Puebla.— En los últimos 102 años las fiestas guadalupanas se han visto involucradas en dos pandemias. En 1918, la influenza española amenazó la celebración religiosa, que finalmente se llevó a cabo, refieren los diarios de la época. En esta ocasión; sin embargo, cientos de miles de peregrinos debieron resignarse a no viajar a la , que estará cerrada desde hoy y hasta el domingo 13 de diciembre.

Don Juan Vázquez es uno de los miles de peregrinos que este año se quedará en casa. Él vive en Amozoc, Puebla, y asegura que, de haber estado abierto el santuario, habría ido hasta la Ciudad de México, como ha hecho los últimos 12 años, sin importar el Covid-19.

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Él forma parte de una peregrinación ciclista que se hace todos los años en aquella región poblana. Refiere que son unos 100 participantes los que en ocasiones anteriores comenzaban su recorrido a la capital todos los 12 de diciembre a las 4:00 o 5:00 de la mañana.

Al lado de la bicicleta que lo hubiera llevado hasta los pies de la Virgen, Don Juan comenta que este año sustituirán el viaje sólo con una misa en señal de agradecimiento. Menciona que está triste de saber que no hará el viaje, pero no es necesario, pues se le nota en el tono de voz, y comenta que, si hay compañeros interesados, podrían hacer la peregrinación al templo una vez que éste reabra sus puertas.

La situación no es distinta para Óscar Pérez, quien también es originario de Puebla, pero de la capital. El joven, de 32 años, comenzó a peregrinar a los 15 años, siguiendo el ejemplo de su padre, quien realizaba un viaje de tres días a pie hasta la Basílica de Guadalupe.

Refiere que la manda comenzaba el 8 de diciembre para llegar el día 11. Aunque les ofrecían ayuda en el camino, la tarea era llegar por su cuenta, sólo con un par de paradas para descansar.

Desde hace seis años que su padre, José Regino Pérez, no lo acompaña, pero dice que en el camino se hacen amigos.

“No poder ir [a la Villa] significa no haber completado algo que tenía que hacer y no estaré tranquilo hasta que llegue el otro año”, comenta Óscar, quien señaló que verá alguna misa en línea en honor a la Virgen y rezará el rosario para festejar.

Para el padre Francisco Javier Martínez Castillo, vocero de la Arquidiócesis de Puebla, las medidas por las que han optado don Juan y Óscar son correctas, pues refiere que ahora es la Virgen la que visitará a los peregrinos y no al revés.

Sin embargo, refirió que en la entidad poblana los templos no van a cerrar “por la necesidad de Dios que tienen las personas”.

La otra pandemia

El cierre de la Basílica de Guadalupe en este 2020 es inédito, pues en 1918, durante la pandemia de la influenza española, la gente sí pudo viajar a la Ciudad de México el día de la Virgen.

El 10 de octubre de 1918, EL UNIVERSAL publicó en su primera plana que el virus había adquirido “características más que alarmantes” y que se tomaban las primeras medidas en el norte del país para tratar de parar su propagación.

Pero para el día 27 el virus ya estaba en la capital del país y uno de los lugares más golpeados fue el municipio de Guadalupe Hidalgo, donde se encontraba la Basílica, por lo que —para evitar contagios— se decidió el cierre del templo, aunque la medida sólo duró hasta el día 29, cuando se ordenó la reapertura.

De acuerdo con las crónicas periodísticas de ese momento, el virus viajó de norte a sur en el país en espacio de cuatro meses. Para el 12 de diciembre se anunciaba que los contagios eran pocos en el centro del país y la atención se enfocaba en Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán.

El 13 de diciembre, esta casa editorial señalaba que un día antes había asistido a la antigua Basílica de Guadalupe más gente que en años anteriores.

En su crónica El Pueblo, resaltaba “la alegría de los peregrinos”, la misma de los que hoy, 100 años después, desean volver a celebrar a la Guadalupana.