“Acabo de dar positivo a Covid”. Para Gabriela Uzeta, una mexicana que lleva viviendo en ocho años, la noticia significa suspender sus planes de regresar a México y enfrentar una nueva preocupación: cómo atenderse cuando en el país donde está faltan medicamentos, no hay espacio en los hospitales y tampoco oxígeno.

Gabriela, de 26 años, profesora de español en dos universidades en Nueva Delhi, tenía ya su boleto para viajar a México el 29 de junio, pero por problemas familiares pensaba adelantarlo al 8 de mayo. “Mi abuelo ya estaba muy grave”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL.

Hace una semana comenzó a sentirse mal. “Como estaba planeando mi viaje a México, dije, quiero estar segura antes de cambiar el boleto. Ayer [miércoles] me fui a hacer la prueba. Hoy llegaron los resultados y di positivo a Covid”. Aun así, intenta mantenerse tranquila. “Tengo resfriado, fiebre, dolor corporal, de garganta, pero hasta ahora no tengo problemas para respirar”.

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Su familia, una parte de la cual vive en la Ciudad de México y otra en el Estado de México, está preocupada por ella. Desde antes de que enfermara le pedían que regresara. “Me decían: ‘¿Qué haces allá sola?’. Ahora que estoy enferma me dicen: ‘Mira, nadie te puede cuidar, qué tal si te pasa algo’, pero afortunadamente me siento bien, en comparación con otras personas’”. Explica que una amiga mexicana que también dio positivo, y padece asma, sí está más delicada, incluso requiriendo oxígeno, que no hay.

Sabiendo que la medicina escaseaba, Gabriela se previno. Compró hace un tiempo medicina en caso de que enfermara y esa es con la que se está atendiendo. Lo que no tiene es oxímetro. El miércoles intentó comprar más medicamento, incluso pagó por adelantado, “pero está agotado, no hay medicamento, no hay oxímetros, no hay tanques de oxígeno”. Tiene suerte. Con la ayuda de sus conocidos, logró conseguir.

Gabriela llegó a Nueva Delhi por amor. Conoció a alguien en Facebook y, con 19 años, viajó a India. “Me casé, me divorcié y ahora trabajo aquí”.

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Asegura que desde que llegó se ha sentido muy bien. “Como pez en el agua. Amo a mi país, estoy muy orgullosa de ser mexicana, pero el cariño que le tengo a India es muy grande. Me han aceptado muy bien, me siento muy segura”. En India estudió la universidad. “Artes Españolas”, explica. Y tras volver un tiempo a México, en 2018 regresó al país asiático para dar clases. “No hablo hindi al 100%, pero lo entiendo, he aprendido observando y escuchando”.

La llegada de la pandemia trastocó toda su vida. En la primera ola, señala, las autoridades fueron mucho más estrictas, y la gente respetaba más las reglas de usar cubrebocas, el distanciamiento social.

Si veían que enfermaba alguien en un edificio, detalla, “lo ponían en cuarentena. Al principio yo escuchaba patrullas y policías entrando a la cerrada donde vivo. Andaban con palos acarreando a la gente. Quien no tuviera cubrebocas, les pegaban. A mí me tocó verlo”.

La mexicana evitar salir de su departamento. “Hay que ser prudentes”, dice. Pero en los noticiarios, en las pláticas con sus amigos y en las redes sociales locales se da cuenta de lo que pasa. “Se veía venir”, afirma. “Hay videos impactantes de personas mostrando lo que viven en el hospital. Un muerto tras otro. Las camas juntas y todo lleno de muertos. Escenas como de apocalipsis, lo que se está viviendo. Lo más triste es que la gente piensa que esto sólo afecta a personas mayores y no. Se habla de niños, adolescentes en los crematorios. Antes se contaban aproximadamente de ocho a 10 cuerpos en los crematorios, en la primera ola. En la segunda ola hablan de cremar 80 por día. Y son más, pero los que pueden cremar son esos. Están cremando a las personas en la calle”.

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La situación ha tenido un gran impacto en Gabriela. “Ha sido bastante duro. Todos los días encerrada. Emocionalmente sí lo he sufrido, me han dado ataques de ansiedad, pero los he aprendido a manejar. Trato de mantenerme ocupada todo el tiempo y estar en contacto con la familia. Eso me ha ayudado muchísimo”.

Además, abrió un podcast: Gabriela, mexicana en India. “Lo hago lunes y jueves y es una manera de terapia, de contar cómo me siento y eso me ha ayudado bastante”. En él, detalla, habla “de India a partir de mis experiencias. Me preguntan cómo es la música, y lo platico, o cómo ha sido mi vida”.

Como mexicana, Gabriela lamenta que no hay apoyo de la embajada mexicana. Recuerda que en enero del año pasado, una amiga suya, mexicana, se accidentó y estuvo en coma. “La embajada en ningún momento se acercó, ya hasta el último. Me sorprendió que estuvieran cero preocupados por la situación de una nacional que estaba en peligro muy grande”.

Con la pandemia tampoco han visto apoyo. “La mayoría de mexicanos sabemos que de la embajada no se espera nada. Al final uno sale por su propio mérito”.

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Asegura que la comunidad mexicana en India se ha quejado “bastante, porque no hay ayuda”.