Juchitán.— El arranque de las operaciones del Tren Transístmico, una de las obras insignia de este gobierno y que fue anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para abril de 2021, tendrá un retraso de entre ocho y nueve meses a causa del Covid-19, y por los condicionamientos de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).

Así lo reconoció en entrevista José Sánchez Pérez, director General del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), empresa encargada de los trabajos.

La obra es considerada la columna vertebral del Corredor Interoceánico y su finalidad es transportar carga industrial en contenedores o a granel entre los puertos de Coatzacoalcos, Veracruz, y Salina Cruz, Oaxaca.

Sin embargo, explicó Sánchez Pérez, también existen otros factores que han detenido los trabajos de modernización de la línea ferroviaria de 200 kilómetros, como los reclamos sociales que han presentado algunas comunidades originarias del Istmo de Tehuantepec y las observaciones hechas a la MIA por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Aunque la cabeza de la empresa de participación estatal mayoritaria asegura que los primeros obstáculos —los reclamos sociales— no están en el ámbito del FIT, dice que, junto con los pendientes ambientales, “se están atendiendo oportunamente”.

La modernización de la red ferroviaria del Tren Transístmico tiene un presupuesto de 3 mil 500 millones de pesos.

Retrasos y más problemas

Las vías férreas que van de Medias Aguas a Salina Cruz se encuentran divididas en cinco tramos de unos 40 kilómetros cada uno. Sin embargo, hasta el momento, algunos de esos segmentos muestran pocos progresos, como los que van de las comunidades de Ubero a Mogoñé y de Mogoñé a La Mata, que están a cargo de las empresas La Peninsular Compañía Constructora y Ferro Maz, respectivamente.

Además, Sánchez Pérez reconoció que también son obstáculos las invasiones al derecho de vía, que mínimamente debía ser respetado a partir de los 15 metros de lado a lado a partir del centro de durmientes.

Por el momento, confirmó, el FIT está realizando un censo en toda la ruta del tren y, hasta ahora, se ha detectado una zona muy compleja que se ubica en el fraccionamiento habitacional La Noria, “donde no sólo hay viviendas, sino hasta oficinas de los gobiernos estatal y federal a un metro de las vías del tren. Son como 100 viviendas ahí”, mencionó.

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