Ni “españolistas” ni independentistas. Así se sienten miles de catalanes ante la tensa situación que atraviesa su región por el proceso secesionista impulsado por el gobierno regional y rechazado por Madrid. Decenas de miles de personas participaron ayer en manifestaciones en toda España en respuesta a la crisis en Cataluña, reclamando la unidad nacional y el diálogo.

Las manifestaciones en Madrid y Barcelona se realizaron simultáneamente bajo el lema “Hablemos”, en un intento por presionar a los legisladores de ambas partes a poner fin a meses de silencio y comenzar a negociar. Las muchedumbres lucieron camisetas blancas y respetaron el pedido de los organizadores de no llevar banderas españolas ni catalanas.

La jornada concluyó con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, asegurando que impedirá que “cualquier declaración de independencia [de Cataluña] se plasme en algo”, en entrevista publicada en el diario El País.

Rajoy no descartó suspender la autonomía de Cataluña, al ser cuestionado sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que lo permite. “Lo que tengo que hacerlo es a su tiempo”, dijo, y apeló al “catalanismo pactista y moderado” a desmarcarse del independentismo radical, en su primera entrevista a un diario después del referéndum de independencia inconstitucional del domingo.

El presidente regional de Cataluña, Carles Puigdemont, ha dicho que va a implementar los resultados del referéndum de secesión ganado por el “sí”, mientras que Rajoy ha dicho que la consulta fue ilegal y prometió que no se permitirá la secesión.

Manifestantes atestaron ayer la Plaza Sant Jaume en Barcelona, donde está el palacio de gobierno de Cataluña, gritando: “¡Queremos dialogar!” y llevado carteles que decían “Más negociación, menos testosterona”.

Los congregados alrededor de la fuente de Las Cibeles en Madrid mostraron una enorme pancarta que demandaba que los líderes de ambas partes iniciaran conversaciones. No lejos de allí, también en la capital española, se realizó una congregación en la Plaza de Colón en la que miles se pronunciaron por la unidad de España y contra cualquier intento de Cataluña de separarse. La multitud coreaba lemas como: “Cataluña es España, no nos engañan”, “Puigdemont, a prisión” y “con golpistas, no se dialoga”.

La manifestación en Madrid, en la que según la delegación del gobierno participaron 50 mil personas, fue convocada por la Fundación DENAES, “para la defensa de la nación española”, cuyo portavoz, Iván Espinosa, explicó: “El nuestro no es un patriotismo anticatalán, surge en defensa y reacción a un movimiento excluyente”.

“Yo no llevaría nunca una estelada [bandera independentista catalana], pero tampoco una española”, explicó a DPA Claudia, quien participó en la manifestación en Cataluña. “No creo que sea momento de banderas, sino de diálogo”, aseguró su compañero Frédéric, nacido en Francia y residente en Barcelona.

“Hay un porcentaje de la sociedad a la que han dejado en medio, gente que no pensamos ni como el gobierno español ni como la Generalitat [gobierno catalán]”, dijo Claudia Carrascal, una colombiana de 50 años que llegó hace siete a Barcelona.

“Por eso no vamos a ir a la manifestación del domingo”, explicó un grupo de jóvenes en referencia a un acto impulsado en Barcelona por la entidad civil anti secesionista Sociedad Civil Catalana, que está apoyado por Partido Popular y de Ciudadanos y contará con la presencia del escritor peruano Mario Vargas Llosa y otras figuras de la política y la cultura.

“El gobierno español no tenía que haber permitido que se llegara a esta situación y la Generalitat se ha metido en una deriva que da miedo”, reflexiona Cristina, mientras llama al diálogo.

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