Uno de los grandes retos del país para este 2022 vuelve a ser la migración.
A lo largo de 2021 quedó claro que la contención, al menos como la ha manejado hasta ahora el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, no funciona, así que el reto deberá ser la regularización de decenas de miles de extranjeros que están en el país y que el Instituto Nacional de Migración (INM) ha repartido entre 10 estados: Puebla, Estado de México, Guanajuato, Colima, Jalisco, Guerrero, Nayarit, Veracruz, Morelos e Hidalgo.
Una vez solucionada su situación migratoria, el siguiente desafío será crear oportunidades para integrarlos a la vida laborar, pero, a la vez, evitar que grupos de la delincuencia organizada aprovechen la situación para ingresarlos a sus filas.
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En la frontera norte, con albergues saturados y sin recursos, se prevé que la situación se agrave con la reactivación del programa Quédate en México, que obliga a los migrantes solicitantes de asilo en Estados Unidos a permanecer en territorio nacional mientras se llevan a cabo sus trámites.
En la frontera sur, particularmente en Chiapas, los retos para el gobierno federal son muchos. Primero, conseguir un ingreso ordenado de migrantes. Comprometerse a combatir la corrupción en el interior del propio INM, que permita de manera efectiva llevar a cabo una atención y regularización de los extranjeros, y aplicar una política migratoria que respete los derechos humanos.
El más grande de todos: combatir las redes de tráfico de personas. Con la creación del Grupo de Acción Inmediata, en el que participan México, Estados Unidos y Centroamérica, se esperarían los primeros pasos en el año que inicia.
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