está convencida de que su historia de vida no podría ser plasmada en una bioserie: “las series biográficas que gustan son las que tienen escándalos”, dice. Pero muy seguramente se equivoca.

¿O acaso ver cómo se dejó guiar por el mismísimo no sería fascinante? ¿Y qué decir sobre lo que provocó en China, donde decenas de personas trasnochaban para verla vestida de gitana en el filme Yesenia?

En YouTube, decenas de fanáticos rusos comentan esta película hoy en día, traducida a su idioma. Destacan la actuación de su protagonista y cómo este filme de 1971 los sigue llevando hasta el llanto.

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La actriz que la estelarizó tiene hoy 85 años. Abre las puertas de su casa para conversar con sobre este recorrido, que incluye más de 100 películas y telenovelas, y en el que ha tenido que reinventarse como profesional, esposa, madre y mujer.

Cuéntenos alguna anécdota que recuerde de El ángel exterminador de Luis Buñuel.

Pues el libreto era muy difícil. Cuando lo lees, dices: “ay, ¿cómo? No entiendo”. Yo empezaba, así que fui con Ofelia Guilmáin —un maravilloso ser, chistosa, agradable, buena actriz—, y le dije: “Me da mucha vergüenza, pero es que no entiendo esto”. Y ella me respondió: “ay, yo tampoco, hombre. Tú déjate guiar por Luis y olvídate del resto. Despreocúpate”. Ella era así de maravillosa.

¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar con Luis Buñuel?

Él no hacía castings, veía fotos. Y alguien llevó mi foto, bendita ella, nunca supe quién, y Buñuel dijo: “ella para este papel”.

Era alguien muy comprometido y eso pedía. En la filmación, nos citaba todos los días, diariamente había llamados aunque no entráramos, porque quería causar esa especie de claustrofobia dentro de la casa. Estábamos en un foro negro y yo sí soy claustrofóbica, así que me ponía nerviosita.

La película se hizo más o menos en un mes y medio: diario nos maquillábamos, nos vestíamos y nos sentábamos a esperar. Fue un papel chiquito pero ahí estuve. Estar en una película de Luis Buñuel para mí ya es como si me hubieran dado 20 Óscares.

Además, junto a Silvia Pinal a quien usted admiraba...

Claro, yo la veía en las películas: quería ser Silvia Pinal, quería ser Tongolele, quería ser Libertad Lamarque, ser como Marga López.... las admiraba tanto. Pensaba: “yo algún día voy a estar ahí”. Y terminé trabajando con ellas.

¿Cómo fueron sus inicios?

Empecé muy chica, como a los 17 años. Tocando puertitas, yendo a Televisa, de extra. Alguien me vio y me puso en algún papelito pequeño. Así fui escalando poco a poquito hasta llegar a Ernesto Alonso, a quien le debo mi carrera junto con Luis de Llano Palmer.

Estaba yo haciendo un teleteatro equis y me dijeron que quería verme. Me temblaron las piernitas, dije: “Ernesto Alonso, ¡qué barbaridad!”. Ya había hecho telenovelas mañaneras y modelaba para una marca de jabón.

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¿Fue difícil ser mamá (de Chantal) con esa fama?

Pues para mí no. Siempre he tenido los pies en la tierra y así busqué llevar mi carrera. Aunque ahora que la pienso que me faltaron muchísimas cosas, que debí promocionarme más. Nunca tuve un publicista, ni representante que me dijera: "vamos a hacer publicidad", eso me faltó. Con Yesenia, por ejemplo, que tuvo un éxito sorprendente en China y en Rusia.

¿Vio ese éxito de cerca?

Sí, un día Yolanda Vargas Dulché (creadora de Yesenia) me habló y me dijo: “oye, aquí, no sabes lo que es en China”. Había una plaza con tres cines y la gente dormía en el piso para entrar a ver la película. Y bueno, cuando estuve allá, ¿qué te puedo decir? Me llevaron a todas partes. ¡Qué maravilla! Yo no fui por la película, iba con mi esposo. (José María Fernández Unsaín, entonces líder de la Sociedad de Autores). Y entonces, conocí a quien doblaba mi voz, en Shanghái. Era un recibimiento en cada lugar, que ahora que lo recuerdo... te dan hasta ganas de llorar.

¿Qué opina de lo que implica ser mujer en este medio?

Es lastimoso. Mira, tanto aquí como en Estados Unidos, ya ves que reclaman, ellas dicen “¿por qué a ellos les pagan más que a nosotros si tenemos el mismo nivel? Y sí, nunca he sabido por qué el hombre suele ganar más. Eso se me hace horrible e inmoral.

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¿Cree que algún día alcancemos la igualdad?

No, en eso no. Y en muchas cosas tampoco. Mira cómo está el país. Hay unos edificios por todo Santa Fe y junto a ellos casitas de láminas. ¿Cómo puede ser eso?

¿Cómo quiere ser recordada?

Puedo decirte que me puedo morir mañana y espero que me recuerden bien. Que pongan muchas películas, telenovelas, mías.

¿Y una serie biográfica?

No, no, mira, las que gustan, son por los escándalos, eso es lo que le interesa a la gente. Pocos querrán ver una carrera que me costó muchos años de trabajo para llegar y sostenerme hasta hoy. Porque hasta en pandemia seguí trabajando y lo seguiré haciendo.

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