San José.- Para la abogada dominicana Oscarina Martínez , el reacomodo social, económico, laboral y sanitario provocado por el coronavirus generó una nueva forma de esclavitud para las mujeres trabajadoras en República Dominicana y en el resto de América Latina y el Caribe.

Ante la necesidad de quedarse en sus casas para evitar acudir a sus centros de empleo, prevenir los contagios y cumplir con el teletrabajo desde sus hogares, sus parejas las obligan a abstenerse de salir de sus casas bajo cualquier circunstancia y a estar a su servicio las 24 horas del día, dijo Martínez a EL UNIVERSAL.

De 29 años, vecina de Santo Domingo, dirigente del Movimiento de Mujeres Trabajadores de su país, esta dominicana ofreció un crudo testimonio sobre los inesperados cambios a los que las mujeres debieron someterse por el impacto indirecto del virus.

“Ser mujer en estos tiempos de pandemia, ¡qué difícil ha sido! En una familia tradicional, en la que la mujer es ama de casa, cuando el hombre salía a trabajar, ese hombre que es violento, machista por naturaleza, la mujer tenía un respiro de unas 8 o 10 horas al no tenerlo a su lado”, relató.

Pero ahora todo cambió por la crisis en salud, ya que numerosas personas perdieron su empleo, destacó Oscarina.

“En los primeros meses (de la epidemia), casi todo el mundo estaba en total aislamiento o en cuarentena, significó convivir con ese hombre las 24 horas del día, asumirse ama de casa, madre, esposa las 24 horas del día para una persona violenta y que maltrata por lo que sea. ¡Qué difícil!”.

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Otro escenario complicado, prosiguió, también surgió para la mujer que tiene un empleo y que debió asumir “el famoso teletrabajo que es aún más esclavizante”.

“¿Por qué? Porque te dicen: ‘No, no, tú no sales de tu casa, porque estás trabajando desde tu casa’. ¿Pero bajo qué condiciones, siendo madre, teniendo que atender a los hijos y que asumir un trabajo quizás sin tener las comodidades (en casa) para hacerlo, pero tiene que hacerlo?”, aseveró.

El drama es “pasarse 8 horas frente a un computador, trabajando, y terminar la faena laboral y continuar siendo madre, esposa, ama de casa. ¿Qué tiempo hay para uno? Por eso la depresión y las enfermedades mentales que sufrimos por el Covid-19”, reclamó.

A juicio de Oscarina, la estructura social ubica a la mujer solo en la casa y “si se queja es porque es mala. Como siempre, por el coronavirus las mujeres también hemos llevado las de perder”.