A inicios de los noventa, Chile, habiendo recién recuperado su democracia, fue un receptor de la cooperación internacional. Ello nos sirvió para poner en marcha proyectos de desarrollo y buenas prácticas en el diseño y la ejecución de políticas públicas.

Tras 25 años de crecimiento económico y desarrollo, hoy Chile tiene el ingreso per cápita más alto de América Latina. Claro, falta mucho, incluyendo el desafío de reducir la desigualdad. Y todavía necesitamos de la cooperación para el desarrollo, pero en áreas puntuales como la educación, ciencia y tecnología, y la innovación.

A nivel multilateral se está trabajando en un nuevo sistema de gobernanza de la Cooperación Internacional para el Desarrollo. En esta nueva mirada, todos los países deben aportar. Chile asume con gusto ese deber.

Nuestro destino es solidario con el de América Latina y el éxito de cada uno será el de todos. En ese marco, la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) de la Cancillería, lleva a cabo proyectos de cooperación bilateral y triangular en América Latina y el Caribe.

Hace una semana, durante su visita a El Salvador la presidenta Michelle Bachelet presentó nuestro Plan de Cooperación para Centroamérica 2015-2018. Actualmente desarrollamos alrededor de 30 proyectos, en áreas como desarrollo social, agricultura y seguridad alimentaria, cooperación económica para el desarrollo, prevención de desastres, fortalecimiento de la democracia y modernización institucional. Al mismo tiempo, distinguimos áreas transversales, como igualdad de género, innovación, fortalecimientos de capacidades y formación.

En el periodo 2015 -2018 esperamos ejecutar 60 proyectos a través de diferentes modalidades de cooperación: bilateral, regional y triangular. También se utilizarán diversos instrumentos de transferencia técnica y movilización de recursos financieros, tales como el Fondo Chile Contra el Hambre y la Pobreza, el Fondo Conjunto Chile-México y el Fondo Chile-España.

En materia de Cooperación Triangular, Chile y la Unión Europea trabajarán juntos en proyectos de cooperación económica para el desarrollo y en el ámbito de la justicia. Con Estados Unidos contamos con un programa piloto para apoyar la prevención del delito en Centroamérica. Así le damos contenido a nuestro compromiso de apoyar el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte.

Con Japón ejecutaremos el Programa de Formación en Reducción de Riesgos de Desastres, que entregará capacitación a 2,000 profesionales y técnicos de América Latina y El Caribe y que, por tanto, también beneficiará a todos los países centroamericanos durante los próximos cuatro años. En cuanto a formación de recursos humanos, el programa con Centroamérica 2015-2018 otorgará 75 becas de estudios de maestría en universidades chilenas, y 130 becas en 24 cursos internacionales regionales de capacitación, en temas como desarrollo social y medioambiente.

El desafío más ambicioso de la cooperación chilena en la región centroamericana es el “Plan de Capacitación para Funcionarios Públicos Francisco Morazán”, que propone entregar formación a
1,200 funcionarios públicos para el mejoramiento de sus capacidades en gestión y políticas públicas para la modernización del Estado, en un periodo de tres años.

El Programa Bilateral de Cooperación 2015-2018 con El Salvador también será apoyado a través del desarrollo de otras iniciativas de Cooperación Triangular junto a la Unión Europea, Alemania, España y Estados Unidos, en materias como el desarrollo económico inclusivo y sustentable y la seguridad pública desde la prevención y la justicia.

En 2008, el presupuesto de la cooperación con El Salvador, bilateral y triangular, ascendió a 125 mil dólares. Hoy, sólo el Fondo de Cooperación Chile-México implica un gasto de dos millones de dólares, aportados equitativamente por ambas partes.

Para Chile, la cooperación internacional es un deber, pero también es una necesidad. Creemos que la integración latinoamericana es fundamental para nuestro proyecto de desarrollo. Apoyar y acompañar a otros países hermanos de la región en su camino hacia el crecimiento y la inclusión, también es bueno para nuestro futuro.

Ministro de Relaciones Exteriores de Chile

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