, no estamos diciendo que se infecten adrede, sino que vivan sus vidas normales, la proporción de adultos mayores que se contagiarán será mucho menor, y la proporción de gente joven que se infectará será mayor, y eso minimizará la mortalidad.

No podemos proteger a todos al 100%, es imposible, pero podemos hacer un cambio, y así reducir la mortalidad.

Los jóvenes corren mucho menos riesgo y el daño colateral del confinamiento es enorme.

Hay muchos países, muchos de ellos en Latinoamérica, donde los adultos mayores viven con sus hijos, con sus nietos. ¿Cómo se puede aplicar en estos casos la protección focalizada de la que habla?

Toma un poco de imaginación. Hay cosas que se pueden hacer. Si estás en el grupo de 70, 80 años, o los grupos de alto riesgo, si vives con tu hijo adulto que trabaja, eso incrementa el riesgo que corres; vivir con niños no incrementa el riesgo. Vivir con un hijo adulto que trabaja incrementa el riesgo un 60%. Esa es la principal preocupación. Algunas de las cosas que podríamos hacer es que durante dos, quizá tres meses, mientras el grado de transmisión es alto, los mayores puedan vivir temporalmente con sus hermanos, o amigos, o vecinos. O quizá los hijos adultos pueden trabajar desde casa, para que puedan aislarse junto con sus padres; una tercera opción puede ser usar habitaciones de hotel vacías temporalmente, para poder mantener aislados a los adultos mayores.

Pero si hacemos el confinamiento general, estamos prolongando la pandemia, y eso hace muy difícil que los adultos mayores se protejan, porque entonces tendrían que hacerlo por un año, algo así.

Con la protección focalizada, protegemos a los adultos mayores, mientras que los jóvenes hacen sus vidas normalmente. Y sólo tendrían que hacerlo unos tres meses, seis a lo mucho, durante el pico del contagio.

¿Por qué el confinamiento prolonga la pandemia?

Si haces el confinamiento general, reduces la transmisión de la enfermedad. En el corto plazo, evitarás muertes. Pero el Covid-19 no es como un huracán que eventualmente desaparecerá. El Covid-19 estará con nosotros para siempre. En estos momentos estamos en la fase pandémica porque todos son susceptibles de contagiarse. Conforme avance la inmunidad en la comunidad, llegaremos a la etapa endémica, similar a lo que pasa con otros coronavirus que existen y que son endémicos.

La mortalidad de la infección va a bajar, pero nunca desaparecerá del todo. Cada año nacen personas, y serán susceptibles, porque no tienen inmunidad.
Así que si lo vemos desde la perspectiva de largo plazo, vamos a tener niños que se infecten con este virus. Pero lo bueno con el Covid-19, es que en ellos los síntomas son leves; la mayoría son asintomáticos.

Hay muchas cosas que no sabemos del virus. Por ejemplo, sus mutaciones. ¿Cómo sabemos que esta estrategia va a funcionar?

Sí, es cierto que hay muchas cosas que no sabemos. Pero la diferencia de mortalidad entre edades es algo que sí conocemos muy bien. No soy virólogo. Pero lo que sí he aprendido es que si bien todos los virus mutan, el coronavirus no muta a una enfermedad diferente. Hay muchas personas que se infectan, pero pocas se infectan dos veces. Eso significa que tenemos inmunidad incluso para otras mutaciones del virus. Es diferente de la influenza, porque cada año tenemos una influenza diferente y te puedes enfermar aún si el año anterior te enfermaste. Así no funciona el coronavirus.

Mucha gente ha firmado la declaración. ¿Qué pretenden hacer con eso?

Minimizar la cantidad de gente tanto por Covid-19 como por el daño colateral del confinamiento. Hay mucha gente que no está yendo al doctor a atenderse. El daño colateral en el área de la salud es aterrador. No es algo que se vaya a ver inmediatamente. Los diagnósticos de cáncer en Estados Unidos, por ejemplo, están a la baja. Y no es porque la gente no se esté enfermando de cáncer, pero no los estamos detectando, y si no los detectamos, no los atendemos y si no los atendemos, no vivirán mucho tiempo. Quizá no morirán de cáncer este año, pero en los próximos dos años. A largo plazo, la estrategia de confinamiento representa un daño importante para la salud pública.

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