Irapuato.— Sacerdotes y feligreses clamaron paz ante la ola de violencia y criminalidad que padece Guanajuato y que el jueves pasado ensangrentó al atrio de la Parroquia de Las Criptas, cuando sujetos armados atacaron a una familia que asistió a misa.

En una celebración religiosa, el obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, señaló que nadie se puede quedar callado ni indiferente ante la situación de violencia que existe.

El prelado participó ayer en la apertura del templo Las Criptas, que el jueves por la mañana fue cerrado por el Ministerio Público luego del asesinato de un hombre de 70 años y de su nieto de 14.

En la misa del “desagravio”, el obispo manifestó que es momento de confiar en que el amor de Dios es mayor que la fuerza del mal.

“Más allá de injusticias, más allá de violencia, está el amor de Dios que nos une (...) más allá de mal está el amor de Cristo”, expresó.

Díaz Díaz alentó a los fieles, que acudieron a la celebración vestidos de blanco a ser instrumento de paz en tiempos de violencia.

Dijo que se tendrán que mirar las familias y las instituciones y sembrar amor, para lejos de buscar venganzas, odios o desquites, construir una civilización de amor, de respeto, paz, justicia, “no de impunidad, no de corrupción”.

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