Miami.— “Nadie sabe lo que realmente hay entre todos los que vamos caminando —en las — y lo que uno escucha y ve; pero también todo lo que puede pasar cuando uno es amenazado para que transporte droga” dice a EL UNIVERSAL Luis Reyes, quien es originario de Honduras y asegura que de milagro está vivo. “Una hermana mía quería venir conmigo, pero no la dejé. Un primo que ya estaba aquí —en Estados Unidos— y la pasó duro para llegar me dijo que la cosa era solo porque muchas veces había que salir de juida por todo lo que pasa”.

De acuerdo con reportes de organizaciones que defienden los derechos humanos de quienes quieren cruzar la frontera, como el “Frente Nacional de Migrantes”, “SOSMigrante” y “Ángeles Migrantes”, existen decenas de reportes y testimonios de migrantes, hombres, que fueron secuestrados por grupos del narcotráfico y obligados a cruzar droga como mulas; y mujeres que fueron violadas y otras están reportadas como desaparecidas.

Modus operandi

“Yo salí de mi país en una caravana que ya en Chiapas éramos como mil o dos mil, en octubre del año pasado. Logré llegar hasta el norte -a la frontera- y estaba en un grupo caminando ya en Ciudad Juárez, -Chihuahua- junto con otros tres; queríamos llegar a la entrada al otro lado -Estados Unidos- para decir que queríamos asilo -en el puerto de ingreso-, ya andábamos bien cansados y quién sabe de dónde salieron unos -señores- y traían pistola, nos detuvimos y nos jalaron a una casa. Nos tuvieron ahí como 5 horas y nos dijeron que uno de ellos nos iba a cruzar y que cada uno teníamos que llevar una mochila y que no nos estaban preguntando. Si uno se trataba de juir -huir- el coyote nos iba a disparar”, recuerda Luis.

Finalmente, en la madrugada salieron al borde de la frontera del lado mexicano, “teníamos que ir agachados, estaba todo oscuro, era pura arena y la mochila pesaba, pero teníamos mucho miedo. Nosotros queríamos solicitar asilo, pero no podíamos hacer nada” narra Luis; “otro de ellos que venía atrás, arrastraba algo como de esas varillas que amarran en una construcción, pero era de alambre y resulta que esa cosa era la escalera”.   

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Cruzando la frontera a la fuerza

Luis cuenta que llegaron al muro fronterizo y levantaron ese amarre cuadrado, que hizo las veces de escalera improvisada y por ahí subieron hasta arriba de la barda metálica, la cual no es lisa, tienen hendiduras para ver de un lado a otro; de ahí, cada uno se deslizó con cuidado y como pudo hacia abajo. “Ni sé cómo lo hice, pero logré bajar de ahí. Del lado gabacho había maquinaria, como extractora de arena o piedra, corrimos y nos escondimos y luego a caminarle; no sé cuántas horas, de ratos parábamos, siempre siguiendo al coyote que traía un teléfono para guiarse. A cada rato nos decía que cuidado con la mochila”.

Estaba amaneciendo cuando llegaron a un ‘motorhome’ dentro de un terrenito delineado por una barda de piedras. “Lo único que se veía era desierto, ni sé cómo llegamos ahí. Entramos -al ‘motorhome’- nos quitaron las mochilas, nos dieron algo de comer y nos subieron a un automóvil, anduvimos como media hora y nos bajaron en una calle -de El Paso, Texas-. Caminamos y ni hablábamos y cada uno se fue por su lado. Gracias a Dios no nos registraron para quitarnos nuestro dinero y con eso me moví ya adentro -en Texas- y mejor me quedé y le estoy buscando y sacando para sobrevivir”.


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Una de las trampas

“Descaradamente coyotes se anuncian en Facebook, ofreciendo viajes desde Centroamérica hasta acá, -Estados Unidos- de manera segura y garantizan honestidad y lo peor es que -los migrantes- los contactan y les pagan miles de dólares y arrancan para la frontera”, describe Hugo Castro de origen mexicano y director de “SOSMigrante” con sede en California. “Entonces arman sus grupos y se vienen a la aventura porque de verdad nadie los va cuidando de nada. Incluso los coyotes van caminando, haciéndose pasar por uno de ellos, -un migrante-, por si los detiene la autoridad no lo reconozca. Quienes son guiados, van amenazados si dicen quién es el pollero -coyote-”.

Según el líder comunitario, el gran riesgo es que muchos de estos coyotes trabajan para el crimen organizado, “generalmente son una extensión de alguna célula del narcotráfico y la orden que tienen, dependiendo de cómo está conformado el grupo, es que se los entreguen antes de llegar a la frontera -norte de México. Si el grupo lleva jóvenes, hombres y mujeres, es un tesoro; ellos serán ‘mulas’ perfectas para cruzar drogas y ellas podrían terminar violadas o peor, en un grupo de trata de blancas”.

Se sabe, a través de estos mismos grupos proinmigrantes y otros, que incluso hay cuadrillas que van operando por regiones y van entregando migrantes como si se tratara de una carrera de relevos. La estafeta son las personas que están guiando a la frontera con Estados Unidos. Muchas veces tienen que ir pagando cuotas al narcotráfico, derecho de paso; pero todos esos cargos ya están incluidos en lo que les cobran a los migrantes.

Los más afectados, mexicanos

De acuerdo con estas organizaciones de migrantes, los mexicanos que huyen de sus hogares en el centro de la república, amenazados por el narco, temerosos de ser asesinados o secuestrados, las mujeres violadas, escapan a la frontera con la Unión Americana para buscar refugio; pero casi todo es inútil porque vuelven a toparse con el narcotráfico porque están en todo el territorio y vuelven a ser amenazados; y, otra vez, para que los hombres crucen droga y las mujeres sean violadas o raptadas y sumadas a la estadística de la trata de blancas, sin que el gobierno mexicano haga algo para evitarlo. Su única esperanza es llegar sanos y salvos a la frontera y lograr registrarse para el asilo en Estados Unidos o cruzar como indocumentados.

“No se la acaban. Es increíble que se van de sus pueblos por toda la violencia que están viviendo sin que nadie los defienda y se los vuelven a encontrar en el camino; digo, no son los mismos narcos, pero son otra vez narcos y para donde vayan, aunque no vengan a la frontera. Están en todas partes” comenta Francisco Moreno, director Ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM) con sede en Los Ángeles, California. “México es un país superado por el narco, sin duda; ahí están los miles, millones de testimonios, de historias; todos los días lo vemos y los viven. Entonces deciden -los migrantes a la fuerza- a dejar sus casas, su terruño y de camino a donde sea que vayan los vuelven a violentar, a agredir, a secuestrar, a violar, en fin, es interminable y frustrante lo que está sucediendo en todo el territorio nacional”, señala quien lidera decenas de clubes de todos los estados de la república mexicana a través de COFEM.

“Pregúntenle a quien quieran de estos clubes que tenemos registrados, de Colima, Jalisco, Veracruz, Chiapas, Sonora, Durango, el que sea; y ya no digamos Michoacán y Guerrero, donde nos han dicho que se vive una auténtica guerra de enfrentamientos diarios a toda hora, entre narcos y autodefensas y ahí, de vez en vez, Ejército o Marina cuando no les queda de otra se defienden, porque los militares y la Guardia Nacional tienen prohibido atacar o arrestar a los narcotraficantes. Increíble, increíble. Pobre México” apunta Moreno.

El patio trasero

“Al final ya preferí quedarme porque lo que supe es que pides asilo y te regresan a México a esperar y si los mexicanos la pasan mal, imagínate nosotros, pobres catrachos -hondureños- y del país que seamos” comenta Luis. “Antes no era así -que los regresaban a México-, recibían a todos -en Estados Unidos-, pero pues a México no le importa”.

De acuerdo con reportes oficiales de las autoridades fronterizas de Estados Unidos, todos los días están devolviendo migrantes de muchas nacionalidades distintas del lado mexicano a que esperen su turno para ser llamados ante un juez de inmigración que revise su caso. “Lo más probable es que más de la mitad de quienes se han apuntado para asilo y los que lleguen en los próximos meses, nunca estarán ante un juez porque para eso necesitan una dirección en Estados Unidos para ser notificados y a menos que les hayan dicho y tengan algún pariente o amigo y esté al pendiente de la carta que llegará y les avise, perderán la fecha y con eso su turno y su oportunidad” señala preocupado el abogado especialista en inmigración Arturo Vizcarra. “México va a cargar con la gran mayoría que ya están, que seguirán regresando a esperar y que llegarán y a eso hay que sumarle los terribles peligros a los que se enfrentan, sea por los grupos de la delincuencia o para tratar de buscar que comer y dónde dormir”.

“Si, por supuesto, sin duda, somos el patio trasero de Estados Unidos. Desde -Donald- Trump doblegaron a la transformación de cuarta que hoy gobierna México” dice Moreno, “y -el presidente estadounidense, Joe- Biden ha hecho lo mismo, ahí están los hechos, las pruebas; la diferencia entre Trump y Biden es que Trump le gritaba públicamente a [el presidente mexicano, Andrés Manuel] López Obrador lo que tenía que hacer y Biden se lo manda decir con sus más altos funcionarios, a puerta cerrada. Pero es exactamente lo mismo; le ordenan y López Obrador obedece”.

Casa del Migrante en Tijuana y Casa del Migrante en Juárez reportan que están sobre saturados todos los centros de atención a migrantes en la frontera con Estados Unidos, incluidas las áreas donde hay campamentos levantados; que hay falta de atención alimenticia, medica, salubridad y derechos humanos. “Esto se repite desde Chiapas hasta la frontera. Los más vulnerables -en cuanto a la violencia- son los migrantes jóvenes, hombres y mujeres, quienes son los más cotizados por los grupos que extorsionan, que secuestran, que violan y que hacen una gran cantidad de barbaridades sin que puedan acudir a nadie en su defensa, porque las autoridades muchas veces son sus propios verdugos” concluye el líder de COFEM.

Migrantes atrapados en las redes del narco
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