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Como cualquier estrella de cine o televisión, el perro Borras de ROMA tenía su seguro contra cualquier eventualidad que le sucediera y afectara el rodaje del filme.

¿Su valor? 10 mil pesos, cantidad que se le habría dado a la producción si le pasara algo al canino.

“Ese era su valor marginal, pero su participación era relevante”, señala Ricardo Carrillo, director de operaciones de LCI Seguros.

“Si se hubiera enfermado, accidentado, o fallecido, la producción se queda sin grabar, eso implica que sigan pagando costos de producción y es cuando entra la poliza a cubrir eso”, agrega el ejecutivo.

LCI lleva 54 años en el medio audiovisual mexicano y prácticamente asegura todo, desde la caída de una computadora hasta los efectos de un temblor. Entra en juego cuando afecta el desarrollo de un proyecto.

“Si pasa algo y no se puede modificar el plan de trabajo, se pierde el día, pero ya están corriendo todos los gastos de producción que sigue gastando en otras cosas, aunque el rodaje se detenga. Es cuando entramos nosotros”, explica Carrillo.

La pérdida millonaria en una producción, apunta, siempre está presente, pero hay que evitarla cuidando todos los riesgos.

Accidentado. En ROMA hubo dos ocasiones en que la póliza se hizo efectiva, pues debido a las lluvias en Tabasco y la Ciudad de México, se retrasó en la filmación.

Una tercera fue más grave, pues un elemento del departamento de arte fue lesionado mientras iba en su moto, camino a casa.

“Terminó la jornada laboral y se fue, lleva cirugías, se le ha pagado, la producción es gente muy responsable. No pasó en el rodaje, pero se considera accidente de trabajo”, dice.

Para el Hombre Bala que se ve al fondo en una de las secuencias, se revisó tener experiencia el ejecutante, para minimizar riesgos.

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