Hoy ha quedado ya claro que el conflicto venezolano no solo se resolverá a partir de lo que ocurra a nivel interno. Como expliqué en mi columna del sábado ( https://bit.ly/2FUHKp1 ) desde hace años, además del soporte de las cúpulas militares y las élites políticas venezolanas, el gobierno de Maduro ha logrado resistir en buena medida gracias al respaldo político, económico y militar de distintos países, tanto latinoamericanos como de fuera de la región. Sin embargo, dado el dramático giro de eventos de la semana pasada, la dimensión internacional del conflicto cobrará mayor relevancia. Cada vez emergen más detalles al respecto del plan de Washington para, además de contribuir a la presión interna sobre Maduro, aislarle diplomáticamente a nivel externo. A EU se han sumado una gran cantidad de gobiernos latinoamericanos y algunos de los más importantes países de Europa, entre otros. En cambio, operando a favor de Maduro en distintos grados y de distintas maneras, encontramos a potencias como Rusia y China, además de otros países como Turquía, esto, de manera adicional a sus tradicionales aliados latinoamericanos. México y Uruguay están adoptando una posición neutral. El fin de semana, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas vivió una muy ríspida sesión en donde los enfrentamientos internacionales en torno a Venezuela se hicieron presentes. Así que podemos afirmar que, más allá de lo que haya ocurrido en el pasado, en este momento no solo las posturas políticas internacionales sino las acciones que los diversos países lleven a cabo para mostrar su apoyo u oposición a Maduro, serán cruciales para pensar en lo que pueda ocurrir en Venezuela. Mi texto de hoy busca aportar tres casos, todos ocurridos desde el 2011 a la fecha, que buscan ayudar a imaginar las distintas direcciones que el conflicto venezolano podría tomar.

Es obvio que ninguno de esos casos es igual a Venezuela, ni siquiera son casos idénticos entre sí. Tampoco son casos de la región latinoamericana. Sin embargo, elijo hablar de ellos por las siguientes razones: (a) Se trata de casos recientes—iniciados en 2011 y que siguen vivos hasta el momento—en los que el conflicto local ha vivido importantes componentes de internacionalización (muy distintos a los de América Latina del siglo pasado); (b) El sistema global en el que estos conflictos ocurren no es “otro”, sino el mismo, por lo que ciertos temas como el enfrentamiento entre las superpotencias debe entenderse a la luz de ese sistema; (c) Cada uno de esos casos inicia con manifestaciones masivas que amenazaron el poder de la cúpula gobernante; (d) En todos esos casos, el papel del ejército ha sido crucial y por tanto, el juego entre las cúpulas militares y los actores internacionales ha terminado por determinar el desenlace. Por último, no abordo exhaustivamente ninguno de ellos, la idea es solo aportar algunos elementos que nos permitan pensar Venezuela a través de ellos.

Caso 1: Egipto

1. 2011: Manifestaciones masivas de cientos de miles de personas exigen la renuncia del presidente Hosni Mubarak, un militar, por cierto, que llevaba varias décadas en el poder.
 

2. Ante el crecimiento de las manifestaciones y el amplio respaldo local e internacional que éstas convocan, y leyendo la peligrosidad de la situación, la cúpula militar termina por retirar su respaldo al dictador Mubarak, lo depone y lo envía a arresto domiciliario, asumiendo el control del país mediante el “Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas”.
 

3. El ejército declara el “triunfo” de la revolución y promete elecciones.
 

4. Las elecciones legislativas finalmente son organizadas unos meses después, pero quien obtiene la mayoría—la Hermandad Musulmana—es percibida por los militares como un rival que amenaza sus intereses y que, por tanto, debe ser contenido. Como resultado y con ayuda del poder judicial (sobreviviente del viejo régimen), los militares declaran inválidas esas elecciones y anulan los poderes del parlamento.
 

5. Aún así, el ejército permite elecciones presidenciales y negocia la preservación de sus privilegios con Morsi, el hermano musulmán que resultó vencedor de las dichas elecciones democráticas.
 

6. Al final, Morsi no se comporta como los militares esperaban, además de que su mandato genera un amplio descontento entre los sectores liberales que inicialmente habían iniciado las protestas contra la dictadura de Mubarak. Lo que sigue como consecuencia es un golpe de estado que recibe un amplio respaldo popular. Morsi es depuesto y apresado. Así nace el gobierno de Sisi, un militar quien, tras procesos electorales muy cuestionados, hoy sigue en el poder (aunque antes de asumir la presidencia, renunció a sus cargos militares). A pesar de algunos cambios, la realidad es que tanto el ejército como las élites del poder, han conservado sus privilegios.
 

7. El tema egipcio generó dos grandes bloques de apoyo entre los países de la región. Por un lado, Morsi y en general a la Hermandad Musulmana, fueron apoyados política y económicamente por Qatar y Turquía.
 

8.En cambio, Sisi fue apoyado por Arabia Saudita y sus aliados del Golfo. De hecho, es imposible entender la supervivencia del actual régimen en El Cairo sin el millonario flujo financiero por parte de estos países hacia el gobierno actual.
 

9. Hoy en día, aquellas marchas del 2011 han quedado en el recuerdo; el poder de Sisi y de la cúpula militar se siente sólido y firme. En cuanto a la rivalidad entre Arabia Saudita y sus aliados vs Qatar y Turquía, esta batalla fue ganada por los primeros. A nivel global, Egipto no representó (como sí ocurre en Siria) un espacio de enfrentamiento entre las dos superpotencias. En este caso particular, a ambos países termina conviniendo la supervivencia de la élite militar.

Caso 2: Siria

1. Al igual que en Egipto, manifestaciones masivas en varias partes del país en 2011 amenazan la subsistencia del presidente Assad. Tras la brutal represión del ejército, unos meses después, estas manifestaciones se transforman en rebelión armada.
 

2. Una vez más, la comunidad internacional se divide en cuanto a sus respaldos. A nivel regional, las potencias sunitas, incluida a Arabia Saudita, Qatar y Turquía (a pesar de sus rivalidades) apoyan a la rebelión, mientras que el líder del chísimo—Irán—así como sus milicias aliadas, apoyan a Assad. A nivel global, Estados Unidos y sus aliados apoyan a la oposición siria en el exilio y a la rebelión armada. “Los días de Assad están contados”, declara Obama. Mientras tanto, Rusia, un aliado tradicional de los Assad, respalda al gobierno sirio diplomáticamente, económicamente, con armamento y eventualmente con bombardeos y tropas. Tal y como ocurrió el pasado fin de semana con Venezuela, las sesiones en el Consejo de Seguridad de la ONU nunca prosperan y solo exhiben el enfrentamiento entre las potencias.
 

3. Entre 2011 y 2012 vemos una enorme desbandada en el ejército sirio. Mandos medios, e incluso altos, deciden sumarse a las fuerzas opositoras. Muchos se alojan en París, que se convierte en la capital de la oposición. Otros toman las armas y dirigen milicias contra Assad.
 

4. Aprovechando el caos, distintos actores transnacionales, incluida Al Qaeda y una de sus ramas, ISIS (que posteriormente abandona Al Qaeda), penetran la guerra complicando la situación.
 

5. En distintos momentos parece que el gobierno de Assad está a punto de caer. Sin embargo, el apoyo brindado por Irán y sus milicias aliadas, y el apoyo del Kremlin, le hacen resistir hasta que entre 2015 y 2016 el conflicto da la vuelta a su favor.
 

6. Hoy en día, Assad ha recuperado la mayor parte del territorio sirio. Los diversos actores internacionales tuvieron que entender que cualquier desenlace en el conflicto, sería determinado por lo que las distintas fuerzas negocien con Rusia, la superpotencia ganadora.

Caso 3: Libia

1.Al igual que en los casos previos, manifestaciones masivas en 2011 ponen en riesgo el gobierno de Gaddafi, quien decide reprimirlas con todo lo que entonces contaba.
 

2.Libia es un país petrolero y, por consiguiente, muchos intereses se encuentran en ese territorio. Se forma una coalición internacional respaldada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a fin de “proteger las vidas de civiles”. En este caso, el entonces presidente ruso, Medvedev decide no oponerse y se abstiene de votar (algo que Putin le reclamaría posteriormente). Esta coalición liderada por Francia, Reino Unido y EU, y asistida por algunos países de la región, ataca durante meses a las fuerzas de Gaddafi quien termina cediendo el poder y huyendo de la capital. Poco después, vimos las imágenes en las que el coronel era linchado por la población.
 

3.Lamentablemente, la guerra no terminó ahí. El armamento del ejército se encontraba a la deriva. Grupos tribales y milicias luchan para proteger cada uno sus intereses. ISIS aprovecha la situación y controla una porción del territorio.


4. Potencias extranjeras, incluidos países árabes, especialmente Egipto, Emiratos Árabes Unidos de un lado y Qatar del otro, países europeos y más adelante la propia Rusia, han manifestado su respaldo a facciones distintas que se disputan el poder, y a cada uno de los dos gobiernos paralelos que han coexistido y chocado. Los enfrentamientos continúan hasta la fecha. Las negociaciones auspiciadas internacionalmente han llegado tarde y no de manera exitosa.

Caso Venezuela con los tres anteriores en mente

Mirando el conjunto de esos elementos, ¿qué factores podrían resultar cruciales para entender el desenlace venezolano?:

1. El ejército. Específicamente, el acomodo de piezas que ya ha iniciado, resultante de algunos sectores que decidan sumarse a la disidencia y respaldar al autoproclamado presidente Guaidó, y otros sectores que decidan mantener su apoyo a Maduro. No podemos descartar la traducción de esos acomodos en enfrentamientos armados. En la medida en que más actores perciban que Maduro ya no garantiza su seguridad e intereses, la oposición militar podría crecer. Pero este factor será inevitablemente mediado por la cuestión internacional y en un escenario pesimista, podría detonar espirales violentas muy difíciles de detener.
 

2. El enfrentamiento diplomático entre los dos bloques que se han ido formando. Esto tenderá a crecer en los días y semanas que siguen y puede ser crucial para generar percepciones y cadenas de apoyos. Mientras que distintos actores—a nivel interno y también a nivel externo—perciban que los respaldos a Maduro se disipan, en esa medida tenderán a sumarse al bloque que perciban como “ganador”. En cambio, si otros países consiguen demostrar que Maduro sigue firme gracias a su soporte, el mandatario podría mantener fuerza suficiente que le permita sobrevivir más tiempo.
 

Los casos internacionales no representan temas a partir de los cuales es posible evaluar la cuestión venezolana en sí misma, pero sí representan casos de análisis reciente para imaginar el comportamiento tanto de actores locales como de actores regionales y globales ante diversos escenarios. Echarles una mirada, me parece, no hace daño en estos días. Seguiremos pendientes del tema.

3. El enfrentamiento geopolítico: Venezuela como ring entre actores globales. En esta cuestión, será fundamental entender hasta donde deciden llegar China, y sobre todo Rusia en el monto de apoyo que ofrecen al mandatario venezolano. Hasta ahora, por ejemplo, el Kremlin parece estar dispuesto a lo que sea necesario con tal de garantizar la supervivencia de Maduro. Pero Venezuela no es Siria y la óptica de Putin podría cambiar. Si Rusia opta por bajar los decibeles, ello facilitaría un desenlace negociado que, sin embargo, no dejaría a Maduro en una posición de absoluta debilidad. Sin embargo, si desde la visión de Moscú, Venezuela representa un área de oportunidad para incrementar su órbita de influencia en el hemisferio occidental, y, por tanto, esta situación se transforma en una pieza mayor de su enfrentamiento geopolítico con Washington, todo indica que Venezuela podría tener un potencial conflictivo bastante prolongado.

Twitter: @maurimm

Google News

Noticias según tus intereses