San José.- El colombiano se convertirá hoy en el primer izquierdista en ejercer la presidencia de Colombia y desde el minuto inicial de su mandato de cuatro años enfrentará los flancos abiertos de una aguda y prolongada crisis política y socioeconómica en el único país de América Latina y el Caribe que todavía está atrapado en un conflicto bélico con una guerrilla comunista.

Exguerrillero, de 62 años, casado tres veces, con cinco hijos y un hijastro, economista, exsenador, exrepresentante, exalcalde, exconcejal y expersonero, Petro determinó que el logro de la paz total de Colombia será uno de los factores fundamentales de su gestión de 48 meses.

Con el seudónimo de “Aureliano”, Petro integró, de 1981 a 1990, la ahora disuelta insurgencia izquierdista del Movimiento 19 de Abril (M—19), que se desmovilizó y disolvió en 1990 al pactar la paz con el gobierno de Colombia y convertirse en partido legal.

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Empeñado en el objetivo de la paz con el ELN, Petro ya movió hilos internos y externos.

Por un lado, confirmó que planea reanudar las negociaciones de paz con la insurgencia comunista del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se alzó en armas en 1964. Por el otro, reafirmó que las conversaciones se realizarían en Cuba. Para ratificar este proceso, también decidió restablecer, a partir de hoy, los nexos diplomáticos con el cuestionado gobierno izquierdista de Venezuela.

Caracas rompió las relaciones en febrero de 2019, en un creciente choque entre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Colombia, Iván Duque, cuya administración concluirá hoy.

Duque canceló indefinidamente las pláticas de paz con el ELN en enero de 2019, luego de que esa organización lanzó un atentado terrorista contra una escuela de policía en Bogotá con saldo de 22 muertos.

Por eso, la paz todavía es parcial en Colombia. En diciembre de 2016, y luego de cuatro años de negociación en Cuba, el gobierno del entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y la ahora disuelta guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sublevadas desde 1964, firmaron un acuerdo de paz que, con avances y retrocesos, permitió silenciar los fusiles.

Por su influencia sobre las FARC, Cuba y Venezuela fueron cruciales para que, pese a las múltiples dificultades tras 52 años de conflicto bélico, el acuerdo de paz se pudiera concretar.

Santos siempre reconoció que Venezuela y el régimen comunista de Cuba fueron elementos decisivos para conseguir la pacificación con las FARC, que se convirtió en partido político legal y cuyas disidencias todavía están sublevadas en un estrecho vínculo con el narcotráfico y otras actividades criminales.

El contrabando de drogas es una pieza esencial de la crisis, por ser Colombia el mayor productor mundial de cocaína.

“El principal desafío que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno (…) es satisfacer las expectativas inmensas que ha generado su elección en un contexto nacional y mundial adverso en términos económicos”, adujo la estadounidense Arlene Tickner, profesora de Relaciones Internacionales de la (no estatal) Universidad del Rosario, en Bogotá, y con 35 años de vivir en ese país.

“A la par con esto, indudablemente existen retos considerables en relación con la construcción de lo que se ha denominado la paz total, que implica no solo perfeccionar la implementación del acuerdo con las FARC sino surtir exitosamente una negociación con el ELN y lograr el desmantelamiento de los grupos criminales”, dijo Tickner a EL UNIVERSAL.


Nexo con Venezuela


En un atribulado contexto en la historia reciente de Colombia, Petro avanzó en promover la normalidad con la vecina Venezuela y asestó un fuerte golpe a la oposición política venezolana, que con Duque tuvo a su principal aliado latinoamericano en los últimos cuatro años.

“Una nueva corriente de izquierda parece dispuesta a cohabitar con los regímenes populistas autoritarios de la región” como Cuba, Venezuela y Nicaragua, afirmó el abogado y diplomático boliviano Jaime Aparicio, ex embajador de Bolivia ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

“(Esa corriente) va a relegar a un segundo plano las acciones colectivas de defensa de la democracia representativa a las que se comprometieron” en la Carta Democrática Interamericana, aprobada por la OEA en 2001 para fortalecer la institucionalidad democrática hemisférica y castigar por la ruptura del orden institucional, narró Aparicio a este periódico.

“Esta nueva posición pragmática, guiada por intereses ideológicos y políticos, debilitará el actual papel de la OEA en defensa de la democracia y llevará a un nuevo tipo de cohabitación entre regímenes totalitarios, iliberales y democracias plenas. La Carta Democrática será relegada a los archivos de la OEA”, recalcó.

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Radiografía


Con cifras actualizadas del (estatal) Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de Colombia a mayo de 2022, la fuerza de trabajo en ese país de 50 millones 385 mil de habitantes es de 24 millones 739 mil personas, con 2 millones 798 mil desempleadas y 21 millones 941 mil ocupadas.

El panorama socioeconómico es de creciente tensión para un país que, como Colombia, es la cuarta economía más grande de América Latina y el Caribe después de Brasil, México y Argentina. Datos del DANE mostraron que, a abril de 2022, Colombia registró la más alta inflación en 22 años al ubicarse en 9.23% y que el índice de precios al consumidor se ubicó en junio pasado en 9.67% con perspectivas de que seguirá aumentando.

El DANE reveló que los fuertes aumentos de precios de junio de este año en comparación con junio de 2021 se registraron en alimentos, bebidas no alcohólicas, restaurantes, hoteles, bienes y servicios para el hogar y su conservación, bienes y servicios diversos y transporte.

Para agravar las dificultades, el peso colombiano sufrió este año una acelerada devaluación frente al dólar estadounidense. Según el Banco de la República, que actúa como banca central en Colombia, la devaluación fue del 11,18% del primero de agosto de 2021 al primero de agosto de 2022 y del 8,02% en 2022, del primero de enero al primero de agosto.

El valor promedio del dólar superó los 4 mil 389 pesos en julio anterior, en un proceso que golpeó el poder adquisitivo de los salarios.

Petro recibirá de Duque una herencia de crisis social luego de que, en 2019 y 2021, Colombia fue sacudida por mortales y violentos paros nacionales en rechazo a las políticas gubernamentales, en una nación que basa su economía en la producción de bienes primarios para la exportación y de bienes de consumo para el mercado interno.

Tras vencer en las dos rondas electorales del 29 de mayo y 19 de junio de este año, en contiendas que reafirmaron la tendencia hemisférica del voto castigo a las clases gobernantes de izquierda o de derecha, Petro buscó en los 49 días de transición desde su victoria a hoy reafianzar una etapa crucial y sin precedentes en la historia política de Colombia en más de 212 años de haberse independizado de España.

En finanzas públicas, Petro envió un mensaje de tranquilidad a la iniciativa privada y a los mercados y más importantes sectores productivos e inversionistas con la designación como ministro de Hacienda del economista José Antonio Ocampo, veterano de la política económica de Colombia y experimentado funcionario internacional.

“No voy a proponer locuras ni voy a aceptar locuras. Eso junto a la claridad de que la estabilidad macroeconómica forma parte esencial del éxito de la administración Petro”, explicó Ocampo a la revista Bocas, del periódico El Tiempo, de Colombia.

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“Modestia aparte, mi nombramiento es parte de la credibilidad que tiene el nuevo gobierno del compromiso de mantener la casa en orden”, puntualizó.

En seguridad, también remitió un mensaje de anticorrupción al nombrar como ministro de Defensa Nacional al abogado Iván Velásquez, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Colombia de 2000 a 2012 y figura esencial en el combate a la corrupción y a la impunidad en Guatemala de 2013 a 2019.

Las denuncias de Petro sobre corrupción militar mantiene dudas sobre el futuro de la comunicación del mandatario con las fuerzas castrenses.

El nombramiento de Velásquez “nos cogió por sorpresa a todos, aunque como dicen, en el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”, alertó el colombiano John Marulanda, coronel en reserva activa del Ejército de Colombia y presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares de Colombia en Retiro.

En un análisis que compartió con este diario, Marulanda señaló que se esperaría que Velásquez “actúe con la magnanimidad” que proclamó al admitir que su experiencia en la lucha contra el crimen organizado transnacional “le permitirá judicializar a los militares involucrados en corrupción”.

En política exterior, Petro deslizó una señal de cambio al nombrar canciller al abogado Álvaro Leyva, diputado a la Asamblea Constituyente de 1991 por Alianza Democrática M—19, brazo político surgido de la disuelta guerrilla. Leyva acordó el pasado 28 de julio con el canciller de Venezuela, Carlos Faría, reanudar a partir de hoy los vínculos diplomáticos bilaterales y reabrir la frontera común, cerrada desde 2015.

Petro reconoció que Bogotá necesita de Caracas y de La Habana para progresar en las charlas de paz con el ELN, una meta fundamental de su naciente gobierno.

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