Nos dicen que donde no para la bola de nieve es en Hidalgo, ya que esta semana apareció un video en el que se evidencia una fiesta encabezada por el titular de Cultura, José Olaf Hernández, y al menos seis de sus colaboradores. De acuerdo con las imágenes, nos detallan, la convivencia con bebidas alcohólicas se dio al interior de las oficinas de la Secretaría de Cultura, donde incluso una de las asistentes se subió a un escritorio a cantar, lo que le salió caro a don José, pues tras bailar al ritmo de Oye, Pablo en plena pandemia, sin cubrebocas ni sana distancia, activistas y ciudadanos desde diversas trincheras han pedido su renuncia. Sin embargo, nos apuntan, a pesar de las fotos y videos que lo incriminan, don Olaf no ha salido a decir “esta fiesta es mía” y apuesta a que se calmen las aguas... En tanto, la indignación crece y crece.

Piden mandar asaltos a la lona

Nos cuentan que muy mal parado quedó el alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Carlos Morales Vázquez, luego de que usó sus redes sociales para presumir que regresó a entrenar box, al tiempo que invitó a sus gobernados a “mantenerse” en óptimas condiciones de “salud física y mental” en esta pandemia. El tema, nos explican, es que de inmediato la ciudadanía y sus detractores reaccionaron y le pidieron que, entre su complicada agenda deportista, haga tiempo para atender los constantes asaltos a mano armada que no paran en Tuxtla, lo mismo para transeúntes que para cuentahabientes… sobre todo si busca reelegirse para un segundo mandato. ¡Auch!

Elecciones ponen en la mira trabajo y soberbia

Algo está ocurriendo en Sinaloa, nos dicen, de cara a las elecciones de unos meses, pues mientras la alianza que encabeza el PRI —con Mario Zamora Gastélum al frente— trae un ritmo vertiginoso por todo el estado, en Morena se han encendido los focos rojos, puesto que su abanderado, don Rubén Rocha Moya, está pagando el costo de quedarse dormido en sus laureles y su aceptación está cayendo sin freno, al grado de que ya se habla de que puede haber cambio de candidato si las preferencias siguen en pique. Así las cosas, nos indican; mientras unos tejen fino, otros prefieren el cómodo colchón de la soberbia.

Pesan las cuentas pendientes

Todo parece indicar, nos afirman, que la opacidad define la gestión de Mónica Rangel como exsecretaria de Salud de San Luis Potosí, o al menos eso reveló la Auditoría Superior de la Federación al observar anomalías por 596.1 millones de pesos, de los cuales, la hoy candidata de Morena al gobierno de ese estado sólo ha justificado 20%; por lo que aún está pendiente por aclarar el destino de 471.9 millones. Aunque estas irregularidades fueron detectadas por la ASF, luego de revisar los ejercicios 2017, 2018 y 2019, nos indican que aún hay más tela de donde cortar, pues el peor año de todos fue 2019, ya que en éste ni siquiera existe el reporte de aclaraciones de ninguna de las tres auditorías aplicadas por la autoridad fiscalizadora. ¡Qué tal!