Con cero pesos. Así es como esta noche se realizará la edición 2021 del , el galardón más importante del cine mexicano , en un programa especial que no contará con enlaces a ganadores de la estatuilla.

Guiones, edición del programa y demás cuestiones técnicas fueron hechos por miembros de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y empresas del audiovisual que decidieron poner su trabajo gratis para que la ceremonia se realizara y no quedara acéfala la segunda entrega en época pandémica.

Patrocinadores privados pusieron el hombro para dar un apoyo discreto pero necesario para la aventura cinematográfica en la que únicamente se mencionará a los nominados en cada categoría y se dirá el nombre del ganador.

La cifra contrasta con los 44 millones de dólares (casi 900 millones de pesos) que cuesta la ceremonia del Oscar o los 32 millones de pesos que el ayuntamiento de Sevilla puso en 2019 para que los Goya se realizara en sus tierras.

La semana pasada se podía atisbar algo de la ceremonia mexicana luego de que a nominados como Carolina Politi y David Illescas , quienes buscarán el galardón en Coactuación Femenina y Masculina por sus trabajos en Leona y Sin señas particulares, respectivamente, no se les había comunicado si tenían que portar algún tipo de vestimenta o conectarse vía online a la transmisión.

“No sé nada, pero nada de qué haré”, dijo Politi a pregunta expresa.

En 2020 se pensaba equivocadamente que la ceremonia había tocado fondo al sólo contar con 500 mil pesos en efectivo para realizarla, teniendo muchos que colaborar por amor al cine y a la AMACC .

Para este año, el tercero de la llamada austeridad republicana promovida por Andrés Manuel López Obrador, que ha restado apoyos en general a la cultura y la ciencia, la ceremonia está en la lona.

Pero la poca atención al máximo premio del cine nacional no data del actual sexenio. Es el resultado de los tres gobiernos federales anteriores al actual (dos de extracción panista y uno priísta) que paulatinamente fueron restando apoyos.

Hasta 2018 la Academia recibía un presupuesto desde la Cámara de Diputados a través de Cultura y de ahí a Imcine.

En 2016, por ejemplo, a la Academia se le asignaron 10 millones con los cuales no sólo se efectuaba la premiación sino también diversas labores de rescate y docencia, además de sueldos para sus empleados y renta de su sede en un edificio frente a la Alberca Olímpica .

Un año después, 2017, fueron 3.5 millones de pesos, es decir una reducción de casi 80%. Ese año la ceremonia se logró con 1.5 millones de pesos, pero pagando las estatuillas con el dinero ahorrado de 2016.

“Fue una colaboración de mucha gente”, dijo en su momento Dolores Heredia , entonces presidenta de la Academia.

Jorge Zárate

, el actor de “El infierno” y “Un mundo raro”, era quien recibía a la prensa, al no tener gente que lo hiciera.

Durante el sexenio de Vicente Fox, la actriz y entonces cabeza de la AMACC, Diana Bracho, se plantó frente a Sari Bermúdez, titular de Conaculta y le dijo que sin recursos, cancelaría la ceremonia.

Faltaban cuatro días y el gobierno federal no soltaba el dinero.

Bracho lanzó una amenaza asegurando que, cuando anunciara la cancelación, diría los motivos. Al día siguiente, recordó a EL UNIVERSAL , el dinero había caído.

Mucho de la ceremonia se destina a la elaboración de los trofeos.

Cada estatuilla, hecha en bronce con capa de plata y base de mármol, tiene un costo promedio actual de 20 mil pesos, cifra que se eleva al tratarse de la de Oro.

Este año, para la edición, la Secretaría de Cultura , a través del Imcine, dio poco más de un millón de pesos para el fundido de los premios.

Y vía Focine se recibieron cerca de 600 mil pesos para el ciclo Rumbo al Ariel, que consistió en programar y hacer llegar al público los títulos nominados, pero no pueden ocuparse en nada de la ceremonia.

¿Qué pasará en 2022? Por lo pronto la política de austeridad del gobierno federal seguirá.

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