Miles de capitalinos se dieron cita en la alcaldía Iztapalapa para celebrar el tradicional Domingo de Ramos, con el que arranca la Semana Santa. Ni el sol —que durante todo el día cayó a plomo— impidió que se realizará la caminata de Jesucristo; en el trayecto, los habitantes de los ocho barrios colocaron tapetes de flores, preparando todo para el viacrucis del próximo viernes.

Si bien los asistentes fueron bastantes, la mayoría eran adultos había pocos jóvenes y niños, muestra de que, a decir de doña Sofía, “la fe se está perdiendo”.

La mujer de 67 años cuenta cómo poco a poco se ha percatado de que los jóvenes ya no asisten ni siguen la escenificación de la Pasión de Jesucristo, que llegó a su edición número 180.

“Es parte de los problemas que ahora vivimos, mis nietos ya no quieren venir, se la pasan pegados al celular, entonces imagínate, no hay fe, no hay religión ni miedo a nada”, expuso.

Los creyentes se dieron cita desde las 9:00 horas, la verbena y la devoción se apoderó de las calles.

Como cada Domingo de Ramos, el elenco salió de la Casa de los Ensayos para de ahí iniciar el recorrido por las calles de Iztapalapa y dirigirse a la iglesia de La Cuevita.

Esta representación, una de las más importantes de América Latina, arrancó con la entrada triunfal a Jerusalén de Jesús de Nazaret, quien es representado por David Uriel González Martínez, aclamado y triunfante entre la multitud.

Llegó montado en un asno y con seguidores al grito de: “¡Bendito el que viene en nombre del señor!”. También se escenificaron los pasajes bíblicos de la expulsión de los mercaderes del templo y la adúltera.

Entre los fieles, la preocupación es la inseguridad y más de uno confió en que gradualmente “las cosas se compondrán”, recordando entonces que el sacrificio de Jesús no fue en vano.

“Tenemos fe de que las cosas se compongan, todo depende de nosotros”, dijo Magdalena, una de las asistentes, quien con sus vecinos tapizó las calles para que el actor que representa al hijo de Dios caminara sobre pétalos de distintas flores.

El sol no cesaba, por momentos la temperatura alcanzó los 32 grados, eso y el tumulto provocaba que el calor fuera insoportable.

“Si así va a estar en los siguientes días no quiero imaginar la fuerza y el ánimo que debe tener ese joven para cargar la cruz hasta el cerro, Cristo hizo mucho por nosotros”, dijo la señora Claudia, quien fuera de su casa tenía vitroleros con agua de sabores para los visitantes.

Durante el recorrido de Jesús junto a María, personas les acercaban algunos bebés, con el fin de que les dieran la bendición.

Así transcurrió el primer día de la escenificación del viacrucis, que después de tres años se realiza sin ningún tipo de restricción tras la pandemia por Covid-19, y que en toda la semana se esperan 2 millones de visitantes.

La gente vivió un domingo lleno de alegría y pasión por las festividades de Semana Santa; Iztapalapa será el centro de atención durante estos días por la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

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