Eran casi las ocho. La gente hacía fila para entrar al Teatro Insurgentes pero tras bambalinas el ritmo era otro: mientras los actores eran maquillados con precisión casi quirúrgica dentro de los camerinos, afuera de ellos el staff iba y venía a paso rápido y Anahí Allué , la directora, tocaba de camerino en camerino para desear lo mejor a los actores en esa gran noche: el estreno de "Sugar", el musical.

Una de las puertas, pintada de rosa por fuera y con el nombre de Cassandra Sánchez-Navarro , se abrió para que la actriz, previo a subir a escena con el nombre de Sugar, dijera su experiencia con este primer protagónico, en su incursión en el teatro musical.

Estaba sentada frente al espejo, con el micrófono adherido a la frente y checando los detalles de su maquillaje. Atrás, colgados sobre la pared, los once diferentes vestuarios llenos de brillos y plumas que usaría en cada momento de la vida de esa joven cantante que viaja con una compañía solo de mujeres, buscando el amor, pero fracasando todo el tiempo.

“Siento como si estuviera brillando en cada célula de mi ser, como si la sangre dentro de mi cuerpo estuviera hirviendo, como si mis ancestros estuvieran conmigo, se siente muy bonito tener a mis familiares conmigo acá en el teatro”, dijo la actriz.

Desde su silla, bajó un momento la mirada al recordar a sus abuelos Manolo y Fela Fábregas , esos ancestros que de muchas formas han motivado a la actriz en su carrera y que le transmitieron la responsabilidad que ahora lleva con orgullo.

“Me preguntan mucho en entrevistas que si me pesa el apellido y me gusta responder que no, que es la responsabilidad de ser la más puntual y hacer mi trabajo. También me da miedo, por ejemplo, yo quería el papel de Sugar y cuando me lo dieron me quedé (petrificada), preguntándome ¿y si lo hago mal?, me tuve que regresar a pensar que yo empecé a hacer esto porque amo el arte, me enamoré y me entregué a este arte y se siente hermoso que ahora pueda tener mi propia historia”.

“Sugar” para llevar

Lista para seguir la preparación y subir al escenario, Cassandra contó que en esa pequeña burbuja (en la que se alistará todas las noches de esta temporada) está todo lo que necesita su personaje e incluso hay varios frascos con dulces para que los que la visiten “se lleven un poco de Sugar”. También había flores con notas de felicitación. Ella, mientras tanto, contó lo que ocurre allí dentro previo a la actuación.

“(Antes de salir al escenario) afinan mi ukulele porque como actriz empecé a aprender el instrumento y cuando lo vieron los directores lo metieron en la obra, tiene que estar listo para salir a escena. Siempre me hidrato las cuerdas vocales calentando y con un nebulizador, checo todos mis props (accesorios), y que todas las cosas que voy a usar estén y que funcionen, ¡sería horrible entrar a escena, abrir la maleta y sorprenderte porque no está lo que vas a ocupar!, eso es algo que aprendido con experiencia”, agregó.

Arath, del humor al amor

En otro camerino, Arath de la Torre se ponía en la piel de Joe, ese músico sin trabajo que recorre las calles de Chicago buscando una oportunidad laboral junto a su amigo Jerry ( Ariel Miramontes ), dos hombres a los que la necesidad y el estar en peligro de muerte los hace disfrazarse de mujeres para unirse a un grupo de baile y jazz solo de chicas.

El actor, recibiendo los últimos retoques de maquillaje en el rostro confesó que habían tenido tantas entrevistas previas a la función de esa noche, que ni había hecho sus estiramientos, pero aseguró que tres meses de entrenamiento físico y vocal los mantenían listos.

“Estoy contento de empezar el trabajo, de que ya esté la gente allí, es una sensación increíble, esta musiquita que tenemos de fondo en el camerino que ya invoca a la época, todo es increíble, el teatro de verdad que es un privilegio”, dijo a El Universal.

El teatro, agregó, no lo ha tocado tanto como la televisión, pero cuando lo hace es con proyectos muy importantes.

“Este es el sueño de cualquier actor”, añadió sobre "Sugar".

Aunque su personaje tiene mucho de humor, le encanta que también tiene un deseo genuino de proteger y amar a Sugar, más allá de todo.

“El miedo más grande a veces de la comedia es que te puedes dispersar tanto que no te enfocas en la historia, y hay una que contar, una historia de amor qué contar. Cuando yo hago una acción y la gente reacciona como lo hace, quiere decir que todo se construyó bien. Es allí donde yo me conmuevo porque si bien he estado enfocado en la parte de la comedia, en la parte dramática, en la acción dramática de la seducción ha sido muy ligera pero se da bonito y ligero, como se tiene que dar”, finalizó.

Las risas durante la obra

Ariel Miramontes

prefirió no dar entrevistas, puesto que el tiempo era ya muy poco para subir a escena. El público tomó sus lugares mientras que en el escenario lucía un un enorme y luminoso letrero que rezaba “Sugar”.

Se dio tercera llamada y el elenco sorprendió con una tremenda coordinación a la hora de bailar, también con la fuerza vocal y el humor que se mantuvo de principio a fin en la obra, al igual que la escenografía que hacía a ese teatro convertirse en las calles de Chicago, luego en un estacionamiento de mala muerte, en un tren a todo vapor, un yate, un hotel lujoso, una noche estrellada bajo la playa o un club nocturno en Miami.

Sugar (Cassandra) conmovió con su voz y su historia de desamor, al considerarse ella misma como “una mujer tonta” por no elegir bien a sus parejas (puros bajistas que la dejaban en el peor momento y que se llevaban su dinero).

Joe (Arath) y Jerry (Ariel) hicieron una excelente mancuerna, primero como esos músicos desempleados que sin querer se vuelven testigos de una masacre y luego, como Fina y Dafne, las dos mujeres en las que se tienen que transformar para escapar de los matones que no quieren testigos.

Quién iba a pensar que cada uno de ellos encontraría el amor bajo ese disfraz con el que ambos cambian completamente. Mientras que uno encuentra el amor en Sugar, el otro en el lugar menos pensado.

Ariel sorprende bailando tango

El público aplaudió y se carcajeó con la evolución del personaje de Dafne (Ariel), pues si bien tenía la delicadeza y los gestos de una mujer (obviamente un poco exagerados en el teatro), mantuvo una fuerte dosis de humor todo el tiempo y a cada tanto se hacía presente la masculinidad del personaje, misma que se va transformando con el avance de la obra, en donde deja muy claro que "es una mujer muy bonita".

Uno de los momentos que más impactó y gustó a la audiencia es cuando Dafne baila tango con un viejito millonario bajo las estrellas.

Al terminar, el público se puso de pie y los despidió con un gran aplauso al trabajo, al baile y a las risas que esa noche se concentraron sobre el escenario con “Sugar”, el musical basado en el filme “Some like it hot” , estrenado en Broadway en los setenta.

La obra se presentará de jueves a domingo en el Teatro de los Insurgentes de la Ciudad de México.

rad

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