Toronto, Canadá. El asesinato de dos canadienses en un hotel de Quintana Roo el viernes pasado, lejos de un hecho aislado, es una muestra de la alianza entre capos del país norteamericano, que buscan asegurar sus intereses en territorio mexicano, y cárteles mexicanos de la droga, que hoy “prácticamente controlan” el mercado de la droga en Canadá, en particular la cocaína. 

Así lo señaló a EL UNIVERSAL Peter Edwards, veterano periodista experto en cubrir las operaciones del crimen organizado canadiense. 
 
Los cárteles mexicanos se conectan con los canadienses a través de Internet con mensajes encriptados. Cuando se requiere algún contacto en persona, lo hacen a menudo en lugares turísticos, como Playa del Carmen. Los líderes de los grupos canadienses no tienen que ir a México, sino que mandan a miembros jóvenes para verificar la calidad (de la droga) y tratar de establecer relaciones”, añadió Edwards quien lleva décadas investigando a la mafia canadiense. 
 
Ahondó que los narcotraficantes canadienses necesitan a los cárteles mexicanos más que éstos a los canadienses. “Hay muchos otros ansiosos por mover las drogas. Los canadienses deben asegurarse de que no están engañando a los cárteles. Hay tolerancia cero en eso”. 
 
Interrogado sobre si habrá más crimines similares en zonas turísticas mexicanas, Edwards asintió diciendo que eso es inevitable. “El negocio de las drogas es brutal e implacable y las ganancias son enormes”. Explicó que a pesar de que el consumo de marihuana es legal en Canadá desde 2018, “todavía hay un comercio ilegal de marihuana” y las drogas siguen traficándose pese a la pandemia y a que “supuestamente se endurecieron las fronteras”. 
 
Por su parte, Luis Horacio Nájera, periodista mexicano-canadiense quien cubrió muchos años el crimen organizado en Ciudad Juárez, Chihuahua, señaló que lo ocurrido en el Hotel Xcaret demuestra que los nuevos narcotraficantes millennials están operando el tráfico de drogas internacional. 
 
“Los hechos confirman que los jóvenes criminales canadienses están estrechamente ligados a los cárteles mexicanos. La forma en que fueron asesinados confirma la imprudencia, ambición, y el no calcular el riesgo de que todo esto puede tener consecuencias mortales”, dijo Nájera quien en 2008 tuvo que pedir refugio en Canadá tras recibir amenazas de muerte. 
 
El especialista en crimen organizado criticó lo que llamó una “doble victimización” por parte de las autoridades judiciales estatales, que están usando una narrativa de “los mataron por ser narcos” para deslindar la responsabilidad del estado. La realidad, dijo, es que hay un problema grave de inseguridad en Quintana Roo, donde hace unos meses hubo otros incidentes.  
 
Después de observar varios videos del ataque del viernes, Nájera dice que “el hecho de que la víctima espere al asesino y lo lleve al comedor implica una relación de confianza, se conocían. Esto fue planeado, fue una ejecución, porque la pausa entre los cinco disparos muestra que no fue un arrebato de momento sino disparos bien dirigidos”.  
 
Edwards y Nájera son los autores del libro “The Wolfpack, Los mafiosos millennials que trajeron el caos y los cárteles al inframundo canadiense”, de reciente lanzamiento y en donde explican cómo el negocio de la cocaína en Canadá es operado por cárteles mexicanos. 
 
En lo que marca el relevo de una generación de narcotraficantes en México y en Canadá, los cárteles mexicanos, apoyados por sus millennials, están prácticamente controlando el mercado canadiense de las drogas, sobre todo de la cocaína.  
 
Ambos periodistas realizaron una amplia investigación de tres años que incluyó acceso a grabaciones y documentos judiciales de la policía, así como entrevistas a criminales y policías, donde se constata la presencia y operación de los cárteles mexicanos.  
 
“Hay registros de que en 2014 Abigael González Valencia, cuñado de Nemesio Oseguera “El Mencho”, líder del CJNG, estuvo en Montreal, lo mismo que Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes del cártel de Sinaloa. Ellos suben con droga y bajan con armas”, detalló Nájera. 

Relevo generacional


Luis Horacio Nájera explicó que este relevo generacional se dio luego de la muerte en 2013 del líder de la mafia siciliana en Canadá (Montreal) Vito Rizzuto. “Con su muerte, todo se transformó y ello permitió la entrada de los cárteles mexicanos”, agregó. 
 
En el libro hablan de crímenes parecidos al del viernes que se han dado no sólo en Nuevo Vallarta y Cancún sino también en Toronto o Vancouver. El canadiense Johnny Raposo involucrado en un cargamento de 200 kilos de cocaína, fue asesinado en 2012 a plena luz del día en un restaurante italiano del centro de Toronto mientras veía un partido de la Eurocopa. 
 
En Canadá operan grupos criminales como Wolfpack, Hells Angels, Red Scorpions y United Nations gang, entre otros. “Aquí operan varias células de narcotraficantes bajo el nombre de Wolfpack (manada de lobos), que tendría una alianza con el cartel de Sinaloa para consumo en Canadá y exportación”, aseguró Nájera. 
 
Los autores de The Wolfpack sostienen que el sistema judicial canadiense no está tan preparado para lidiar con estos grupos criminales. “Muchos criminales que fueron detenidos en su momento por tráfico de drogas, están libres al poder cambiar cárcel por casa amparados en la misma ley canadiense. Algunos de ellos introdujeron cargamentos de dos toneladas de cocaína a Canadá. Hay documentados por lo menos 17 envíos en un año, o sea estamos hablando de una capacidad criminal superior. A lo mejor en Canadá no vemos exhibidas cabezas cortadas pero estos son tan criminales como los mexicanos”, precisó Nájera, cuyo perfil fue incluido en el documental del canadiense James Cullingham “El costo de la libertad”. 
 
Para Edwards, los operativos contra los narcotraficantes están mostrando poca efectividad. “Detener el flujo de drogas simplemente no parece funcionar”. La mejor forma de atajar el narcotráfico, indicó, es dando tratamiento a los consumidores de drogas. “Sin demanda, el narcotráfico se marchita. Un traficante de drogas me dijo una vez que él no es un traficante ya que muchas personas acuden a él en busca de drogas. Lamentablemente, tiene razón. Esa demanda debe abordarse a través del tratamiento y las causas fundamentales”. 
 
La embajada de Canadá en México reiteró hoy que oficiales consulares están en contacto con las autoridades locales para recaudar información sobre el ataque en Playa del Carmen en donde murieron dos canadienses y están proporcionando ayuda consular. Recalcó que las representaciones diplomáticas “no hacen comentarios sobre investigaciones en curso”.