Bruselas.— La perturbó el sistema educativo de México como a ningún otro socio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (), al menos en cuanto a los días en que las escuelas cerraron por completo desde el inicio de 2020.

“Entre enero de 2020 y mayo de 2021, de todos los países de la OCDE, México experimentó el periodo más largo de cierres completos de escuelas en los niveles de educación preprimaria, primaria y secundaria”, dice a Marie-Helene Doumet, analista del área de Innovación y Medición de Progreso de la Dirección de Educación de la OCDE.

De acuerdo con un informe especial que acompaña al Panorama de la Educación 2021, publicado el jueves pasado en París, en México las escuelas de preescolar cerraron por completo durante un promedio de 214 días, excluyendo vacaciones, días festivos y fines de semana, entre el 1 de enero de 2020 y el 20 de mayo de 2021.

En contraste, en el resto de los miembros de la OCDE los cierres respectivos duraron en promedio 55, 78, 92 y 101 días. Regímenes que vieron en el cierre de escuelas un antídoto a Covid ni siquiera registraron niveles similares a México, las escuelas de educación superior de Turquía acumularon 151 y las de Polonia 190.

Los criterios de México para mantener cerradas las escuelas contrastaron con los del resto. La norma en la OCDE fue que en cuanto mayor era el nivel de educación, más tiempo permanecían cerrados los recintos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador prácticamente aplicó el mismo antídoto en todos los niveles.

Austria, República Checa, Estonia, Finlandia, Hungría y Letonia nunca le metieron candado a sus preprimarias. El estudio señala que la mayoría de los países no perturbó la educación de la primera fase de la infancia debido a que los primeros años “son fundamentales para desarrollo cognitivo y emocional de niños”. Además “las estrategias de aprendizaje remoto son particularmente difíciles para niños pequeños”.

Sobre México, Doumet señala que “si bien se hizo mucho para garantizar la continuidad del aprendizaje durante los cierres, existe el riesgo de que los cierres prolongados de escuelas provoquen pérdidas de aprendizaje”.

El estudio producido en colaboración con UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial examina las respuestas de los socios de la OCDE durante 18 meses de pandemia y su impacto en la educación. Indica que la forma como los estudiantes y los países se vean afectados por las interrupciones escolares, dependerá de la manera como los gobiernos reparen los daños, pues “el aprendizaje remoto no siempre se considera un sustituto de un día completo en el aula”.

El documento indica que todos los países comparten la preocupación sobre el impacto de los cierres sobre la igualdad educativa. México informó que ha tomado medidas adicionales para apoyar la educación de los niños que pudieran afrontar obstáculos adicionales para el aprendizaje, pero no subsidió dispositivos para ayudar a los estudiantes a acceder a la educación, lo que sí fue el caso de 22 países.

Doumet afirma que para evitar que la pandemia herede una alta factura educativa es importante que en la recuperación se aborde la desigualdad, así como se examinen las pérdidas de aprendizaje que pudieron haberse acumulado. Recomienda más apoyo para los estudiantes de entornos socioeconómicos bajos. “Los recursos deben estar alineados con las necesidades específicas de los estudiantes”. Por ejemplo, brindar apoyo específico adicional a través de tutorías dentro y fuera del aula, clases de verano y asesoramiento personalizado.

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