Washington.— El cierre parcial en que se encuentra sumido el gobierno de Estados Unidos parece no tener fin, con el diálogo entre las partes en disputa colapsado, al punto que el presidente Donald Trump, al ver que los demócratas siguen negándose a financiar su prometido muro en la frontera con México, se levantó de la mesa y dijo literalmente “adiós”.

Tras el intercambio de discursos monótonos y repetitivos del martes, ayer Trump insistió una vez más en sus amenazas de apelar a la “emergencia nacional” para financiar la barrera fronteriza, algo que cada vez parece más probable que suceda. Por la mañana prometió que llegaría a ese extremo “si no se puede llegar a un acuerdo con esta gente irracional”, en referencia a los demócratas, que se niegan a avalar un presupuesto que incluya fondos para la barrera física.

La administración vivió ayer el día 19 del cierre parcial causado por el desacuerdo sobre el muro, para cuya construcción Trump reclama 5 mil 700 millones de dólares. Los efectos se sienten cada vez con más fuerza, ahora en la seguridad y aeropuertos, además de los 800 mil funcionarios que estaban sin trabajo y sin sueldo.

La reunión de ayer entre Trump y los líderes bipartidistas del Congreso en a Casa Blanca —la tercera en los últimos días— no duró más de 30 minutos. El presidente, visto que no conseguiría avanzar en su deseo de la barrera fronteriza, se levantó de la mesa y se marchó.

“Me fui de la reunión, una pérdida absoluta de tiempo. Les dije que si en 30 días, tras abrir [el gobierno] rápidamente, iban a aprobar seguridad fronteriza que incluyera un muro o barrera de acero. Nancy [Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representantes] dijo NO. Yo dije adiós”, tuiteó. Aludió así a la propuesta demócrata de reabrir el gobierno y dar un plazo de un mes para continuar el debate sobre seguridad fronteriza.

Los demócratas confirmaron lo ocurrido en la reunión. “Vimos un berrinche [de Trump] porque no podía conseguir las cosas a su manera, y por eso se fue de la reunión”, criticó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer. El legislador dijo que preguntó al mandatario por qué no abría el gobierno y dejaba de “herir a la gente”. “Porque entonces no me darás lo que quiero”, habría respondido el presidente.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, quien también estuvo en la reunión, criticó a los demócratas y les advirtió que “no habrá acuerdo sin muro”. En el partido de Trump las deserciones se acumulan. Aunque aseguró que los republicanos están “unidos” en la causa, nada más lejos de la verdad: al menos tres importantes senadores de su partido se están enfrentando a la decisión de mantener cerrado el gobierno.

Los demócratas están dispuestos a pasar al ataque, aplicando nuevas medidas de presión. A partir de hoy está previsto que la Cámara de Representantes, bajo su control, empiece a aprobar pequeñas piezas legislativas que permitirían financiar el gobierno poco a poco, estrategia que mantendrán durante días para tratar de demostrar que el cierre de gobierno es simplemente una decisión de los republicanos y el propio presidente, tozudos en su pataleta de exigir dinero para un muro que cada vez es más utópico que se construya.

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