Ciudad Juárez.— La madrugada del 18 de enero de 2020, Isabel Cabanillas de La Torre fue en el cruce de las calles Inocente Ochoa y Francisco I. Madero, en la zona centro de Ciudad Juárez. A más de dos años del homicidio, la justicia no ha llegado, puesto que no hay detenidos ni avances en la investigación de su caso.

A Isabel le sobreviven su hijo de cuatro años, sus amigas y compañeras de lucha, pues era activista, y su madre, Reyna de la Torre, de 46 años, quien hoy cuenta su historia.

Al momento de ser asesinada, Isabel tenía 26 años y se dedicaba a pintar obras de arte en ropa; durante su último año de vida, había logrado plasmar su talento en por lo menos 400 playeras, cuenta su madre.

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La joven pertenecía al colectivo Hijas de su Maquilera Madre y, además de pintar textiles, era muralista. Al día de hoy, no se ha podido esclarecer quién la mató ni por qué.

“Era un ser de luz. Mi hija era una persona que no se metía con nadie; tenía muchas amistades, de las cuales me di cuenta cuando ella falleció, porque son personas que no me han dejado.

“Las Hijas de su Maquilera siempre están al pendiente de mí”, expresa Reyna con la voz entrecortada.

Una muerte “sin explicación”

El día de su asesinato, Isabel salió de un bar en la frontera para dirigirse a su casa, ya que al día siguiente tenía una reunión de trabajo, pues uno de sus planes era llevar su arte hasta Bélgica.

“La muchacha con la que tenía la reunión fue la que puso sobre aviso al colectivo y de ahí es donde se desprende la búsqueda”, recuerda Reyna.

No tuvieron que buscar por mucho tiempo; ese mismo 18 de enero, por la tarde, su madre recibió la confirmación de que su hija estaba en la morgue.

Hasta hoy, en su lucha por justicia para Isabel, Reyna cuenta que sólo ha tenido el acompañamiento de colectivos feministas en Ciudad Juárez.

“Realmente las autoridades no tienen nada [de información sobre el caso].

“Primero la investigaron [para saber] si vendía o consumía drogas; mi hija no tenía nada que ver con eso. Han pasado dos años y no hay una línea de investigación en sí. Lo que me dicen es que es una muerte que no tiene explicación”.

A los inexistentes avances, se suma que el caso de Isabel oficialmente no ha sido declarado feminicidio y, por ende, investigado como tal, lo que aumenta el dolor de sus seres queridos.

“Voy cada 15 días o cada mes a revisión del caso, es una impotencia que te digan ‘no tenemos nada’. Uno va con la esperanza de que te digan ‘ya tenemos algo, algún indicio’, imagínense cómo salgo de ahí”.

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Sin justicia para ellas

Su caminar por las fiscalías y los espacios de protesta le han hecho saber a Reyna que hay casos similares al de Isabel, pero que incluso tienen 10 o 15 años y que apenas fueron resueltos en Ciudad Juárez: “En esos tenían un indicio, aquí no tienen nada.

“¿Qué me están queriendo decir? ¿Que no se va a resolver? Muchas veces no hay empatía por parte de los ministerios públicos, entonces es un conjunto de todo, de dolor y coraje”.

Al recordar a su hija como una joven dulce, dedicada a su trabajo y a cumplir su sueño de llegar hasta Bélgica, Reyna explica que ha preguntado e investigado si existía algún problema o amenaza en contra de Isabel; sin embargo, no se ha identificado por parte de la autoridad.

“Mi hija tenía el plan de irse a Bélgica a promover su arte y le truncaron la vida; lo peor del caso es que no sabemos ni porqué”, remata Reyna.

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