Este pariente se presentó presumiendo la receta de la abuela. -Todas las navidades la hago. Dijo, regalando una orgullosa sonrisa. Se trata de un gravy para el pavo . Como ya se acerca navidad, hordas de tías, sobrinas y abuelitas sacan sus recetarios, y se preparan para cocinar. Y esta parienta, una pseudo prima venida a menos, insiste en que el gravy de la abuela es el mejor.

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Entonces le pido la receta , para ver si realmente es tan buena como dice, estalla: —¡qué cosa dices!—. ¡Que la abuela se retuerce en su tumba en este mismo momento! No me queda claro, le digo, —, ¿qué coño tiene de especial la estúpida receta de la abuela?

Pero ella está tan envuelta en su furia que apenas alcanza a balbucear algo como de que esa receta es algo muy íntimo, muy de la familia, algo que por ninguna razón debe compartirse, nunca. El caso es que, al final, alcanzo a probar el dichoso gravy: pal perro.

Una cosa verdaderamente deleznable. Y se lo hago saber. —¡Ah!— exclama, atolondrada. —¡Canalla!, pues claro, como no te pasé la receta, ahora te quieres vengar diciendo que no está buena—. Soy juez de un programa de cocina, cocinero profesional desde hace 20 años y autor de libros de cocina, no tengo ningún interés en desacreditar su receta basada en una rabieta personal: la salsa es una mierda.

Al final descubro que la familia se come esa basura todos los años porque es tradición y porque nadie se atreve a decirle que debería buscar una mejor alternativa o como se lo sugerí, por lo menos corregir la dichosa fórmula. Pero para ella, es más importante el significado de la receta que la receta misma, cosa que me parece impráctica y tonta.

¿Cree usted que las recetas de su putrefacta y momificada abuela son lo mejor que hay en el mundo de la gastronomía ? Échele un ojo a todas las recetas parecidas que hay en Google o en YouTube y verá que todos esos recetarios super secretos y valiosísimas recetas familiares no sirven más que para limpiarse el trasero.

Se lo digo porque a lo largo de los años me han dado a probar cada cosa y pues me da pena decirles la verdad, porque la gente se aferra estultamente a sus recetarios y no hay manera de sacarlos de ese marasmo.

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—Es que güelita lleva 60 años haciendo la misma receta, —comentó en una ocasión un amigo. Contesté, —pues güelita lleva 60 años repitiendo la misma pendejada—. Creo que ya viene siendo tiempo de que la gente se deje de sentimentalismos inertes y actualice sus recetarios. Hay tantas recetas tan buenas en internet; basta con investigar un rato para dar con magníficos sitios que tienen de todo, y gratis. O comprar libros de reconocidos chefs y adaptar sus recetas a los gustos de cada quien. Hágalo y compare con sus recetas y verá qué lejos estaban esas anticuadas e incipientes fórmulas con las cosas que proponen los expertos. Van a cenar mejor y van a dejar que las tías y abuelas se pudran a gusto en el cementerio.

¡Felices fiestas!

*El chef Herrera

es texano de nacimiento y regiomontano por convicción. Es juez de Masterchef , escritor y "caza veganos" en sus ratos libres. Entre sus proyectos gastronómicos se encuentran: La Fonda San Francisco, Paso del Norte y Chef Herrera.

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