Señor Director:

La entrevista de Dmitri Kuleba es un ejemplo de propaganda torpe destinada a manipular a la opinión pública y arrastrar a México a aventura geopolítica.

El conflicto de Ucrania fue provocado por las acciones agresivas de la OTAN, que desde 1991 ha realizado cinco oleadas de expansión hacia las fronteras de Rusia, violando la promesa que el secretario de Estado de EU, Baker, hizo en 1990 al presidente soviético Gorbachov de que la OTAN no se movería “ni una pulgada” hacia el Este. Los planes para incorporar a Ucrania a la OTAN llevan décadas gestándose. Ya en 2013 Victoria Nuland dijo que Washington había gastado 5 mil millones de dólares para “apoyar la democracia en Ucrania”, es decir, para formar una élite nacionalista antirrusa controlada por EU.

En 2013-2014, la injerencia de EU en los asuntos internos de Ucrania llegó a un nivel sin precedentes. En 2014, con el apoyo de los países de la OTAN, se organizó un golpe de Estado que llevó al poder a fuerzas neonazis que comenzaron a construir un Estado monoétnico en Ucrania, donde históricamente convivían muchas diferentes nacionalidades y grupos étnicos. Las primeras decisiones de las nuevas autoridades fueron reprimir y restringir los derechos de las minorías étnicas, principalmente de la población rusa y rusoparlante de las regiones orientales de Ucrania, prohibir el idioma ruso y desplegar la infraestructura militar de la OTAN. ¿Por qué Kuleba decidió no hablar de esto?

El régimen de Kiev ha proclamado como su ideología principal la glorificación de los colaboradores de Hitler, ante todo, Stepan Bandera. Su lema “Gloria a Ucrania -a los héroes gloria” no es más que análogo del alemán “Heil Hitler - Sieg Heil”. Los habitantes del sureste del país que no estaban de acuerdo con el golpe de Estado fueron declarados terroristas. Kiev lanzó una operación punitiva contra ellos con uso del ejército. Desde 2014, los nazis ucranianos han bombardeado ciudades pacíficas en Donbás, matando a miles de civiles. ¿Cómo reaccionarían los lectores si un régimen golpista les declarara terroristas y utilizara artillería pesada contra ustedes?

Todavía no se han investigado la masacre perpetrada en la Casa de los Sindicatos de Odesa, donde los nazistas ucranianos quemaron vivas más de 40 personas, y sus otros atrocidades y crímenes militares en Donbás. ¿Es esto una “revolución de la dignida”? No, es un golpe de Estado pardo.

Kiev no ha dejado otra opción a los habitantes de Crimea y Donbás que ir a los referendos y, de conformidad con el principio de autodeterminación de los pueblos consagrado en el artículo 1, párrafo 2, de la Carta de las Naciones Unidas, elegir un futuro seguro para ellos y sus hijos junto con Rusia.

D. Kuleba no ha mencionado los Acuerdos de Minsk, que, según declaran ahora Merkel y Hollande, no fueron más que un truco de Occidente para ganar tiempo con el fin de militarizar aún más Ucrania contra Rusia.

Los pueblos ruso y ucraniano son hermanos, y por esta razón 7 millones de refugiados ucranianos, buscando protección, llegaron a Rusia después de 2014. Pero Kuleba no les va contar nada de eso.

Rusia nunca ha renunciado la búsqueda de una solución pacífica. Para recordar, en abril de 2022 tal acuerdo fue alcanzado por ambas partes en Estambul, los mismos negociadores ucranianos lo confirman, pero por orden desde Londres, Kiev salió de las negociaciones. Además, Zelensky firmó un decreto que prohíbe las negociaciones con Rusia. Este decreto sigue vigente. Por lo tanto, no cabe duda de que la “fórmula de Zelensky” no tiene nada que ver con la búsqueda de la paz, su único objetivo es formar una “alianza” antirrusa e intentar involucrar en la misma a los países del Sur Global. La paz es un baile para dos. Y para que la paz sea duradera es necesario que se tengan en cuenta los intereses de Rusia. Los que piensan que Rusia dejará a millones de rusos étnicos, para que sean reprimidos por los neonazis de Kiev, están equivocados.

Según las declaraciones de los de la OTAN, ellos no quieren la paz, sino asestar a Rusia una derrota estratégica, utilizando para ello sus títeres ucranianos. Vemos que con su entrevista Kuleba intenta involucrar a México en el conflicto.

No es México que tiene que despertar, sino Ucrania para comprender que la amenaza no es Rusia, sino los títeres de Wa- shington sentados en Kiev, que, siguiendo órdenes desde el otro lado del océano, utilizan a su país como ariete antirruso y al pueblo ucraniano como “carne de cañón” en la guerra de Occidente contra Rusia. Si un país olvida su soberanía y se convierte en un dron kamikaze controlado a distancia desde el extranjero, le espera nada bueno. La historia lo ha confirmado repetidamente. Quizá Ucrania debería dejar de reescribir la historia y leerla por fin.

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