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Cancún.— A un mes de que policías de esta ciudad detonaron armas de fuego para disuadir una protesta contra la violencia feminicida, no hay detenidos, los agentes dicen no recordar quién les dio la orden de disparar y tampoco han sido identificados quienes lo hicieron, denunciaron dos de los tres heridos de bala.
Cecilia Solís y Roberto Becerril, reporteros lesionados durante la represión del 9 de noviembre, ofrecieron una conferencia en la que acusaron irregularidades en las investigaciones del caso y advirtieron que la agresión podría quedar impune.
Frente al palacio municipal, donde ambos fueron heridos, relataron que la escena no fue resguardada por las autoridades, los policías que participaron en la represión armada recogieron los casquillos para borrar evidencias y los peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) nunca acudieron al sitio para ubicar rastros o huellas de dónde quedaron los impactos de bala.
Solís y Becerril interpusieron una denuncia ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión (Feadle) y aseguraron que a esta dependencia le han sido negadas evidencias como videos, fotos o testimoniales para realizar sus investigaciones.
“Ahí es donde se ve el dolo y donde se ve que no tienen ganas de que esto se esclarezca y [que prefieren] que esto ya se quede así”, lamentó Solís.
La reportera indicó que en el expediente de la Fiscalía General del Estado aparecen ocho víctimas; en la recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHQROO) son 13 y en la Feadle, dos.
Acompañados por un abogado, los comunicadores aseguraron que tuvieron que contratar al litigante porque la defensora pública de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) del estado se desentendió del caso y la dependencia los ha abandonado.
Solís y Becerril refirieron que aquella noche pudieron percatarse de que, antes de que la policía municipal comenzara a disparar, estaban apuntándoles con luces de láser a quienes estaban en la Plaza de la Reforma.
“Les puedo asegurar que antes de que iniciaran los balazos yo sí vi que nos estaban apuntando con luces de láser o rayo láser a las personas que estábamos afuera; de hecho, una de esas luces yo la traía en el pecho.
“Había una intención, yo creo que sí; ¿que fue un operativo fallido? Se me hace muy extraño porque se supone que la gente que está al frente del ayuntamiento son personas preparadas”, expresó Solís.
Especializada en la cobertura de nota roja desde hace 23 años, la reportera subrayó que los policías no pudieron haber actuado por cuenta propia, por lo que alguien debió dar la orden de dispersar la manifestación.
En contraste con los testimoniales de la Guardia Nacional que figuran en el expediente y detallan el número de elementos desplegados, sus nombres, sus rangos, el tipo de arma que portaban esa noche, cuántos cartuchos traían consigo, si salieron positivos en la prueba de rodizonato, la policía municipal o estatal omite ese tipo de información.
Sobre su condición médica, los reporteros indicaron que están aún con las heridas abiertas, pues la bala entró llevándose parte del músculo, arterias y grasa, explicó Solís, quien debe guardar reposo dos o tres semanas más.
Roberto Becerril detalló que la herida debe cerrar de dentro hacia fuera, lo que lo mantiene en su casa, alternando sus actividades con mucha dificultad, “porque además hay que lidiar con las secuelas emocionales y sicológicas” declaró el comunicador.