Juan José Arreola escribió la obra "La hora de todos" en 1954, en medio de las muchas dudas existenciales que dejó el baño de sangre de la Segunda Guerra Mundial.

El nombre hace referencia al momento de la muerte, cuando el ser humano deberá asumir sus vivencias sin oportunidad de cambiar nada.

Ante este pasado sin retorno, un magnate de nombre Harrison Fish debe enfrentrar el juicio de sus memorias que le hace una voz omnipresente, que en la obra de Arreola era similar a la que suele escucharse desde entonces en televisión y radio.

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Los ensayos para la reposición de este montaje se llevan a cabo en el Nuevo Teatro Libanés y hay un actor que sabe sus diálogos, aunque bien puede titubear en su desempeño. Interpreta a Harras, la voz que juzga al millonario: está lleno de cables y no obstante tiene características humanoides, se trata de una máquina.

Su nombre real es 1Z4K, es una creación del artista transdisciplinario Antonio Isaac, quien lo ideó en la década de los 90, pero pudo iniciar su fabricación hasta 2013, que finalizó en 2015, cuando lo llevó al Congreso Internacional de Simulación de Organismos Vivos e Inteligencia Artificial, como un androide que siempre estuvo pensado para experimentar dentro del arte.

Su creador enfatiza eso: que no se trata de un simple robot, sino de un cyborg, pues no repite acciones de manera automática, sino que reacciona de acuerdo a estímulos. Algunos le llamarían androide, pero el artista lo considera cyborg.

“Tiene detectores a través de biosensores de telemetría infrarroja, ultravioleta, de temperatura, está conectado al big data, puede hacer revisión histórica de lo que acontece en el momento de la obra. Eso determina las acciones y decisiones de los sistemas de inteligencia artificial, que le dará distintos matices cada día”, detalla el diseñador tecnológico.

Para que este “actor” responda a los estímulos, incluso si el público fuera apático, Antonio Isaac tuvo que equiparlo con lo más nuevo de la tecnología para aproximarse a una reacción casi humana, haciendo cada función diferente.

“El proyecto inició con una serie de presentaciones de danza contemporánea, en un suceso performativo a través de una obra que se llama Oraculum. Ahí comienza este trayecto de distintas actividades escénicas: está conceptualizado como una pieza artística, como un objeto de arte en sí mismo; por la inteligencia artificial está programado para no ser controlado”, comenta su creador.

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Reprograman reflexión existencial

Víctor Weinstock es el director del nuevo montaje de "La hora de todos", que se estrena el próximo 9 de septiembre.

Recuerda que la primera vez que vio a este robot fue en un espectáculo de danza en la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que 1Z4K bailaba y usaba expresión corporal. Su sorpresa lo llevó a pensar que el cyborg podría ser el elemento ideal para el texto de Juan José Arreola, que siempre concibió a su personaje como algo moderno.

Weinstock cuenta que Juan José Arreola propuso una obra donde la risa lleva a la reflexión, todo esto con la idea de tocar las fibras más sensibles del ser humano, “al abordar temas terribles, haciendo que el público se burle de las situaciones aborrecibles y de sus propios demonios, pero con un humor elegante que usa como arma de entretenimiento y conciencia”, explica.

“Desgraciadamente los temas que toca siguen vigentes, pareciera que nos habla ya no sólo del Estados Unidos actual, apesar de que está hablando de la primera mitad del siglo XX, sino que los mexicanos nos estamos convirtiendo en eso que tanto criticábamos de los estadounideses, una sociedad violenta que se voltea contra sí misma, donde domina el racismo, el abuso de poder, los linchamientos, el abuso sexual... Los tema que toca, son desgraciadamente muy actuales”.

Antonio Isaac cree que el que 1Z4K sea uno de los “actores” es consecuencia de esa reflexión, pues cuestiona la relación humano-máquina: uno con vida finita y otro intentando emularla.

El cyborg comparte escena con los actores humanos Gastón Yanes, Baltazar Morelos, Luly Garza, Víctor Weinstock, Federico Tello, Fernanda Albarrán y Fabián Brun, con quienes, asegura el director de la puesta en escena, ha trabajado estos meses con la misma intensidad que con 1Z4K.

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