Antes de “Frankenstein”, hubo una historia que redefinió la forma en que Guillermo del Toro entendía al monstruo y al amor: “La forma del agua”. La película que en 2018 le dio su primer Oscar sigue siendo una de las piezas más representativas de su trabajo cinematográfico.

Ambientada en plena Guerra Fría, la historia sigue a Elisa, una mujer muda que trabaja limpiando un laboratorio del gobierno. Todo parece rutinario hasta que descubre que en uno de los tanques en cautiverio hay una criatura mitad hombre, mitad pez, con la que establece un lazo tan profundo como monstruoso.

Lo que empieza como curiosidad se convierte en una historia de amor prohibido, una fábula oscura que mezcla erotismo, ternura y terror con la naturalidad con la que solo Del Toro puede hacerlo.

Inspirada en los clásicos del cine fantástico, “La forma del agua” toma inspiración del monstruo de la laguna negra, pero lo transforma en un relato sobre la diferencia, el deseo y la necesidad de ser visto.

Con trece nominaciones al Oscar y una atmósfera que parece flotar entre el cuento y la pesadilla, la película no solo consolidó al tapatío como uno de los grandes directores contemporáneos, sino que dejó una marca imborrable en el cine moderno.

“La forma del agua” es protagonizada por Sally Hawkins, Doug Jones, Octavia Spencer, Michael Shannon y Richard Jenkins. Y sí: es una historia de amor… aunque el monstruo venga del fondo del agua.

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