Roberto Hernández recuerda que, en 2013, él y sus hijas fueron amenazados de muerte. El abogado- era la cabeza visible de "", documental que evidenció el encarcelamiento injusto de un joven acusado de asesinato y el errado accionar de agentes y jueces en el caso.

“Por supuesto que da miedo, son ambientes complicados”, dice ocho años después sobre las que nunca tuvieron una explicación por parte de las autoridades.

"Presunto culpable" le cambió la vida, admite. Su teléfono nunca dejó de sonar por personas que buscaban, desesperadas, su ayuda. La producción había logrado la aceleración de juicios públicos y que estos pudiesen ser grabados.

En 2016 iba a aplicar la encuesta en el Penal de Topo Chico, Nuevo León, pero una masacre en el interior le hizo cambiar de rumbo hacia la cárcel de Macuspana, Tabasco.

Ponen en duda razonable la historia de dos secuestros
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“Dije: ‘qué raro, un rayo no pega dos veces en el mismo lugar’, y la verdad no le hice caso. Le dije: ‘llámame así sean 100 veces’. Hay gente que es culpable y no insiste, pero cuando se es inocente pueden pasar décadas y decir que lo son.

“Me marcó y casi un año después seguía. A un amigo abogado le pedí viera eso y a las dos semanas me dijo que efectivamente era inocente porque lo estaban acusando por el mismo secuestro que a nivel federal tenían ya otras personas”.

El proceso

La serie documental "Duda razonable", historia de dos secuestros, dirigida por Hernández y que estrena este 23 de noviembre en Netflix, muestra el caso, las inconsistencias judiciales, a la secuestrada confirmando que no puede reconocer a los captores, a los jueces desinteresados cuando los acusados acusan tortura y a los fiscales manejando cosas a conveniencia.

Ponen en duda razonable la historia de dos secuestros
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“Si queremos un omelette, tenemos que romper uno que otro huevo”, expresa en el documental el exfuncionario de la fiscalía de Tabasco, Normando Granados, para justificar los métodos de quienes buscan la justicia.

Cuando comenzó a grabar el caso, Hernández pensó sólo serían grabaciones de cuatro a 14 días. Se le acercarían las pruebas a los jueces tabasqueños de que ya se tenía a una banda atrapada por el secuestro, así que Gonzalo, Héctor y los demás, serían puestos en libertad. Pero no.

“Se cree que la violencia funciona. Mi motivación de hacer cine es corregir lo que está mal en las políticas públicas”.

Ponen en duda razonable la historia de dos secuestros
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“No es el mismo apoyo en todos lados. Hay instituciones responsables de tortura, maltrato, de fabricar evidencias y detenciones arbitrarias a las que no conviene que publique”.

¿Miedo? Sí, acepta Hernández, como hace una década.

“Pero no sólo por mi integridad física, sino a no hablar con las fuentes suficientes, errarle en la hipótesis que tengo. Me da más miedo que después de que se conozca la serie, no pase nada y todo siga igual con los protagonistas y este sistema”.

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