Tula.— Cientos de damnificados por las debido al desbordamiento del río permanecen en los cuatro albergues habilitados por el gobierno municipal y en refugios instalados por asociaciones civiles y las diferentes iglesias.

Yesenia Pérez Pérez, oriunda de estay madre de cuatro hijos, se encuentra resguardada en el albergue de la capilla de Lourdes y lamenta haber perdido su vivienda, pero se dice afortunada de que ella y su familia estén con vida.

“Fui la última en salir a las cuatro de la mañana por la azotea. Es triste ver que se te pierdan tus cosas, pero estamos vivos. Le digo a mis hijos: ahora sí que hay que estar juntos”, señala con resignación.

Yesenia es costurera y sus hijos dejaron la escuela para trabajar, pero ahora todos se quedaron sin techo: “Me arrepiento de haberme cambiado de casa, pero dicen que el destino es el que manda y tal vez este era nuestro destino, como una sacudida para tomar mejores decisiones”, afirma Yesenia.

La madre de familia agradece a la iglesia por haber habilitado un albergue en la capilla de Lourdes, junto a la zona arqueológica, donde les brindan tres alimentos a día, techo y cobijo, además de ropa, porque prácticamente se salieron de su casa con lo que traían puesto.

Sus tres hijos, de entre 16 y 19 años de edad, ya no van a la escuela porque desde pequeños aprendieron a trabajar para ayudar con los gastos de la familia. Ella laboraba en su casa confeccionando prendas de vestir, pero el agua se llevó todo.

A sus hijos no les han quitado el trabajo, pese a la trágica situación que vive la economía de Tula: “Los patrones de mis hijos me dicen: ‘¿Qué quiere que le demos? y contesto: ‘No les quiten el trabajo nada más’. Yo me dedico a la costura, mi máquina se echó a perder en el agua; me quedé sin trabajo. Entonces, no queda otra que echarle ganas; no hay más”, dice angustiada.

Pocos damnificados en el refugio

En el albergue de la capilla de Lourdes ofrecen a los damnificados alimentos y bebidas como atole, tortas, sándwiches, galletas, jugos, agua y café.

El martes por la noche había más de 40 personas que solicitaron el ingreso a ese lugar, pero para el pasado viernes la cifra era de sólo 17.

Según personal del DIF municipal que realiza recorridos en los albergues, está disminución no se debe a que ya existan las condiciones para que la gente regrese a sus domicilios, sino al temor de que sean víctimas de robos en sus domicilios.

De acuerdo con las autoridades, la mayoría de los 30 mil damnificados en Tula se mudaron temporalmente a casas de familiares o amigos, sin saber cuándo o cómo podrán regresar a sus hogares y si algún día se podrán reponer.

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