" ” es una personaje que nació en 1991, como una forma de salvar unas fechas en lo que era el porque no había espectáculo disponible, pero 30 años después se ha convertido para el actor en libertad creativa y económica, que le ayuda a no depender de una industria que, asegura, no reconoció su trabajo y talento como actor.

“La verdad, no pensé que durara tanto, estaba renuente a seguir haciéndolo, pero mi visión del trabajo haciendo cine, televisión, incluso teatro, estaba muy desencantada, porque yo estaba muy irritado con el medio, ya se me quitó porque me alejé por completo; así que lo que le dio un impulso fue que me ofrecían los espacios, así que le invertí aunque pudiera ser por poco tiempo”.

Darío recuerda que el nacimiento de “La Roña” se dio una semana después de que María Félix estuviera en el programa “La movida”, en el que logró dos meses de funciones agotadas y a partir de ahí comenzó a trabajar con el personaje tanto en teatros como en televisión. Aunque pensó que su éxito había sido una casualidad; al ver la aceptación que tenía con el público, se dio cuenta que ella sería algo recurrente en su carrera, porque cada vez más los papeles que le ofrecían no le llegaban a convencer del todo.

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“Esa es quizás una parte dolorosa que debiera reconocer, pero yo soy responsable de eso, soy extremadamente independiente, muy rebelde, muy contestatario, con una dignidad indigna de un actor, porque nosotros tenemos que aguantar los regaños, los gritos y yo no puedo, yo no puedo con el maltrato gratuito, yo reacciono igual y me pongo al nivel del jefe o director. A los actores nos exponen mucho, nos hacen trabajar con pistolas, nos hacen bucear, meternos en lugares insólitos, no está compensado con la consideración”.

Aunque nunca tuvo la oportunidad de interpretar a “La Roña” frente a María Félix, Darío T. Pie comenta que varios de los amigos de la diva iban a verlo y le daban a ella los pormenores de sus shows, incluso supo que “La Doña” odiaba un chiste sobre la edad que él hacía.

Cuando llevó a “La Roña” a la televisión, en el programa nocturno “Mucho gusto”, él y Pilar Boliver idearon sketches de la “La Roña” y la Vero, los cuales se transmitieron durante cuatro meses, pero al parecer a María Félix no le pareció este proyecto, porque llamó a Televisa para quejarse y ellos recibieron un mensaje donde les indicaron que esos personajes se acababan, pero cuando terminó el programa no había con qué sustituirlo y decidieron repetirlo, es decir, una vez más salieron al aire esas parodias que tanto le molestaron a la Félix.

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Darío terminó con la televisora de San Ángel cuando descubrió que intentaron apropiarse del concepto de un programa que se llamaba “La Roña se pega”, que en 2003 se transmitía por el Canal 4, y que le pedían cediera sus personajes y nombres, pero él ya lo tenía registrado ante la Sogem (Sociedad General de Escritores de México) y posteriormente registró La Roña como marca, protegiendo de esta manera todo lo que tuviera que ver con ella.

La influencia de una diva

Darío se dice contento con la forma como está llevando su carrera, pero no descarta volver a trabajar en algún programa, obra o película, pero definitivamente las telenovelas no son algo que le gustaría volver hacer, porque en lugar de innovar, considera, se están repitiendo viejas fórmulas.

“Yo sé cómo se hacen esas producciones y la verdad es muy triste trabajar en ellas, prefiero disfrazarme de ‘La Roña’ y divertirme un poco. No me considero una estrella pero interpreto a una, es una forma de sublimar un sueño”.

La magia que tiene este personaje, asegura el actor, le ha abierto las puertas de lugares como el Teatro de la Ciudad, donde llega por invitación y no por convocatoria, porque así es “La Roña”, fascina a todos y los conquista, incluso hacen concesiones con ella.

“Como ‘La Roña’ me traen como en carriola, me llevan, me suben, entró a los lugares sin tapabocas y sin identificación, porque no me puedo poner una máscara con ese maquillaje lo arruinaría, son las influencias de ella; pero cuando voy como Darío sí me piden mi gafete y todo normal, no disfruto de los privilegios de ella”.

Cuando le preguntan si haría otro personaje, T. Pie les contesta que no cambiaría un Bentley por un carro económico.

“Porque me ha permitido independencia, sobre todo del pensamiento, de ‘esto es lo que me gusta decir y soy perfectamente criticable’”.

De vuelta al gran escenario

Darío T. Pie llevará a “La Roña” al Teatro de la Ciudad este 2 de diciembre con el espectáculo “¡Hasta el fondo!” en el que este personaje es una especie de fantasma que facilita trasladarse a otras épocas y que al hacerlo en un monólogo se permite decir las cosas como son, con cierto desparpajo, recordando los grandes chismes, secretos y aventuras que, extraídos desde el fondo de los sepulcros sociales, harán pensar y reír.

“Recientemente en mi vida personal he visto en profundidad muchísimas cosas, yo creo que a todos nos pasó, porque al no poder ir hacia afuera vas hacia dentro y empieza otro camino, un descubrimiento que estaba postergado y hay cosas en las que yo sí ya toqué fondo”.

Con este show, Darío se dio a la tarea de elegir cuidadosamente qué temas abordar y decidió irse a las cuatro columnas de la civilización, que son la religión, la ciencia, la economía y la política; entonces lo que hará en este show es una reflexión profunda de cada uno de estos puntos, pero con el humor negro y desparpajo de “La Roña”.

“La gente tendrá una perspectiva con pequeñas animaciones, de en dónde estamos situados, del porqué nos damos tanta importancia. Hugo Argüelles, que tuve la fortuna de ser su alumno, nos dio la clave de lo que era el cine, ‘el cine es una legión de fantasmas’, porque son fotografías, son transparencias en movimiento, entonces ‘La Roña’ al ser una estrella de cine, es un fantasma y así edita su discurso y su persona, es un proceso intelectual que usa el clown”.

Expresión sin límites

Darío T. Pie asegura que nunca le ha acarreado problemas la forma en que “La Roña” dice las cosas, los temas que aborda y lo loca que puede llegar a ser por su temperamento, ni por lo que él dice a través de ella.

“Yo me atrevo a decirlo, pero el teatro es como un filtro, los medios audiovisuales le avientan a la gente las cosas, se las ponen enfrente, pero el teatro es más de correspondencia, de vibración con el artista y con lo que hace o dice, entonces hace un pequeño embudo que atrae a lo que es semejante y eso hace que las cosas funcionen mejor para transmitir la información, “La Roña” tiene una elocuencia muy divertida, porque es desde su perspectiva, desde el privilegio a ultranza, es gente que no puede perder porque ya ganó”.

Soberbia, altiva, burlona, sofisticada, escandalosamente bella y siempre con una opinión que no deja a nadie indiferente, súper mimada y además adorada por sus compañeros, es como el también escritor ha definido a este personaje que ya es todo un ícono dentro del cabaret.

“La Roña es un personaje escandaloso, pero al mismo tiempo llevadero porque es muy coqueto, hasta condescendiente porque es muy vanidosa, pero cuando es atacado en su posición se defiende como una fiera, más allá de mi voluntad, es mi enojo y el suyo, cuando yo me molesto soy muy contenido, ella se va a las patadas, nunca le he pegado a nadie pero sí me pongo violento cuando se pasan de la raya”.

Una de las cosas que Darío no le permite a “La Roña” es envejecer, siempre será esa María que es altiva y joven que aparece en sus películas, porque es una farsa de esta diva del cine nacional, explica.

“Yo nunca la imité bien al 100%, lo que yo hacía era burlarme de sus gestos, de su comportamiento y de su voz un tanto tipluda (voz que escalda y percute los oídos), así funciona para mucho más, porque entonces puede ser más mala, canija, chismosa, más todo y como pertenece a la élite puede venir a decir quién, cómo y por qué”.