En el caso de ellas, la crisis sanitaria no sólo hizo retroceder los avances alcanzados, sino que en diversos casos las puso en mayor riesgo de violencia y duplicó sus actividades.

EL UNIVERSAL presenta ocho historias.

“Ninguna sexoservidora estaba lista para el virus”

San José.— Como trabajadora sexual en El Salvador de 1971 a 2006, la salvadoreña María Consuelo Raymundo Cándido llegó a una conclusión con 35 años en un oficio al que llegó de niña: el Covid-19 discrimina más que el VIH/sida, que comenzó a atacar en la década de 1980.

Enfrentó al virus y dos huracanes

San José.– A la colombiana Josselyn Bryan Arboleda se le juntaron de pronto tres enemigos en 2020: una pandemia desde marzo y dos huracanes consecutivos en octubre y noviembre.

De 25 años, soltera, sin hijos, bióloga marina, tecnóloga en Biotecnología Acuática y buza, Josselyn vive en su natal departamento (estado) colombiano del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en el mar Caribe, y pertenece al pueblo raizal, grupo étnico afrocaribeño de esas islas, islotes y cayos.

Drama en Cuba: Covid, represión y hambre

San José.—La cubana María Matienzo transitó de 2020 a 2021 convencida de que vivió tres pandemias.

De 41 años, oriunda y residente de La Habana y periodista independiente desde hace 10 años, trabaja para Cubanet, uno de los principales diarios digitales de la disidencia y de la oposición en la isla y en el exterior que se dedican a tratar de informar sobre la realidad cubana que nunca aparece en los medios del Partido Comunista de Cuba (PCC). “La pandemia en Cuba ha tenido tres rostros”, explicó María a EL UNIVERSAL.

Para ser madre soltera “no hay un manual”

San José.—En la tarea de jefa de hogar y madre soltera en pandemia “no hay un manual para hacerlo bien”, sentenció la hondureña Karla Celeste Andino Rivas, asida a un vasto arsenal para enfrentar el golpe socioeconómico indirecto del coronavirus en Honduras: reportera, locutora, maestra de ceremonias, relacionista pública, video camarógrafa, fotógrafa, editora, rotuladora, redactora y diseñadora gráfica.

De 50 años y vecina de Tegucigalpa, emergió como verdadera “todo-terreno” para cumplir su misión de mamá de dos jóvenes— una mujer y un varón—sin compañía sentimental desde 2010. Por temor al contagio, “to - do el mundo se encerró y eso nos significó quedarnos absolutamente solos en casa y sin ayuda de nadie más que de Dios”, afirmó a EL UNIVERSAL.

“De sopetón, tu objetivo laboral se esfuma”

Madrid.— La pandemia ha golpeado a la población en muy distintos frentes, pero especialmente a las mujeres que han perdido sus puestos de trabajo en mayor medida que los hombres, porque su situación laboral suele ser más vulnerable.

Es el caso de Merche, una mujer que a sus 49 años laboraba como guía de turistas en Madrid y otras ciudades aledañas como Toledo y que, de repente, se vio arrollada por el coronavirus.

“Reforzar la educación de las hijas, un desafío”

Madrid.—El apagón de la enseñanza presencial provocado por la pandemia hizo que muchas madres se vieran obligadas a ejercer de maestras en sus hogares, sin descuidar su trabajo y sus múltiples obligaciones diarias. Con ello, estas mujeres intentaron preservar el nivel de educación de sus hijos tras la implantación de la educación virtual, a la que obligó el cierre de las escuelas.

Daniela es una de las mamás que han tenido que improvisar para hacer frente a una situación inédita, adecuando horarios y obligaciones a las nuevas circunstancias impuestas por la pandemia. En su caso, para tratar de reforzar el aprendizaje online de sus hijas, de 9 y 6 años de edad, mientras atendía sus tareas cotidianas y teletrabajaba desde casa como responsable de comunicación de una asociación de tecnología.

“Pasé meses sin abrazar a mi hijo, fue muy duro”

San José.— A sus cuatro emes de mujer, madre, médica y maestra, la venezolana Geraldyne Aular Franco añadió la v de violencia, la c de carencias, la e de escasez, la h de hiperinflación, la d de dólares y la f de fallecidos, para describir una combinación de factores que se agravaron en Venezuela por el ataque del coronavirus.

“Los médicos ganamos tres dólares al mes. Todo junto acentúa el estrés. La vida se nos puso todavía más al revés”, dijo Geraldyne, de 51 años, con dos hijos, educadora y cirujana general en el (estatal) Hospital Rafael Medina Jiménez, de La Guaira, del norcentral estado de La Guaira.

“Las mujeres llevamos las de perder por cuarentena”

San José.— Para la abogada dominicana Oscarina Martínez, el reacomodo social, económico, laboral y sanitario provocado por el coronavirus generó una nueva forma de esclavitud para las mujeres trabajadoras en República Dominicana y en el resto de América Latina y el Caribe.