Cancún.- Las obras del continúan, pese a la suspensión definitiva que lo impide desde enero de este año, pasando por alto el reciente emplazamiento hecho al gobierno federal por el Juzgado Primero de Distrito, radicado en Mérida, Yucatán, para acatar el mandato judicial o de lo contrario, enfrentar consecuencias penales.

Los trabajos se desarrollan específicamente en la zona del trazo que se encuentra dentro del sistema de cavernas y ríos subterráneos de Aktun T’uyul, en donde la perforación del suelo kárstico persiste para el hincado de pilotes, incluso ya oxidados, lo que conlleva la contaminación del recurso hídrico.

El representante en Quintana Roo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Aarón Siller, reiteró que lo anterior constituye un desacato a la suspensión definitiva que fue concedida a ciudadanos que promovieron una demanda de amparo, por lo cual el Juzgado Primero de Distrito debe actuar de oficio, dando vista al Ministerio Público, ante la inminente comisión de un delito.

“Lo que debe suceder es que el juez debe dar vista al Ministerio Público federal, para que éste proceda ante el desacato. El juez debería actuar de oficio, al ser un hecho notorio que las obras continúan”, afirmó en entrevista con .

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El incidente de suspensión definitiva emana de la sentencia de un Tribunal y fue dictada desde diciembre del 2023 y notificada en enero, pese a que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) se dijo enterado hasta el siete de febrero.

Además, la semana pasada, el juez Adrián Fernando Novelo, dictó un acuerdo en el que advierte al Fonatur o autoridades responsable de las obras en el Tramo 5 Sur, que va de Playa del Carmen a Tulum, que la suspensión definitiva está vigente y deben acatarla, conforme al artículo 26 de la Ley de Amparo.

La fracción III de ese artículo establece que, al servidor público que no obedezca un auto de suspensión debidamente notificado “se le impondrá pena de tres a nueve años de prisión, multa de 50 a 500 días, destitución, inhabilitación de tres a nueve años para desempeñar otro cargo, empleo o comisión públicos”.

Por separado, la defensa legal de las y los demandantes dijo a este diario que el martes pasado ofreció pruebas al juez, para acreditar que la suspensión definitiva se ha pasado por alto y coincidió en que Novelo Pérez está obligado a dar vista al Ministerio Público ante la evidencia.

Concreto derramado, olor a diésel y oxidación de pilotes

En la zona se mantiene el traslado de pilotes, la perforación de las cuevas, el movimiento de empleados y maquinaria pesada.

“Aquí hay muchísimos trabajos y son completamente ilegales. Están trabajando fuertemente. Están perforando, están metiendo tubos; aquí estamos dentro de la cueva Aktun T’uyul.

“No hay ningún acatamiento. Nunca hubo tal. Están trabajando. Están perforando. Hemos visto y escuchado perforaciones a esta cueva, en diferentes lugares hemos presenciado derrames de aceites; hay camionetas andando por todos lados”, describió el guía de turistas Elías Siebenborn, entrevistado por separado.

Siebenborn lleva dos años, junto con otros activistas, entre espeleólogos, biólogos y naturalistas, documentando los avances del megaproyecto en la zona; esto incluye, desde la devastación de la selva, sin contar con permisos de cambio de uso de suelo en terrenos forestales o sin autorización de impacto ambiental –previa al inicio de las obras– pasando por la perforación para el hincado de un promedio de 15 mil pilotes.

“Hay unos cálculos de 15 a 17 mil perforaciones en el Tramo 5, sobre todo entre Playa del Carmen y Tulum”, dijo, al señalar que esa estimación es resultado de la propia numeración que llevan las constructoras y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para marcar las filas en dónde van las pilas, ya sea en donde se construye el denominado “puente atirantado”, sino donde se edifica el terraplén.

Del verano de 2023 –cuando recorrió parte de este sistema y de sus cavernas– a la fecha, Elías ha observado cambios en el ecosistema, señalando que el impacto más visible es en donde se ha perforado el suelo kárstico, que es el techo de las cavernas, para el hincado de los pilotes.

Foto: Cortesía de Elías Siebenborn
Foto: Cortesía de Elías Siebenborn

Destacó que, con motivo de las obras, existe un fuerte olor a diésel dentro de las cavernas, ha habido colapsos –no naturales– de formaciones rocosas, derivado de la acción de perforadoras y taladros, así como derrames de concreto.

Incluso, resalta que como evidencia de ello están las huellas de las pisadas de fauna silvestre, dentro del material, pero ya no se ve la misma cantidad de peces dentro del agua subterránea.

“Arriba también está irreconocible porque ya no hay cubierta forestal; antes se caminaba, te podías perder caminando 100 metros y encontrándote con vestigios mayas que ya no existen, obviamente porque tiene que ir el tren encima. Otros (vestigios) están siendo restaurados, hay muchísimos trabajos, hay arqueólogos”, señaló.

El pasado nueve de marzo, las imágenes del biólogo Roberto Rojo, con las manos llenas de óxido y aceite o grasa después de tocar uno de los pilotes, circularon profusamente en redes sociales, alertando sobre el aumento de impactos ambientales, no evaluados, producto de las obras del Tren Maya.

“Si dices que hay un recubrimiento especial para no dañar el medio ambiente, me gustaría que me explicaras, Andrés Manuel, cuáles son los componentes de este recubrimiento para no dañar el medio ambiente.

“Porque además tus máquinas están trabajando ilegalmente, con la suspensión de un juez y esto, está contaminando el agua que tomamos, el agua que toman los animales, el agua que llega a las plantas: lo peor es que va a llegar al arrecife de coral y lo va a matar”, expresó, mostrando una de sus manos, manchadas de aceite o grasa.



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afcl/cr

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