Sin mucho meditar, Gonzalo Fernández tomó la decisión de registrarse para ser voluntario a la fase 3 de la vacuna contra el Covid-19 que realiza la empresa china CanSino en la , puesto que confía en la ciencia y desea quitarse el temor de contagiar a sus padres. El jueves recibió la dosis en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

“Vengo de una familia de científicos, son químicos, tenemos mucha confianza en la ciencia y no nos da miedo, ya son vacunas que están probadas, lo que se está buscando es que se compruebe su efectividad, pero no que me van a salir cinco brazos o tres ojos”, comentó.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Gonzalo aseguró que decidió sumarse a este estudio para quitarse la incertidumbre y garantizar la seguridad de sus padres por temor a contagiarlos.

“[Lo decidí] por mi salud y la de mi familia, porque es muy fuerte la incertidumbre de que ante cualquier tos o estar agripado pensar que ya te contagiaste, y que iba a contagiar a mi papá y a mi mamá, que me preocupan”.

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Gonzalo tiene 31 años, es habitante de Xochimilco y desde que vio el anuncio de la prueba de la vacuna se interesó. Incluso tuiteó al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, quien le respondió que el proceso iba a tardar.

Posteriormente se enteró del anuncio que hizo la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo. Buscó su cuenta de Twitter, encontró el link, respondió un cuestionario y dos semanas después le dijeron que estaría el protocolo. Le preguntaron datos personales y sus padecimientos, pues quedan descartados las personas que viven con VIH, mujeres embarazadas, con diabetes o tuvieron hepatitis B o C.

A las dos semanas le mandaron un correo de contacto y días después le confirmaron la hora y lugar de la cita.

El jueves, a las 14:00 horas, Gonzalo llegó a las instalaciones de Salud. Tardó cuatro horas para que le aplicaran la vacuna.

En ese lapso pasó tres filtros. Él formó parte de un grupo de 12 personas, el cual fue recibido por una doctora encargada del protocolo, quien les explicó el procedimiento. Luego firmó un formulario y un consentimiento.

Lo volvieron a entrevistar para determinar si era candidato, y tras unos minutos, le dijeron que podía participar en el estudio.

“Me dieron un número y la computadora te asigna si te toca placebo o la vacuna”, relató.

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Antes de recibir la dosis le sacaron sangre para comprobar que no tuviera Covid-19 ni VIH. Esperó media hora para que se descongelara la vacuna. Se la aplicaron y aseguró que le dolió más que la de la influenza.

“Ya después de que te la aplican tienes que esperar a que no tengas efectos secundarios, es poco probable. Nos dijeron que menos de 1% puede tener ronchas o problemas al respirar, pero, por si las dudas, nos mantuvieron media hora, después te evalúan, te revisan la herida y ya te dejan salir”, compartió el joven al abandonar el instituto.

A los 14 días le dijeron que desarrollará anticuerpos y a los 28 tendrá inmunidad. El seguimiento será por un año, le mandarán mensajes y llamarán para ver si no ha tenido Covid.