San José.— Michelle de Paula Firmo Reinaldo rompió el protocolo el 1 de enero de 2019 en la toma de posesión de su marido, Jair Bolsonaro, como presidente de Brasil, en una ceremonia en Brasilia en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo. Sin esperar a que nadie le diera o negara permiso, Michelle de Paula se apoderó de la tribuna antes de que su esposo pronunciara el mensaje inaugural de su cuatrienio, recurrió a la Lengua Brasileña de Señas (Libras) y se comunicó con una colectividad de unos 10 millones de sordos en Brasil.

“Me gustaría [de] modo muy especial (…) dirigirme a la comunidad sorda, a las personas con deficiencia y a todos aquellos que se sienten olvidados: ustedes serán valorados y tendrán sus derechos respetados. Tengo ese llamado en mi corazón y deseo contribuir en la promoción del ser humano”, proclamó.

Al final del discurso, traducido por micrófono al portugués para que fuera comprendido por los miles de asistentes a una explanada de Planalto, se interpretó el himno de Brasil… que también fue transmitido en Libras. Con su sorpresiva acción, Michelle de Paula se consolidó como el personaje caluroso, el rostro afable, el guante de seda, la figura candorosa y la voz dulce y la guía suave al lado del duro, frío, extremista, implacable, cruel, turbio, inconmovible o mano de hierro de Bolsonaro.

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Descrita en la campaña electoral de 2018 por el periódico Folha de Sao Paulo, uno de los más importantes de Brasil, como “la bella de la bestia”, Michelle de Paula preservó en los siguientes años— ya como primera dama— su imagen de benefactora y de solidaria en un escenario complicado: en esos mismos meses, su marido afianzó su fama de machista y de agresor verbal de mujeres.

Pese a que el gobernante intentó despojarse de esa reputación, su actitud influiría en el voto femenino al realizarse hoy la primera ronda de los comicios presidenciales de Brasil y cuyo desenlace podría decidir si hay necesidad o no de acudir el 30 de este mes a segunda vuelta y con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como adversario principal de Bolsonaro.

Las mujeres equivalen a 53% del electorado (82 millones 373 mil 164 de votos) y los hombres a 47% (74 millones 44 mil 65 sufragios). Y en su lucha por atraer simpatizantes y evitar salir derrotado hoy sin poder aspirar a una segunda vuelta, Bolsonaro apeló a la simpatía de su esposa para atraer votos.

“La presencia de Michelle tiene un efecto positivo en el propio electorado conservador, que percibe el papel de la mujer de una manera tradicional”, explicó la politóloga brasileña Denilde Holzhacker, profesora en la (no estatal) Escuela Superior de Propaganda y Mercadeo de Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil.

“Para reducir la resistencia al electorado femenino, la campaña ha utilizado la imagen de la primera dama. Tiene buena comunicación y una imagen positiva por su trabajo en la defensa de las personas con discapacidad, así como por identificarse con los votantes evangélicos”, dijo Holzhacker a EL UNIVERSAL.

“Sin embargo, la transferencia de imagen, aunque sea positiva, no parece haber sido suficiente para ampliar la intención de voto con las mujeres”, advirtió, tras reconocer que “es difícil medir el impacto” de Michelle de Paula en la contienda.

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De 40 años, con dos hijas— una con Bolsonaro— y con profesión de intérprete de lenguaje de señas, Michelle de Paula convirtió a la religión protestante en un factor crucial en su vida y acudió con frecuencia a cultos evangélicos en Brasil para actuar como traductora para sordos. En 2007, con 27, se casó con Bolsonaro, ya con 52, y se transformó en la tercera esposa del entonces diputado federal que acumuló dos divorcios.

Por ser “una mujer de Dios”, Michelle de Paula “desempeña un papel importante en mi vida. No sólo está a mi lado, sino muchas veces al frente”, proclamó el gobernante en uno de sus actos proselitistas capitalinos.

Y así lo demostró. Empeñado en aparecer con frecuencia con su esposa, el presidente la tuvo a su lado el 22 del mes anterior cuando firmó el ejecútese de una ley que creó el programa Empleo + Mujeres.

El plan adoptó medidas para insertar y mantener a la mano de obra femenina en el mercado laboral, estímulo de aprendizaje profesional, paridad salarial con la masculina, viajes y vacaciones, licencias de maternidad, horarios flexibles e incentivos crediticios, entre otras.

Radiografía

La realidad numérica colocó al mandatario en contravía con otro dato.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) determinó que las brasileñas son las más perjudicadas en la prevalencia de la inseguridad alimentaria entre los 215.4 millones de habitantes de Brasil.

La FAO precisó que la inseguridad alimentaria moderada y grave en las brasileñas se duplicó de 2017 a 2021 al pasar de 15.2% de la población femenina en el periodo de 2017 a 2019 a 30.2% en el de 2019 a 2021, que son los años ya completos de gestión de Bolsonaro.

En esos mismos periodos, en los hombres creció de 11.2% a 20.7%, mientras que en el total del país subió de 20.6% a 28.9%, según esa organización.

Al destacar a las mujeres como mayoría electoral, Holz- hacker puntualizó que “muchas de las agendas” en el debate involucraron asuntos cruciales para el sector femenino, en especial para las que “lideran económicamente a sus familias y las más vulnerables”, como salud, educación y otros escenarios sociales.

“En estas áreas, Bolsonaro tiene una baja calificación entre las mujeres. Además, sus ataques a mujeres periodistas y también a figuras públicas amplían aún más el rechazo a Bolsonaro en este segmento”, anticipó.

No obstante, Michelle de Paula buscó ser un contrapeso con su personalidad más de paz que de guerra con su marido como militar y capitán en retiro ultraderechista. Por eso, Michelle de Paula también clamó alguna vez: “No negarle agua y comida a nadie”.

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