San José.— … “y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía”.

La frase apareció el 20 de noviembre de 2019 en Chile y se propagó por América Latina y el Caribe como estribillo de una canción, grito de latinoamericanas y caribeñas para exhibir, denunciar y repudiar la violencia que sufren en una sociedad machista y patriarcal que las agrede —feminicidios, abuso sexual, rezago social, marginación económica— por su forma de vestir, por los lugares que visitan o… por ser mujeres.

Pero el movimiento feminista latinoamericano y caribeño, que siempre denunció toda agresión de género en la zona, en Estados Unidos o en Europa, se tapó su rostro con un velo para evitar protestar por la crisis de discriminación y violencia que sufren las iraníes y que se agravó en 2022. A las iraníes las reprime el régimen islámico por su forma de vestir.

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La iraní Mahsa Amini, de 22 años, murió en Teherán el 16 de septiembre de este año tras ser detenida y maltratada por la “policía moral” de la revolución islámica que gobierna en Irán desde 1979 y que la arrestó al acusarla de violar el rígido código de vestimenta de ese país, porque llevaba mal colocado el velo (hiyab) obligatorio para las mujeres.

La muerte de Mahsa detonó multitudinarias protestas callejeras en Irán contra el régimen iraní, que respondió con una violenta represión que ya dejó más de 200 muertos, provocó una grave crisis en ese país y reactivó la demanda generalizada de libertad y democracia.

En vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se recuerda el viernes, el conflicto de género en Irán emergió en 2022 como uno de los principales ejemplos mundiales sobre las desventajas en que viven ellas, pero el feminismo latinoamericano y caribeño evitó pronunciarse en bloque y de manera contundente acerca de los sucesos en Irán.

“No es un concurso de sufrimientos”, argumentó la socióloga guatemalteca Ana Silvia Monzón, feminista, comunicadora social e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), ente autónomo no gubernamental. “En América Latina, y en unos países más que en otros, la situación es tan agobiante, tanto o más que en Irán. Si nos ponemos en esta disyuntiva, también preguntaríamos: ¿por qué las feministas iraníes no se pronuncian con relación a la situación en América Latina y el Caribe”, planteó Monzón a EL UNIVERSAL.

“Es ubicar que el sistema patriarcal ya no da más, el económico ya no da más y el político tampoco. Las instituciones en casi todos los países no están respondiendo a las necesidades de la población, particularmente de las mujeres y las niñas. Reitero: el caso de Mahsa en Irán es dramático y muy preocupante, pero también es una forma ya de decir basta”, agregó. “Llegamos a un 25 de noviembre con una situación más precaria para las mujeres en el mundo. Un caso extremo es el de Mahsa en Irán, pero así podríamos ver que hay miles en América Latina. ¿Cuántas niñas y mujeres están muriendo en las rutas migratorias? ¿Cuántas mujeres, niñas y adolescentes están desapareciendo?”, aseveró.
La diputada costarricense Rocío Alfaro, del izquierdista partido Frente Amplio (FA), a cargo de asuntos de género e integrante de la Comisión de la Mujer en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, se negó ayer a responder a una pregunta de este diario sobre la controversia en Irán con la vestimenta de las mujeres. “No se va a referir a temas internacionales” ni tampoco “a una situación que se está dando a nivel interno en otro país”, notificó el FA a este periódico.
La duda también fue evadida por feministas de otros países del área.

Feministas de otros países del área evadieron la pregunta.

La cubana Lis Cuesta, esposa del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, apareció ataviada con un velo sobre su cabeza al llegar el 16 de este mes con su esposo en un viaje oficial a Argelia, un país musulmán.

Al referirse a la vestimenta de Cuesta y de las mujeres de la comitiva oficial de la isla en Argelia, la periodista independiente o “no oficialista” cubana María Matienzo, corresponsal en Cuba de Cubanet, medio digital de EU, tuiteó desde La Habana: “Siento vergüenza de ellas, de su poca o ninguna empatía con las mujeres musulmanas que están tratando de librarse del velo y que han sido asesinadas en las calles de Irán”.

“Andar sin velo mientras las mujeres en Irán siguen siendo reprimidas pudiera haber sido un gesto de solidaridad” de las cubanas con las iraníes, añadió.

El régimen comunista cubano, que nunca desaprovechó ninguna oportunidad para denunciar toda forma de violencia a las mujeres en EU y el mundo capitalista, coincidió con Teherán al atribuir los hechos en Irán a una conjura política de Washington y otros gobiernos occidentales para desestabilizar a la revolución iraní. Como proveedor de crudo o aliado político y con EU como enemigo común, Irán es uno de los más importantes socios de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El 16 de este mes, el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, reprodujo informes acerca de que el deceso de Amini, “días después de ser detenida por la policía”, sería consecuencia de un fallo orgánico múltiple “y no por golpe en la cabeza o en órganos vitales”. “Los países occidentales culparon desde el principio a los agentes policiales del incidente, haciendo todo lo posible por manipular la información, en busca de exacerbar a la ciudadanía para que saliera a las calles a protestar contra el sistema” de Irán, dijo. A tres años de que la contagiosa canción Un violador en tu camino o El violador eres tú saltó desde Chile y se infiltró con rapidez al resto de América Latina y el Caribe, el estribillo pegajoso de que la culpa “no era mía” ni dónde estaba y “ni como vestía” habría podido acoplarse en 2022 con los gritos de las mujeres en las calles de Irán.

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