Texto: Estrella Vianey Leonor Torres
Foto actual: Luis Javier Maciel Paniagua y Alberto Vega
Diseño web: Miguel Ángel Garnica

Entre juegos de sala estilo Luis XV, gobelinos que decoran las paredes, animales disecados, pinturas que recrean escenas de la vida cotidiana, y un sinfín de diversos objetos constituyen el interior de una casona perteneciente al siglo XVII; ubicada en lo que fuera la antigua Villa de San José de Tacubaya y conocida como la Casa de la Bola que se convirtió en Casa-Museo el 27 de mayo de 1991.

Este recinto acaba de cumplir 25 años como museo y es parte de un legado cultural que dejó don Antonio Haghenbeck. Se desconoce el origen del nombre, pero se dice que en el siglo XIX la gente solía llamar bola a las revueltas que se generaban y se cree que en esta propiedad hubo una y de ahí se le quedó el nombre de la Casa de la Bola.

La casona pertenece al siglo XVII, su estilo es virreinal y tuvo cerca de 18 dueños antes de que don Antonio Haghenbeck se la comprará en 1942 a su primo Joaquín Cortina Rincón Gallardo por la suma de 95 mil pesos. Se cuenta que don Antonio adquirió la casa pagando en efectivo y con billetes de baja denominación.

De niña corría por la que ahora es su casa y también museo

Dicen que uno nunca sabe qué le depara el destino, como a María Nájera Ortiz quien después de correr por las habitaciones, los pasillos y jugar en el jardín de la Casa de la Bola, donde trabajaban sus padres —cuando ella apenas tenía 14 años—, ahora es una de las custodias de los objetos dentro de esta Casa-Museo.

En entrevista para EL UNIVERSAL, María Nájera cuenta que “fue una sorpresa que don Antonio llamara a mi mamá para que me dejara venir  para trabajar con él como parte del personal de servicio de la casa y  también lo fue que a su muerte, mi nombre apareciera en su testamento;  era una chiquilla traviesa”.

María conoce como la palma de su mano la construcción que fue edificada en 1604 por Francisco Bazán y Albornoz y considerada una casa de campo para las familias de abolengo de aquel entonces; sabe desde dónde está cada apagador hasta la historia de algunos objetos decorativos. Su favorito es el candelabro de cristal de murano que se localiza en el salón amarillo.

Actualmente y como se estipula en el testamento de don Antonio Haghenbeck, María vive en la casa, tiene más de treinta años ahí, entre semana se encarga de tareas de limpieza y el domingo, día en que el Museo tiene las puertas abiertas al público, es la custodia del tesoro cultural que legó su propietario.

Sus trece salones cuentan la vida de Haghenbeck

La casa-museo de dos niveles, en medio el patio empedrado y al fondo se observa la entrada al jardín estilo europeo que también modificó con estatuas de leones y la fuente de la Sirenas junto con algunos jarrones, también en este espacio se puede admirar algunos vestigios de estanques coloniales y canales de barro.

La casa hecha con otras casas
La casa hecha con otras casas

La segunda planta del inmueble es sostenido por columnas de cantera, las escaleras que dan acceso al Museo están engalanadas por una pintura de la Virgen de Guadalupe, en la época virreinal las habitaciones se comunicaban por el interior, así como por el exterior mediante corredores. En este lugar hay una fusión de elementos que te llevan a un viaje por la vida de los pobladores de México entre los años 1800 y 1900, además de adentrarte a culturas de otros países.

La casa hecha con otras casas
La casa hecha con otras casas

La propiedad cuenta con 13 salones que fueron decorados al gusto de don Antonio conjugando un estilo ecléctico, es decir, cada uno de estos trece espacios está dedicado a una actividad específica, independientes cada uno pero conectados a la vez y que son una invitación a la vida de este personaje. Así lo cuenta la maestra Silvana Liceaga Gesualdo, jefa de Servicios Educación y Difusión de la Fundación Cultural, para EL UNIVERSAL, pues todo está tal cual él lo usaba y dejó hasta el momento de su muerte.

Joven filántropo y coleccionista

Don Antonio nació en Tacubaya un 14 de febrero de 1902, su bisabuelo materno don Francisco Molinos del Campo, fue uno de los primeros Gobernadores de la Ciudad de México en 1826, y su abuelo paterno Carl Hypolite Haghenbeck Braunwald llegó a México en 1844, procedente de Alemania y aquí fue propietario de  tiendas de ropa y mercería.

Fue un filántropo y coleccionista desde muy joven, perteneció a la aristocracia de México del siglo XIX, tenía una educación esmerada y gusto por las artes, al morir sus padres heredó una fortuna y gracias a que supo administrar sus bienes pudo seguir obteniendo dinero.

La casa hecha con otras casas
La casa hecha con otras casas

El Museo Casa de la Bola pertenece a la Fundación Cultural, institución de asistencia privada adscrita a la Junta de Asistencia Privada del Distrito Federal, por eso esta residencia es rentada para eventos de todo tipo para obtener fondos; sus principales objetivos van encaminados hacia las actividades educativas y culturales en beneficio de la comunidad, conservar e investigar la colección, las artes plásticas y decorativas, así como la historia de México.

Colección conformada de regalos, herencias y viajes

Su gusto por las artes y el estilo virreinal lo llevó a comprar la propiedad situada en Parque Lira #136 y después otras dos propiedades más; la gente sabía que él era un experto coleccionista entonces iban a ofrecerle sus piezas, algunos objetos son heredados por su familia y otros traídos de sus viajes; remodeló cada casa a su gusto y cada objeto que adquirió lo hizo pensando para qué propiedad lo quería y en dónde lo iba a colocar.

La Casa de la Bola fue la residencia oficial de Don Antonio hasta su muerte en 1991 a los 89 años de edad por causas naturales; sin embargo, antes de morir instituyó dos fundaciones: Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama I.A.P destinada a la protección de los ancianos y la conservación de la fauna silvestre y doméstica de nuestro país. La Fundación Cultural que lleva su nombre, establecía que las tres casas que habitó fueran Museos y que todo se mantuviera tal cual como él lo dejó.

Don Antonio restauró la residencia con material de demolición de casas que pertenecieron a su familia o de conocidos, un ejemplo es la terraza de Apolo que da al jardín la cual perteneció a una propiedad de sus papás ubicada en avenida Juárez.

Sus tres casas fueron hechas de otras casas

El Museo Casa de la Bola es una de las 3 casas que pertenecen a esta Fundación Cultural, la segunda residencia que adquirió fue la Hacienda de Santa Mónica localizada en Tlalnepantla, Estado de México y por último la Hacienda de San Cristóbal Polaxtla ubicada en El Moral, Municipio de San Martín Texmelucan, Puebla, los tres inmuebles fueron restaurados y decorados con elementos de demolición de otras casas.

Silvana Liceaga Gesualdo comenta que el museo sólo da visitas guiadas, sin excepción, porque es como invitar a alguien a tu propia casa; entonces, le muestran personalmente cada rincón al visitante. Se le hicieron sólo algunas adecuaciones para que los visitantes puedan admirar la colección, pero sin afectar el orden.

El recorrido te lleva a conocer desde el recibidor, hasta la recámara, con excepción de los baños, pero EL UNIVERSAL pudo entrar hasta este rincón y observó que a don Antonio le gustaba mantenerse en forma y aún están las bicicletas que usó para hacer ejercicio; además en su vestidor también destacan los animales disecados.

Salón rosa para las mujeres y azul para los hombres

Cada salón tiene un nombre, el salón Rosa y Azul, eran para reuniones en donde cada grupo se dividía para pasar el rato, en el salón azul los hombres y en el rosa las mujeres, las cuales podían tocar el piano, tomaban el té.

También hay pinturas del propio fundador y otras de su abuela Josefa Sanromán, quien junto con su hermana Juliana Sanromán fueron discípulas de Pelegrín Clavé, pintor catalán que fue director de Pintura de la Academia de San Carlos. En 1848 su abuela Josefa pintó El interior de un Convento y en 1854 Un gabinete de costura, en estas pinturas se observa que las mujeres de esa época no sólo se dedicaban a los quehaceres del hogar.

El inmueble cuenta con dos recámaras, la de verano y la de invierno, don Antonio tenía una fascinación por los animales, los relojes, grabados, pinturas, libros y en cada salón se puede encontrar una colección diversa; por ejemplo, el salón Versalles tiene un estilo francés del siglo XVIII, combinados con juegos de sala estilo Luis XV.

Con un bastón marcaba sus lugares favoritos

Se puede reconocer los lugares favoritos de don Antonio, pues están marcados con un bastón, aunque Silvana y María concuerdan que el prefería estar más tiempo en la biblioteca con chimenea y en la terraza pues también era un amante de la naturaleza.

Él agrega el detalle de la chimenea a una  de las dos bibliotecas de la casa y otra al comedor, pues en esos años de 1800 y 1900 no se acostumbraba que las casas tuvieran chimeneas. En cada una de las tres propiedades encontrarás obligatoriamente una biblioteca y un oratorio, este último en la Casa de la Bola, encontrarás la figura de la virgen dolorosa, así como a la virgen de Guadalupe, lugar en el que rezaba todos los días.

En el salón verde se observa un gabinete del siglo XVIII centroeuropeo, su característica principal es que este tiene muchos cajones, jarrones imari, sillones coloniales que destacan por su respaldo alto, otro mueble que es conocido como “mueble ambulante o bargueño” destinado para escribir o archivar papeles, proveniente de España del siglo XVI.

Cada espacio tiene desde esculturas de la mitología, elementos del renacimiento como los muebles, elementos barroco, objetos de oriente, enormes tapices que recubren las paredes con escenas medievales o animales disecados que simbolizan poder adquisitivo y un estatus social y cultural de la Familia Haghenbeck y de la Lama. Es una colección que te lleva a conocer distintos pasajes de la historia de México y de otros países.

En el inmueble se han realizado distintos actos sociales como primeras comuniones y bodas, presentaciones de obras de teatro, conciertos conferencias y otras actividades culturales y museísticas, con el fin de obtener ingresos para seguir velando el interés de don Antonio. Incluso en el salón comedor que destaca su mesa estilo victoriano y una colección de vajilla de plata, integrada por piezas mexicanas principalmente, se ha celebrado una pedida de mano.

La casa hecha con otras casas
La casa hecha con otras casas

Actualmente el equipo de trabajo del Museo de manera continua restauran algunas piezas que con el paso de los años se han deteriorado, incluso han participado en concursos con otros países para que estos ayuden en la conservación de las piezas; Ejemplo de esto son los candelabros de Meissen del siglo XVIII que fueron restaurados por el gobierno de Alemania.

La Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama, procura seguir aportando a la cultura mexicana y en cada mes las tres casas tiene diferentes actividades, en junio habrá talleres desde teatro hasta fotografía digital, danza, cine y conferencias sobre arquitectura, y casas museos

Fotos antiguas: CORTINA, Correa Francisco. Manuel Cortina García. Arquitecto de transición (Tesis). México Universidad Iberoamericana, 2000. Acervo de la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama I.A.P.  y Colección Carlos Villasana- Torres

Fuentes: Sitio web de la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama I.A.P. fundacion-cultural.blogspot.mx  Entrevista con la Mtra. Silvana Liceaga Gesualdo, jefa de Servicios Educación y Difusión de la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama I.A.P. y María Nájera Ortíz, custodia del Museo Casa de la Bola y libro Serrano, Barrios, Vera, Peña, Monroy y Cuenca, (2005) Imagen y representación de las mujeres en la plástica mexicana: una aproximación a su presencia en las artes visuales y populares de 1880 a 1980 (1º edición) México, Universidad Autónoma del Estado de México.

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