Llegó febrero y, con él, uno de los momentos más esperados del año… ¡tamaliza! Sí, hoy vamos a explorar las posibilidades que ofrece la unión tamal + vino.

“Carlos, ¡el tamal se acompaña con atole!”. Lo sé, y créame que disfruto ampliamente la mezcla de un buen champurrado con un par de tamalitos untados chiapanecos. Ay, abuelo, como extraño tu sazón coleto . Sin embargo, también hay que decir que muchos ejemplares en el vasto catálogo tamalero nacional demandan bebidas de igual o mayor complejidad aromática, gustativa y táctil. La respuesta es vino .

De manera ultra genérica podemos decir que los vinos blancos con buen nivel de acidez son perfectos para equilibrar la untuosidad de la masa batida. Fermentados de Chenin Blanc o Chardonnay del Viejo Mundo, con frutalidad plena, untuosidad y frescura, han probado ser excelentes aliados cuando de armonización tamalera se trata. Ojo, las opciones vínicas son tan amplias como recetas, ingredientes, salsas. Para no herir susceptibilidades he decidido apuntar a cuatro regiones del país cuyos envueltos bien pueden dar claridad en torno al tema. Sí, también a vinos producidos en casa.

Empezaré con los tamales costeños , del Golfo de México, envueltos con hoja de plátano y rellenos con pollo o camarón guisado con jitomate. Aquí, la respuesta es Sauvignon Blanc de Baja California; Corona del Valle posee un ejemplar repleto de cítricos, con acidez equilibrada y una dulzura natural que se funde perfectamente con la masa del tamal. Otra buena alternativa es Invisible de Hilo Negro , un blanco con notas de toronja, manzana verde y acentos marinos.

Si digo Istmo de Tehuantepec , inmediatamente vienen a la mente imágenes de tamales de mole negro envueltos en hoja de plátano, ¿o no? Lejos de espumosos con buena estructura y blancos tranquilos corpulentos, que bien funcionan , yo apostaría por un rosado. Cursi de La Lomita y Casa Madero V son recomendables. Ojo, La Casona de Bodegas Encinillas también provoca una experiencia fascinante al fundirse en boca con el mole.

Del Norte de México : tamales dulces, de piña, envueltos en hojas de elote. Nuevamente hay que apuntar a blancos. El Chardonnay Reserva de Casa Madero es La Opción, aunque también vale la pena el varietal homónimo de Château Camou , con notas de frutas tropicales, cítricos y un toquecito de barrica.

Y llegamos al Centro del País … De todas las expresiones locales, posiblemente sea el tamal verde el más solicitado en esquinas de la región. Dos elementos marcan la pauta al armonizar con vino: salsa y proteína animal, el puerco es más graso que el pollo . Yo me decantaría por blancos jóvenes de Chenin Blanc o Chardonnay sin barrica, de esos que también ayudan a pasar un buen taco de lengua con salsa de tomatillo. Tome nota: la guajolota, con tamalito con salsa poco picante, es una chulada con el Bardo Colombard & Chenin Blanc de Diosa Vid . Lo demás debe decírmelo usted.

¡Acompaña tus tamales con vino!
¡Acompaña tus tamales con vino!

—Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.

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