Oaxaca.— Un “Estado de impunidad que alcanza a las mujeres y a sus familias”, así es como Soledad Jarquín Edgar, periodista oaxaqueña y quien asumió desde hace varios años la misión de darles voz a las víctimas, pero contando sus historias desde la perspectiva de género, define la realidad en el país y en la entidad.

Ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2006, Jarquín Edgar se ha dedicado a escribir sobre las mujeres que han alzado la voz para exigir justicia, muchas de ellas que siguen sin conseguirla.

Desde el 2 de junio de 2018, Soledad abraza su propia causa, pues en víspera del proceso electoral de ese año, su hija, la fotoperiodista María del Sol Cruz Jarquín, fue asesinada en un atentado junto con la candidata a concejal de Juchitán, Pamela Terán, así como el trabajador Adelfo Guerra.

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Desde entonces, para Soledad y su familia la vida es una lucha constante por alcanzar la justicia, pues a más de dos años el proceso no tiene avances, razón que la llevó el pasado 24 de noviembre a asistir a la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, para pedirle que el caso de Sol, la más pequeña de sus hijas, sea atraído por la Fiscalía General de la República (FGR).

En entrevista con , reflexiona por qué las víctimas tienen que recurrir al Jefe del Ejecutivo federal directamente en su búsqueda de justicia. Para ella, la clave de tanta impunidad radica en la autonomía de que gozan las fiscalías.

¿Cuál cree que es el principal obstáculo para erradicar o combatir la violencia contra las mujeres?

—La reiterada violencia contra las mujeres es la muestra de que vivimos en un Estado de impunidad. La repetición de este hecho, que lastima el cuerpo y el alma, tiene un origen en las omisiones de quienes supuestamente investigan y que siempre lo hacen mal, porque en su patrón cultural lo han normalizado.

La desigualdad en la que hemos sido educados hombres y mujeres, les hace pensar, sin cuestionamiento alguno, que ellos son superiores a ellas. De ahí que a las instituciones encabezadas por hombres patriarcales les dé lo mismo.

Así que, en tanto no cambie el modelo burocrático de investigación e impartición de justicia, ninguna política pública tendrá resultados. Detener el feminicidio y la violencia contra la mujer pasa por la idea de una sociedad de iguales, menos no.

¿Cómo viven la búsqueda de justicia las mujeres víctimas de violencia en Oaxaca?

—Es terrible. Yo me entero de los casos desde hace mucho a través de mi labor periodística. Te puedo mencionar casos emblemáticos, hay muchos.

Hace unos días entrevisté a la madre de una víctima de violación por parte de su padrastro, en su búsqueda de justicia desde hace cuatro años.

Hay casos que exhiben las deficiencias de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, porque los jueces tiran las pruebas en perjuicio de las víctimas. Pruebas que hace la propia fiscalía y que demuestra sus fallas.

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El Estado le apunta a que la gente deje de denunciar o desista después de un tiempo de seguimiento, al ver que no se resuelve nada.

Si te pones a pensar, cuántos feminicidios han ocurrido, en este año van 101, y cuántos llegan a una sentencia.

En México, la impunidad en casos de violencia de género es de 95%.

¿Qué sucede con los organismos de derechos humanos que tendrían que respaldar a las víctimas?

—En Oaxaca debería funcionar la Comisión de Atención a Víctimas, pero hasta hoy no se ha terminado de integrar, a pesar de que hasta se anunció una terna. Tampoco hay el presupuesto que se necesita.

Hay muchísimas mujeres que se hicieron cargo de huérfanos de feminicidio, pero en los estados donde el organismo sí existe, los apoyos llegan seis meses tarde. Las instancias no son operativas y eso influye en la salud y bienestar de los niños, víctimas colaterales que quedan sin medios suficientes para sobrevivir.

¿Qué motiva a las madres y familias de las víctimas a acudir a exigir justicia ante el Presidente de México?

—En marzo pasado, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio lanzó la campaña Nos van a ver juntas, que conformamos 15 mamás de víctimas de feminicidio de distintos estados y que buscamos justicia, además de dos sobrevivientes.

Se escribió una carta llamada Alto al feminicidio, la cual fue dirigida al Presidente, pero conversamos y decidimos que la única forma de hacérsela llegar era acudiendo a su conferencia.

Estuve ahí con mi carta desde las 5:00 horas, en Palacio Nacional. La carta me la entregó la directora de change.org, que llegó a esa hora para darme el folder y una constancia de 18 mil firmas en una usb, más un folleto en el que le decían al Presidente cómo podía contestarnos.

Le pedí que me escuchara, le di los pormenores del documento y me seguí con lo de María del Sol, pero fue fortuito, gracias a mis credenciales de periodista.

Desde ese día se estableció una mesa de trabajo en coordinación con representantes de organizaciones, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), y un representante de la Secretaría de Gobernación.

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Lo que queremos es que la FGR atraiga el caso, es la petición más importante. Además, se está revisando hasta dónde ha avanzado en manos de la Fiscalía de Oaxaca. Hay cuatro carpetas de investigación abiertas.

Estamos pidiendo que se reconozca el asesinato de María del Sol y Pamela como feminicidio, que se realice la investigación con perspectiva de género.

Uno de los logros es que la audiencia intermedia que se había pospuesto desde el pasado 25 de febrero está programada para este 14 de diciembre.

A raíz de mi visita, también en la Legislatura local, la diputada Magali Domínguez pidió al pleno que el fiscal explique el caso de María del Sol y su comparecencia se programó para el próximo 16 de diciembre.

Finalmente, las cosas están avanzando. Mi presencia en la [conferencia] mañanera puso, no sólo mi caso, sino el de muchas personas que en México están buscando justicia, en los ojos del país y del mundo.

¿Cuál es la situación actual en el caso de María del Sol?

—Parece que ahora sí tocamos la puerta correcta. No es que yo le esté poniendo toda la esperanza al gobierno federal, pero parece que algo se abrió y parece que de inmediato algo camina.

Olga Sánchez Cordero y la Conavim tienen muy claro que, en casos de feminicidio y violencia contra la mujer, influye mucho la autonomía de las fiscalías.