Los jóvenes y las mujeres han sido los protagonistas de los estallidos sociales latinoamericanos más recientes. El itinerario de esos estallidos ha recorrido, casi completa, la geografía de y el Caribe. Algunas protestas, como las de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, fueron claramente antiautoritarias. Otras, como las de Chile, Perú o Colombia, fueron esencialmente antineoliberales.

Una zona de la esfera pública regional, lo mismo en la izquierda que en la derecha, dio por descontada la ausencia de movilizaciones juveniles en Cuba. Según algunos, esa ausencia se explicaría porque en Cuba existe el sistema más democrático y justo del continente. Según otros, la falta de manifestaciones públicas es resultado de la persistencia de una dictadura que ejerce control absoluto sobre la sociedad. Ambas visiones incurren en un excepcionalismo... que desconoce los cambios sociales que han tenido lugar en la isla en las últimas décadas.

Desde un punto de vista histórico no es rigurosamente cierto que en Cuba no se hayan producido protestas populares...

El pasado 27 de noviembre tuvo lugar en La Habana una protesta juvenil de más de 12 horas, en el Ministerio de Cultura. El fenómeno surgió como una “sentada” frente a la institución, de un pequeño grupo de artistas e intelectuales, que exigía reunirse con el ministro para expresar su malestar por el allanamiento de la sede del Movimiento San Isidro y el arresto de sus miembros, que habían sostenido huelgas de hambre y sed durante varios días... la policía impidió el acceso a las inmediaciones del Ministerio de Cultura.

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En un ambiente cívico... los jóvenes aseguraron que no se irían de allí hasta que conversaran con el ministro. A una primera propuesta de que se trasladaran a la Sala Adolfo Llauradó, para una reunión con las autoridades, se negaron. Tras varias horas... los funcionarios propusieron que los manifestantes designaran a 30 delegados para conversar con una comisión del gobierno...

Los delegados fueron electos democráticamente, repartiendo con equidad a los portavoces de cada colectivo...

Los artistas fueron a negociar demandas concretas como información veraz sobre el paradero de los activistas del Movimiento San Isidro, reprimidos el jueves en la noche, y el cese del hostigamiento policiaco y la descalificación de la cultura independiente en medios oficiales. Todo lo demandado fue aceptado por la institución, que se comprometió a darle seguimiento al diálogo...

...Al día siguiente de los acuerdos, los medios oficiales... continuaron la persistente criminalización del disenso por medio de calificativos como “mercenarios”, “terroristas” y “contrarrevolucionarios” no sólo contra los miembros del Movimiento San Isidro sino contra los artistas independientes en general.

Todo lo sucedido entre el 26 y el 27... entre el allanamiento de la sede de San Isidro y arresto de los huelguistas y la manifestación en las afueras del Ministerio de Cultura, fue presentado por el discurso oficial como un proyecto de “golpe suave” contra el Estado cubano, diseñado y financiado por el gobierno de Donald Trump... No hubo espontaneidad ni autonomía en ninguna de las acciones emprendidas por los jóvenes, según la burocracia.

La única evidencia ofrecida, para avalar esa tesis, fueron los tuits en contra de la represión de varios políticos de Estados Unidos como el Secretario de Estado Mike Pompeo, el subsecretario Michael Kozak y el senador cubanoamericano Marco Rubio...

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Lo que los jóvenes piden... es el cese de la represión y, eventualmente, la revisión de leyes que limitan la libertad de expresión artística en Cuba... Asimilar esas demandas al conflicto bilateral con EU implica una subordinación brutal de la realidad de la isla a criterios geopolíticos...

Lo que originalmente pudo ser un hito histórico —el diálogo entre funcionarios culturales y artistas independientes— comenzó a ser narrado desde el poder como una “provocación del imperialismo”, un “plan de Trump” o un “conato contrarrevolucionario”. Quienes se hacen eco de ese relato no sólo se alinean con la corriente más inmovilista y conservadora del gobierno cubano sino que ponen el tela de juicio la credibilidad de la mayor parte del campo intelectual y artístico de la isla, que respalda a los jóvenes.

La narrativa oficial... no distinguió entre las acciones del Movimiento San Isidro y la protesta frente al Ministerio de Cultura. Ambos..., según el presidente Miguel Díaz-Canel, fueron capítulos de un mismo “show mediático”, de un “último intento” del gobierno de Trump y la “mafia anticubana” por “derrocar a la Revolución Cubana”. En consonancia con ese relato, el Ministerio de Cultura rompió formalmente el diálogo con los jóvenes el 4 de diciembre. Si algo ha quedado en evidencia... es que esa artificial partición de la cultura cubana en “revolucionarios” y “contrarrevolucionarios” ya no funciona para la nueva generación de artistas e intelectuales.... Bien vendría a esos burócratas releer, sin las distorsiones habituales, a José Martí, quien decía que para crear una república con justicia y dignidad para todos el único lema posible es “libertad sin ira”.

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