Toluca, Méx.— Fernanda Alcántara de Jesús, quien trabaja para el servicio de limpia municipal de Toluca, aseguró que debido a la pandemia por Covid-19 tuvo que transformar por completo sus hábitos.

Utiliza tres cubrebocas, se cambia de ropa dos veces durante su jornada laboral, una más antes de entrar a su casa, y nunca olvida el gel antibacterial al salir de su hogar.

La trabajadora, de 48 años, platicó que no ha sido sencillo enfrentar al virus, ya que muchos de sus compañeros se han contagiado e incluso muerto, pues el contacto con papeles sucios, desechos, chicles y saliva que escupen en las calles los expone a la enfermedad.

Mencionó que aunque su labor como barrendera implica el uso de guantes y otros aditamentos de seguridad, desde hace varios meses decidió usar hasta tres cubrebocas como una medida para protegerse del contagio.

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Fernanda vive con su hija de 15 años, por lo que adoptar nuevas medidas de seguridad para no llevar el Covid-19 a su casa se convirtió en una “religión”. Tiene ocho años de antigüedad en su empleo, al cual ingresó cuando fue de visita a la capital mexiquense el expresidente de Estados Unidos Barack Obama. “Mi necesidad es mucha, por eso peleé por este empleo, así que, aun con la pandemia, jamás pensé en dejarlo”, aseguró.

Dijo que le da miedo tener contacto con bolsas de plástico, chicles y cubrebocas que arroja la gente al suelo, pues teme que quizá aquellos que se enfermaron en su área de trabajo no extremaron los cuidados, como lavarse las manos tantas veces como fuera necesario para no llevarse el virus a casa.

“Soy mamá soltera, tengo una hija que depende de mí y por eso me enfoqué en cuidarnos. La dejo en la casa, todo el tiempo se ha resguardado para no exponerse, por eso es que yo adopté nuevos hábitos que me permitieran evitar el peligro de muerte”, aseguró.

Debido a que usa el transporte público, utiliza gel antibacterial todo el tiempo y para subir al camión lleva bolsas de plástico o guantes, además procura no usar el pasamanos, para no exponerse al virus y espera los autobuses que van vacíos. “Embellecer el municipio es una tarea que nos ha costado caro a los barrenderos”, lamentó Fernanda.

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