San José.— Nicolás Maduro se convertirá hoy en el presidente de Venezuela sometido al mayor aislamiento internacional de los últimos 60 años. Iniciará su segundo mandato al frente de un país hundido en una fuerte crisis política, socioeconómica e institucional tras el inicio de la revolución bolivariana y chavista, en 1999.

Desconocido como presidente por Estados Unidos, el Parlamento Europeo y 13 países de Latinoamérica y el Caribe miembros del Grupo de Lima, y acusado ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, Maduro, de 56 años, empezará su segundo periodo consecutivo luego de que se reeligió en mayo de 2018 en unos comicios cuestionados por la comunidad internacional. Él llegó al poder en 2013 tras la muerte del entonces presidente Hugo Chávez.

“Venezuela se aproxima al final de un callejón sin salida que ha construido acompañado de algunos magros socios, como Cuba y Bolivia”, alertó el analista político costarricense Pablo Barahona, ex embajador de Costa Rica en la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Venezuela se quedó muy sola, integra un club acuerpado por China, Rusia, Irán, Turquía y Corea del Norte, y escogió el aislamiento internacional a un altísimo precio, no para la jerarquía de gobierno sino para el pueblo”, añadió, en una entrevista con EL UNIVERSAL.

“El camino escogido por los maduristas, ya no chavistas, es el aislamiento, que no les implica dejar el poder sino sostenerse con una rampante corrupción y una autarquía absoluta. El aislamiento internacional les supone un reto mayor pero sin agotarles el poder ni impedir su ejercicio”, afirmó.

Maduro jurará en el Tribunal Supremo de Justicia y no ante la Asamblea Nacional, de mayoría opositora y declarada en desacato en 2016 por el máximo órgano judicial dominado por el oficialismo.

Al rechazar el cuestionamiento del Grupo de Lima, que el viernes aprobó desconocerlo a partir de hoy con el alegato de que se reeligió en comicios antidemocráticos, Maduro minimizó la influencia de ese bloque regional.

Tras bautizarlo como “cártel de Lima” y proclamar que el mundo pluripolar “nos respeta”, sentenció: “El mundo es mucho más grande que el cártel de Lima. Pudiéramos ponerlos a un lado y a la Unión Europea y no pasa nada”.

El diputado opositor y vicepresidente de la Asamblea, Édgar Zambrano, lamentó, consultado por este diario, que en Venezuela “hay una dictadura de nuevo cuño, bajo el ropaje de una elección, que busca configurarse como poder indefinido”.

A la espera del camino que Maduro definirá hoy, la Asamblea Nacional, único poder institucional controlado por la oposición, sesionará el sábado próximo para evaluar la situación, con acuerdos sin fecha de ejecución para impulsar un gobierno de transición.

Al iniciar el pasado fin de semana la legislatura 2019-2020, el diputado opositor y nuevo presidente de la Asamblea, Juan Guaidó, anunció que si Maduro ignora la presión interna y externa y asume hoy la presidencia, la Asamblea reafirmará la “ilegitimidad” y el desconocimiento del gobernante y declarará la usurpación del cargo.

Si Maduro jura un segundo mandato, como se prevé que suceda, la Asamblea aprobó asumir la representación estatal ante la comunidad internacional como único poder legítimo electo por los venezolanos, para defender al pueblo y al Estado, dentro y fuera del país, “mientras dura la usurpación”, y crear un órgano de transición en ruta a un gobierno provisional que restituya el orden constitucional.

Sin embargo, en un país sometido por el oficialismo a un férreo dispositivo de seguridad, Maduro anticipó ayer que estudia adoptar medidas “contra la sedición que se prepara desde la Asamblea”. Su gobierno ha advertido que quienes apoyen la resolución de Grupo de Lima serán considerados traidores a la patria.

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