Madrid.- La situación de las mujeres en Europa ha mejorado sobre todo en la última década, pero queda todavía mucho camino por recorrer en temas como la violencia de género o la desigualdad salarial , que sigue perjudicando al colectivo femenino a pesar de que en 1957 se estableció el principio de retribución pareja entre hombres y mujeres por la realización de un mismo trabajo.

“Europa es uno de los lugares del mundo más seguros y equitativos para las mujeres, pero todavía hay problemas importantes como la brecha salarial o la violencia contra las mujeres que hay que seguir combatiendo”, reconoce la Comisión Europea (CE).

En la Unión Europea (UE) , una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual desde los 15 años. Según las últimas encuestas del Eurobarómetro, en algunos países del continente la violencia contra las mujeres todavía está aceptada en ciertos sectores sociales e incluso justificada. Ello, a pesar de que todos los Estados miembros de la UE firmaron el Convenio de Estambul, que obliga a los países a prevenir y penalizar todas las formas de violencia, proteger a las víctimas y procesar a los autores.

El último informe sobre violencia de género en la UE corresponde a 2017, año en el que se registraron 854 feminicidios, con la salvedad de que sólo 16 Estados miembros, de un total de 28, aportaron datos al respecto.

En España, la violencia de género es el problema que más alarma a los movimientos feministas y uno de los que genera mayores movilizaciones sociales. Tan sólo en 2020, 45 mujeres murieron a manos de sus parejas o exparejas.

Otros países como Dinamarca registran avances muy dispares, ya que si bien han alcanzado logros importantes en igualdad salarial, inclusión y oportunidades laborales para la mujer, también albergan lo que algunas organizaciones humanitarias definen como cultura de violación muy extendida: se denuncian pocos casos y los juicios rara vez acaban en condena. Varios estudios señalan al país nórdico como el de mayor prevalencia de violencia sexual en la región.

En el ámbito laboral, las mujeres en Europa cuentan sobre el papel con los mismos derechos y oportunidades que los hombres, pero en la práctica son discriminadas en muchos casos, ya que ganan en promedio un 16.2% menos que ellos, según distintos informes.

Esta diferencia se debe a varios factores, entre otros que las mujeres suelen pagar peaje por su maternidad, trabajan en sectores más precarios y menos remunerados, se desempeñan a tiempo parcial más que los hombres, no consiguen romper el techo de cristal en las empresas y asumen la responsabilidad principal de cuidar de sus familias.

“La brecha salarial no solo es injusta, sino que también tiene un coste económico muy alto para la UE que se estima en 370 mil millones de euros anuales. Además, lleva a la brecha en las pensiones, que en 2017 se situó en 35.7% en la UE, y hace que el riesgo de pobreza sea más elevado en las mujeres que en los hombres”, advierte la Comisión Europea.

Los cambios están siendo lentos y la diferencia salarial constituye todavía una realidad frustrante, subrayan los expertos que consideran fundamental que la igualdad de género progrese de manera integral.

“Uno de los retos principales sigue siendo el que tiene que ver con la situación económica de las mujeres: cómo transcurre su vida laboral, las dificultades para encontrar empleo y la segregación ocupacional, que conduce a su vez a una brecha salarial. En el caso de España, es de 14% a favor de los hombres”, señala a EL UNIVERSAL Lola Liceras, portavoz de Amnistía Internacional (AI) España para temas de mujer.

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“El otro gran reto tiene que ver con las diferentes violencias que sufren las mujeres. En España, por ejemplo, no hay medidas específicas para atender a las víctimas de violencia sexual y tampoco contamos con suficientes centros de atención abiertos las 24 horas”, agrega luego de reconocer que en relación a la violencia sexual se ha destapado mucho el tabú social, con un notable aumento de las denuncias por parte de las mujeres agredidas.

También en el ámbito legislativo se han producido avances. En los dos últimos años varios países europeos han modificado sus códigos penales para tener más en cuenta el consentimiento explícito por parte de las mujeres a la hora de mantener relaciones sexuales, a fin de evitar cualquier equívoco que en los tribunales pueda favorecer al presunto agresor.

En cualquier caso, la pandemia ha ralentizado la progresión de la igualdad de género en Europa y, en determinadas circunstancias, ha agudizado las diferencias entre hombres y mujeres. Los especialistas recalcan que las consecuencias del Covid-19 suponen una seria amenaza para los frágiles logros alcanzados en la última década.

Entre las áreas que afrontan una peor situación debido a la pandemia, se encuentra el mercado laboral donde se confirma un aumento de la segregación ocupacional derivada de aquellos empleos que siguen altamente feminizados y mal remunerados, como muchos de los vinculados a la hostelería y al comercio.

“El riesgo ahora es que algunos de los avances que se han registrado en materia de igualdad de género puedan retroceder o quedar paralizados por la situación de pandemia”, advierte la portavoz de AI, luego de señalar que países como Eslovaquia o Polonia han pretendido eliminar en los últimos tiempos las leyes de aborto, que ya eran muy restrictivas.

En cuanto a los cuidados (trabajo reproductivo), los informes europeos constatan que también durante la pandemia las mujeres dedican una hora o más al día en comparación con los hombres a la atención de hijos, nietos, personas mayores o con alguna discapacidad.

“La pandemia del Covid-19 ha incrementado la presión en las familias, especialmente en mujeres y madres solteras”, apuntan los expertos.

A pesar de que todavía no se han valorado los índices de violencia durante el periodo de la pandemia, las instituciones europeas subrayan que durante los confinamientos las mujeres que padecen relaciones de violencia estuvieron atrapadas en casa y expuestas a su agresor por largos periodos de tiempo, lo que las puso en mayor riesgo de sufrir malos tratos.

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Tan sólo en Francia, durante las tres primeras semanas de encierro, el número registrado de casos de violencia doméstica se incrementó en más de un 30%.

La igualdad de género en la UE aumentó solo 4 puntos en la última década y apenas 0.5 desde 2017, según el último Índice de Igualdad de Género elaborado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (IEIG).

El informe de 2020 recoge que la puntuación media de la UE se sitúa en el 67.9 sobre 100, con 10 Estados miembros cuya puntuación estaría por encima y 18 por debajo.

Una de las diferencias más notables entre hombres y mujeres se registra en el ámbito laboral, donde la puntuación media es de 72.2, aunque el porcentaje disminuye cuando se mide en función de la segregación en el mercado de trabajo y la calidad del empleo, rubros en los que la desigualdad de género es mayor, ya que la nota que recibe es de 64 puntos sobre 100.

Suecia encabeza la lista europea en cuanto a equidad de género (83.8) y Grecia ocupa el último lugar (52.2). Los cálculos realizados por el IEIG indican que harán falta más de 60 años para erradicar la brecha de género en el viejo continente.