La zona alta de Tlalpan y las fronteras con el Estado de México y Morelos, está tomada por la delincuencia organizada , al menos así lo sienten los habitantes del sector deque por más de dos horas sostuvieron policías capitalinos contra integrantes de una célula del Cártel de Sinaloa identificada con Los Chapitos , la tarde del martes.

El domicilio donde se registró el enfrentamiento, según constató EL UNIVERSAL en un recorrido, tiene un espacio para jaripeos y rodeos, que a decir de los vecinos, se utilizaba para fiestas los fines de semana.

Las 14 personas ahí detenidas eran discretas, no se metían con nadie, no saludaban ni compraban en las tiendas de abarrotes de la zona y aunque era extraño verlos con “camionetas nuevas", nunca los molestaron.

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En ocasiones comían en las fondas y restaurantes que están a unos cuantos metros del lugar donde se atrincheraban. “Eran muy buenos con la propina”, se limitaron a decir los meseros quienes destacaron también el acento “norteño” que tenían, eso les hizo sospechar pero nunca preguntaron de más.

Detrás de ese lugar, hay un enorme predio resguardado con maya ciclónica y "vigilantes", en donde al menos una vez al mes se hacen "enormes fiestas".

César fue testigo de la balacera: "Me rompieron mi puerta, mi ventana porque decían que de aquí les disparaban, les dije que no, que a lo mejor era del terreno (con maya ciclónica) y para evitar bronca, los deje entrar, si te das cuenta estuvieron todo por aquí, hay pisadas, hasta ayer uno que otro casquillo.

“De verdad estuvo bueno porque duró como dos horas, nunca habíamos vivido algo así, sabemos que hay malandros por aquí, pero de eso a verlos y escucharlos es muy diferente”, dice al tiempo que muestra los destrozos de su pequeño cuarto en el que vive, ubicado a escasos 100 metros de donde fue la refriega.

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El lugar es ideal para ocultarse. El acceso a la carretera libre a Cuernavaca así como a la autopista les facilitaba escapar de cualquier operativo o pasar desapercibidos para las autoridades.

Enfrente -pasando la pequeña carretera federal- hay un sembradío de maíz y hectáreas de nada. “En carro o caminando se pierde uno por ahí hasta el fondo y de ahí te vas a donde quieres”, dice el campesino preocupado por esa situación. “Todo ya está echado a perder, mucha gente mala por aquí”, dice para luego seguir con su trabajo.

Luego del enfrentamiento los vecinos de Topilejo prefieren hacer caso omiso, solo unos cuantos se atreven a hablar, el resto, aceptan ya la presencia de la delincuencia organizada y cuestionan el actuar de las autoridades, pues dicen no es la primera vez que denuncian “situaciones extrañas” en toda la zona.

“Ahora vienen porque fue muy escandaloso, pero los delincuentes están desde hace mucho, no aquí, en todos lados, que se den una vuelta por Parres, allá en Santo Tomás, en el Pico del Águila, están en todos lados”, comentó don Toño, elotero de Santo Tomás, quien pide mayor patrullaje.

Los propios pobladores revelan la ruta que utilizan los delincuentes para escapar, burlar a las autoridades y meter a la Ciudad de México drogas, armas y retirar dinero en efectivo; pues desde el poblado de Tres Marías hasta el Pico del Águila en el Ajusco, se hacen apenas media hora por caminos de terracería.

“Que se den una vuelta por ese camino para que vean como los talamontes ya acabaron con el bosque, ahí están y a todas horas siguen talando, ahí se ve gente armada, aquí no es nada”, afirma el entrevistado.

Ahora toda aquella zona luce repleta de policías y patrullajes coordinados con la Guardia Nacional (GN), todo ese movimiento no llamó la atención a los vecinos pues, dicen, cada que pasa un evento de alto impacto se dejan ver los patrullajes, luego, máximo una semana, todo vuelve a la normalidad y al dominio de la delincuencia organizada.

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