San José.— Un costarricense se hizo famoso en las páginas de noticias policiales, judiciales y penitenciarias de Costa Rica en la década de 1970 por su apodo:

De apellido Montero y sin estudios en medicina, el hombre ganó popularidad por infiltrarse a robar a pacientes y personal de los centros públicos de salud de este país. Disfrazado de médico y, sin importar los peligros, Médico loco hasta atendió, inyectó, auscultó y recetó fármacos a los enfermos, por lo que cayó preso y purgó prisión.

Casi 50 años después, y aunque se perdió el rastro de aquel hombre que, desde la cárcel, envió cartas a los reporteros de la crónica roja para relatar sus peripecias, ese tipo de impostor se multiplicó en el siglo XXI como un negocio que moviliza gran cantidad de dinero en América Latina y el Caribe e involucra severos riesgos a la salud.

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“Este problema tiene consecuencias graves para la salud y la vida de las personas en América Latina y el Caribe”, afirmó la médica hondureña Helga Codina, vicepresidenta regional de la (no estatal) Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe (Confemel) y presidenta del Colegio Médico de Honduras.

“La ignorancia es atrevida. Los falsos médicos son cada vez más atrevidos: desconocen el daño que pueden hacer. Debemos defender a los verdaderos médicos para que protejan la salud de la población”, dijo Codina a EL UNIVERSAL.

Al admitir que “es uno de los problemas que más preocupan a Confemel”, urgió en la necesidad de “penalizar a los culpables” y aseveró que, aunque los gremios de salud exhortaron a gobiernos y poderes judiciales a detener las prácticas ilícitas, los resultados son nulos. “Ya no solamente se involucran en medicina estética, sino que también en cualquier otra rama médica”, advirtió el galeno costarricense Alejandro Madrigal, fiscal adjunto del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica. “De 2015 a 2020 procesamos unas 240 denuncias por ejercicio ilegal de la medicina. Para un país pequeño [como Costa Rica] de 5 millones de habitantes, son bastantes casos. Sí es en la medicina estética en donde más auge se está dando en los últimos tres años, pero en realidad se visualiza en cualquier área”, dijo Madrigal a este diario.

Codina y Madrigal adujeron que hay escaso interés gubernamental y judicial en atacar estos problemas.

“Como gremio somos incapaces de hacer cumplir la ley por ejercicio ilegal. Sólo podemos presentar las demandas en los ministerios públicos, pero los procesos quedan en el olvido. No pasa nada”, lamentó Codina.

Pese a que el marco sancionatorio en Costa Rica por ejercicio ilegal de la medicina “solamente” es de dos a tres años de cárcel, “el problema es llegar a eso. En las instancias judiciales les interesan más los casos de narcotráfico y otros delitos que tienen mucho peso evidentemente en la sociedad”, dijo Madrigal. “El ejercicio ilegal de la medicina no tiene tanto peso. Hay constantes problemas de sobreseimientos definitivos y casos que archivan”, narró.

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Curanderos

Avalados por supuestos títulos de médicos emitidos en Cuba y totalmente falsos, curanderos se instalaron en zonas remotas de Colombia y engañaron con servicios medicinales ilícitos y peligrosos. Un falso médico guatemalteco se instaló desde 2018 en Honduras para ofrecer medicina alternativa o quiropráctica y vendió medicinas. El Colegio Médico de Honduras alertó desde 2019 que falsos médicos entregaron en ese país evaluaciones de idoneidad física para obtener licencia de conducir vehículos automotores. Hay “graves irregularidades” al expedir certificados sin “certeza” del estado físico necesario “para conducir vehículos automotores en condiciones aptas”, alertó.

En un hecho que alarmó en Argentina, una colombiana de 30 años que se hizo pasar como médica de una clínica privada del norte de Buenos Aires fue detenida porque habría provocado en 2021 la muerte de un hombre de 62. Para encubrir su ilegal actividad, ella usó sello y firma de una médica del oeste de esa capital.

Historias similares proliferaron en la zona, como las de falsos médicos de Brasil en Argentina. El Ministerio del Interior de Perú detectó en marzo de este año a una banda criminal peruana que está fuga y estafó miles de dólares a ancianos peruanos… tras hacerse pasar como equipo médico.

La pandilla contactó a sus víctimas para notificarles que uno de sus parientes fue diagnosticado con cáncer y que, para salvare la vida, debían depositar gran cantidad de dinero para una intervención quirúrgica de urgencia. Luego de transferir el dinero, los ancianos acudieron a las clínicas donde se haría la cirugía, preguntaron por su familiar y se percataron de que todo fue una farsa.

Las patrañas se multiplicaron en Venezuela, en un escenario facilitado por la aguda crisis política, socioeconómica e institucional que recrudeció en ese país al menos desde 2014. Decenas de embusteros fueron descubiertos este año en Venezuela por autoridades de ese país por disfrazarse de médicos… especialistas en ginecología, anestesiología, gastroenterología, reestructuración facial y corporal y otros tratamientos estéticos y cirugías plásticas en centros públicos y privados de salud.

La crisis venezolana permitió que la institucionalidad fuera “sobrepasada” y ocurrieran “violaciones” a la ley del ejercicio de la medicina, denunció este año la organización (no estatal) Médicos Unidos de Venezuela, en un documento que remitió a este periódico. “Por diagnósticos y tratamientos inadecuados [los ciudadanos] pueden ser expuestos a lesiones graves o irreversibles llegando incluso a la muerte. Adicionalmente, el daño al prestigio y credibilidad de la profesión médica”, agregó.

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