Yo me uní en la colonia Roma sin pensarlo visitando la oficina de mi amiga en Álvaro Obregón 73... adelante vi lo que estaba pasando y no me quede sin hacer nada. De inmediato me quité los tacones, me puse tenis y en lo que pude ayudé.
Fue terrible ver los bloques encima de todo, muebles, personas etc. Es como ver una película que no se cree lo que está pasando, pero en esos momentos no piensas más que en ayudar.
Llevé de una tiendita agua y les regalaba a quien estaba cerca. Sólo lloraba de la impotencia de no poder retirar más bloques.
Nos coordinamos y toda la gente retiraba tierra sólo con las manos y no ves otra cosa sólo manos que ayudan, todos en silencio.
Toda la gente lloramos y hasta la fecha no se me quitan las ganas de llorar. Sólo pido a Dios por la construcción de habitaciones para las personas que lo han perdido todo en el sismo.
Todavía quiero cooperar para llevar ropa, calzado y accesorios de mujer a la tienda donde no se paga nada, para que las personas que lo necesitan acudan para llevar lo que les sea útil.
Es una gran labor de quien prestó el local. Lo hago con gusto por mis compatriotas.