Es casi una tradición que los días miércoles es de cine y palomitas , por eso antes de la pandemia era común ver las salas cinematográfica de la Ciudad de México llenas desde temprano, hoy la situación ha cambiado drásticamente.

Son las cuatro de la tarde y la sucursal de Cinemex en el centro comercial 222 luce prácticamente vacía. Desde la entrada se puede observar que la recepción será diferente, dos tapetes de sanitización están colocados junto a un cartel con las medidas de sanidad y uno de los empleados con termómetro infrarojo toma la temperatura de quienes van llegando

"¿Todo bien de salud?", es la pregunta obligatoria en este recibiemiento por parte del personal, antes de ingresar a las taquillas.

En esta área sólo se puede ver a una mamá con su pequeño, quien corre por todo el lugar mientras ella compra boletos directamente en taquilla, aunque la recomendación es que de preferencia fuera de manera electrónica, pero esta vez sucedió así porque no fue planeado.

"Hoy fue una casualidad, venimos a comprar una hamburguesa para comer, vimos que ya estaban abiertos, decidimos subir y entramos, pero no hay nada de gente", dijo Cecilia Acevedo, con su hijo al lado.

Cecilia considera que está bien que hayan reabierto los cines, porque de esta manera la gente que depende este trabajo ya tengan ingresos, pero ya dependerá de cada gente si asisten a una sala de cine o no.

Sobre el miedo al Covid, ella responde: "veo que toda la gente de aquí tiene como las medidas necesarias, las caretas, los cubrebocas, el gel antibacterial, la verdad es que todo está bien".

Lo mismo piensa Manuel Loyola, quien llegó unos 20 minutos después al lugar y se mostró confiado de estar allí.

"Me parece muy buena idea, siempre y cuando nosotros (el espectador) sigamos los protocolos para evitar el contagio. La normalidad empieza otra vez, ya podemos salir, tenemos otra vez los cines, porque estar encerrados en casa viendo Netflix no es lo mismo a la sensación del cine. Sí me da la confianza de regresar", comentó Manuel.

Pero al parecer aún la gran mayoría de la gente no piensa lo mismo, porque la tarde sigue avanzando y sólo cinco personas más han arribado a esta sala para disfrutar el séptimo arte.

El personal se siente optimista, porque consideran que las cinco de la tarde es aún temprano para que llegue más gente, pero la última función del del día es a las ocho de la noche; aún así ellos siguen trabajando, unos limpiando constantemente, otros en la dulcería, una persona esperando en la taquilla, en fin, sin descuidar espacios a pesar de que la planta de empleados no está completa, porque ha sido convocada de manera escalonada para cuidar su salud.

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