La semana pasada, con el propósito de presentar sus nuevas añadas, Monte Xanic realizó una serie degustaciones y eventos especiales en distintos puntos de la CDMX. Junto a un pequeño grupo de colegas y líderes de opinión tuve la oportunidad de participar en la cata que dio inicio a la agenda de actividades, integrada por las cuatro etiquetas más icónicas de esta vinícola mexicana.

Foto: especial
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La bodega que evoluciona

Le decía en nuestro encuentro anterior que percibo un salto cualitativo en las últimas añadas de Monte Xanic. Pareciera como si, después de casi cuatro décadas de historia, el proyecto hubiera alcanzado un nuevo punto de madurez productiva, una nueva consolidación a nivel colectivo. No es la primera vez que escucho hablar a Hans Backhoff, su director general, acerca de los pilares que hoy sostienen su producción: “terroir”, “enología” y “talento humano”.

Después de visitar la vinícola hace algunas semanas y probar ahora sus nuevas cosechas lo digo convencido: algo importante está sucediendo en Monte Xanic.

Nos platicaba Hans acerca del constante trabajo de investigación y desarrollo que se realiza, no solo en el Valle de Guadalupe, sino también en San Vicente y Ojos Negros. La identificación y mapeo de suelos se ha convertido en una prioridad absoluta, al igual que el análisis profundo del efecto climatológico en cepas tan particulares como la Sauvignon Blanc de Viña Kristel o la Cabernet Sauvignon del viñedo de Ojos Negros.

Foto: Pixabay
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También se suman, poco a poco, mejores prácticas agrícolas; recientemente la bodega fue certificada por California Certified Organic Farmers CCOF, que abre el camino hacia la producción de vinos orgánicos en las cosechas venideras. Y, por supuesto, el enfoque de enología de precisión aplicada por Óscar Gaona y su equipo… Créame, querido lector, cuando le digo que hay un valor superior en aquellos enólogos que logran mantener la constancia cualitativa en grandísimos volúmenes productivos, año con año, botella a botella.

Cata de etiquetas, cuatro fantásticas

De lo probado, merece especial atención la nueva añada de Sauvignon Blanc Viña Kristel 2022. A mi juicio, el mejor exponente histórico de la cepa en el país. Si bien se trata de una variedad de fácil expresión, con capacidad para ofrecer buenos resultados en múltiples terruños, resulta sorprendente el balance conseguido este año en un vino tan sencillo; frutalidad explosiva, absoluta limpieza, herbacidad justa y bien alineada al varietal, frescura y larguísima persistencia.

Este mismo perfil conforma la base del Gran Ricardo Sauvignon Blanc 2021, nacido a partir de una minuciosa selección de frutos procedentes de vides viejas de la afamadaViña Kristel. Si bien esta etiqueta –que busca posicionarse como la segunda gama alta junto a Gran Ricardo tinto– se somete a la influencia del roble francés nuevo durante su fermentación y crianza, es posible percibir los tonos de cítricos, herbáceos, tropicales y florales que caracterizan a su contraparte fermentado en acero inoxidable.

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De entre los tintos, resulta interesantísimo el perfil de Monte Xanic Cabernet Sauvignon añada 2022. Una importante proporción de frutos procedentes del valle de Ojos Negros dan a la mezcla final a sus característicos tonos azulados, potente perfil de fruta negra madura, gran frescura aromática y acidez vivaz en boca. Un vino que muestra una sorprendente capacidad de guarda, que apenas supera los 600 pesos. ¡Bravo por la bodega y el vino mexicano!

*Carlos Borboa es juez internacional de vino y destilados.


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