San José.— Al cumplirse hoy un año de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia por el coronavirus, y el Caribe exhiben un abanico de controversiales respuestas sanitarias que ahondaron las profundas diferencias hemisféricas.

Cuando la OMS lanzó su declaratoria por los alarmantes recuentos internacionales de propagación y de gravedad, Argentina tenía tres días de su primer deceso y Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Bolivia, República Dominicana, Panamá y Paraguay apenas sumaban una veintena de enfermos. Haití, Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y Uruguay permanecían con cero casos, al igual que Surinam, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, Belice, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Granada, Jamaica, Trinidad y Tobago, San Vicente y las Granadinas.

Brasil, México y Ecuador ya evidenciaban una rápida transmisión del SARS-CoV-2 (siglas en inglés del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2). Brasil confirmó el 25 de febrero el primer contagiado; México el 28 de ese mes; Ecuador el 29 y la mayoría del resto de países en marzo.

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Un año después del anuncio mundial que confirió rango de amenaza superior a un padecimiento que, de finales de 2019 a inicios de 2020, viajó de Asia a Europa, América, Oceanía y África, el azote incesante del Covid-19 mostró que persiste la reacción sin uniformidad entre los 33 países latinoamericanos y caribeños.

Una de las lecciones de la pandemia ha sido que los sistemas nacionales de salud “deben tener planes de contingencia para futuros eventos pandémicos”, como hay para desastres naturales, afirmó el epidemiólogo costarricense Ronald Evans, de la Unidad de Investigación de la (no estatal) Escuela de Medicina de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica. “Urge priorizar la formación de epidemiólogos, virólogos, vacunólogos, microbiólogos, emergenciólogos e infectólogos capaces en número y calidad para enfrentar cualquier evento pandémico futuro. Las enfermedades infecciosas no han desaparecido”, dijo Evans a EL UNIVERSAL.

“Los niveles hospitalarios, las redes de atención secundaria y terciarias deben contar con los recursos indispensables para una atención inmediata de nuevos patógenos que podrían aparecer de manera repentina”, para garantizar la compra “intempestiva” de vacunas y otros agentes biológicos, sugirió.

Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió ayer que se requiere invertir “en la economía del cuidado” como pieza estratégica de “reactivación con igualdad”.

Ante “las grandes brechas estructurales” y los “insostenibles” costos de la desigualdad, es necesario “reconstruir con igualdad y sostenibilidad” y crear “un verdadero Estado de bienestar”, agregó.

“Se vive un momento de elevada incertidumbre, en el que aún no están delineadas ni la forma ni la velocidad de la salida de la crisis”, puntualizó.

Aunque la rapidez del desarrollo de una serie de vacunas marcó récord, la vacunación avanza con lentitud en la zona, que pasó de tener un millón 558 mil 369 contagiados y 76 mil 556 difuntos para el 13 de junio de 2020, a 22 millones 261 mil 767 víctimas y 703 mil 962 fallecidos ayer, según datos oficiales.

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Chile y Brasil aparecen en los extremos de las dificultades

Chile se consolidó como líder global en aplicar la vacuna contra la afección. En un escalafón mundial de un programa de datos de la (no estatal) Universidad de Oxford, Reino Unido, Chile se convirtió ayer en el país con más rápida inoculación al lograr un promedio de 1.08 dosis diarias por cada 100 habitantes en los últimos siete días y superó a Israel, que alcanzó 1.03.

Un total de 4 millones 176 mil 94 personas han recibido el fármaco en Chile (21% de su población). Los conteos oficiales mostraron que Chile subió de un acumulado de 167 mil 355 pacientes y 3 mil 101 que fenecieron al 13 de junio a ayer con 867 mil 949 contagiados y 21 mil 206 que expiraron.

Brasil, por el contrario, está con focos rojos de alarma creciente, y con apenas 0.17 dosis diarias por cada 100 habitantes. El presidente de esa nación, Jair Bolsonaro, rechazó los ataques de que respondió con negligencia ante lo que, desde un inicio, minimizó como “gripecita” y, empeñado en mantener la actividad económica, ignoró las exhortaciones para adoptar medidas severas de confinamiento.

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“La situación de Brasil es desesperada”, adujo a este diario el sociólogo brasileño Celso Rocha de Barros. “Hoy [ayer] tuvimos más de 2 mil muertos en un solo día por primera vez desde el inicio de la pandemia. Es prácticamente seguro que alcanzaremos 300 mil a finales de mes y los escenarios con 400 mil o 500 mil a finales de año ya no son exagerados”, pronosticó.

“Es el mayor desastre de la administración pública en la historia de Brasil y la muerte más numerosa en un periodo tan corto en nuestra historia”, lamentó. 

Datos oficiales precisaron que Brasil pasó de 828 mil 810 contaminados y 41 mil 828 que perecieron para el 13 de junio a 11 millones 122 mil 429 portadores de la infección y 268 mil 370 que fallecieron al cierre del cómputo de ayer.