Torreón.— El pasado 14 de enero, Divany Joselin, de 12 años, se levantó y le recordó a su abuelo, José Inés Esparza, que al día siguiente se cumplirían 10 años de la de su padre, José Inés Esparza Garnica.

“Cumple año otra vez y no lo tengo aquí, abuelito. Ya quisiera que llegara. Lo necesito”, le dijo su nieta a don José Inés.

El señor Esparza espera que su hijo regrese con vida porque no quiere que Divany Joselin se quede sola algún día. Cada año, asegura, hay una silla vacía en el hogar. Lo que más quiere don José Inés es paz y tranquilidad, misma que le arrebataron hace una década.

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“Si regresa en huesitos, pues ya sabemos dónde llorarle. Pero siento que está vivo”, platica el padre con esperanza.

El 15 de enero de 2012, cinco jóvenes originarios de Gómez Palacio, Durango, entre ellos José Inés Sánchez, regresaban del municipio de San Pedro, Coahuila, a donde habían ido a trabajar en perifoneo y entrega de volantes de Telcel. José Inés, de 19 años, era el supervisor.

En algún momento se comunicó con su jefe para informarle que una camioneta con hombres armados los estaba parando. Desde entonces, las cinco familias desconocen el paradero de sus hijos. Salvo José, todos iban vestidos como arlequines y regresaban a bordo de una combi de Telcel. Por eso se le conoce en Coahuila como el caso de los arlequines desaparecidos.

"Cumple un año otra vez y no tengo aquí a mi papá, abuelito"
"Cumple un año otra vez y no tengo aquí a mi papá, abuelito"

A una década de la desaparición, el señor José Inés exige que las autoridades den respuestas. “Que no se estén haciendo patos, dándole vueltas. Pasa un año y seguimos dando vuelta y mareándonos. Que se pongan las pilas, aunque creo que esas pilas ya no funcionaron”, critica el padre.

En 10 años de búsqueda, José Inés cuenta que ha pasado por todo tipo de obstáculos: lo han extorsionado, le han dicho que han visto a su hijo en Monterrey y ha viajado a buscarlo, sin suerte. En Tamaulipas dicen que lo secuestraron y aseguran que intentaron matarlo. En la cárcel de Piedras Negras, un interno le aseguró que conocía a su hijo y le aconsejó que lo buscara en la cárcel de Durango. Pero hasta el momento no ha podido entrar a dicho penal.

La pandemia, recalca, ha sido lo mejor que les ha pasado a las autoridades. “Puras hipótesis, pero nada de avances. Hay pendientes declaraciones de personas relacionadas, esperemos salga algo bueno. En la Fiscalía General de la República (FGR) han avanzado, aquí en Coahuila me dicen que no tienen gasolina para moverse”, reclama el señor José Inés.

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Sin embargo, tras 10 años de búsqueda asegura que su hijo va a volver. Siente coraje por la inacción de la autoridad, y más coraje porque dice que como no tienen dinero, no pueden hacer que se mueva nada.

Don José Inés relata que su hijo tenía toda una vida por delante, que se dedicaba a trabajar y hacía todo por su hija. Lo último que quería hacer era festejar los tres años de su hija.

“Destruyen toda una familia. Al llevarse a una persona se llevan a toda una familia. Nos arrebataron a nuestro hijo”, reclama José Inés.

Hace un año, José Inés y padres de otros jóvenes desaparecidos en el mismo evento, se manifestaron en la Plaza Mayor de Torreón. Este año no pudieron porque algunas madres están enfermas, pero José Inés afirma que seguirá en la búsqueda, no sólo por su hijo, sino por los demás jóvenes que desaparecieron con él.

La desaparición de José Inés y los arlequines en San Pedro se dio en el periodo de más violencia y desapariciones en la entidad. En el año 2010 se registraron 521 denuncias; en 2011, 543 y en 2012, año en que ocurrió el hecho, fueron 359 reportes según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO)

En Coahuila, hay 3 mil 492 personas desaparecidas, según el RNPDNO; la mayoría de ellas (812 casos), desaparecieron en Torreón. De los municipios de la región Laguna de Coahuila, San Pedro, donde desaparecieron José Inés y sus compañeros, es el segundo con más desapariciones, con 87 personas.

“Mi hijo y los muchachos eran de trabajo. Trabajaban para su familia. Mi hijo trabajaba para su niña, nunca le faltó nada, y tanta miseria de autoridades que no han querido trabajar. No han hecho lo que es su trabajo”, acusa el padre.

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