A Rosy de la Torre,
con un abrazo fraterno.

Son tres los temas que, encuesta tras encuesta, aparecen entre los que generan la mayor zozobra sobre el presente y el futuro de México: la inseguridad, la corrupción y la incertidumbre económica. Habrán de ser, sin duda, los ejes de la discusión sobre el modelo de país que guiará las campañas de 2018.

Ahora bien, si lo que hemos visto en las campañas para la elección del Estado de México es el preludio de lo que veremos en la contienda presidencial, es momento de comenzar a preocuparse en serio.

Todos sabemos que si hay algún problema grave en el Estado de México es precisamente el de la inseguridad pública. A esa entidad federativa se le ha llamado “el epicentro” del feminicidio en México, los asaltos en el transporte público están a la orden del día y las violaciones sexuales son una pandemia.

Frente a este clamoroso fracaso, que es a la vez resultado de la ineficacia institucional y de una profunda descomposición social, las propuestas de los candidatos en la materia han oscilado entre la ingenuidad, las generalidades que no dicen nada y los lemas completamente huecos. Vamos por partes.

Parece en exceso ingenuo que la candidata de Morena diga que el combate a la delincuencia pasa por el requisito de combatir primero la pobreza. Solamente quien no conozca la mecánica de la criminalidad en el Estado de México puede afirmar eso. ¿Los que matan mujeres lo hacen porque son pobres? ¿y los que las violan? ¿puede el partido de la izquierda pensar que se delinque más cuando se es pobre? ¿los que exigen derecho de piso o administran giros de alto impacto lo hacen porque no tienen dinero? ¿y lo mismo pasa con las bandas de secuestradores, las que se dedican a la trata de personas o las que hacen negocio mediante el asalto a camiones de mercancía? Me parece una pésima concepción sobre las personas de menos recursos; muchas de ellas no son delincuentes, sino precisamente víctimas de la delincuencia.

El candidato del PRI dice que va “duro y con todo” contra la delincuencia, pero lo que no explica es de qué manera va a proponer una estrategia de contención, ni qué es lo que hay que hacer específicamente en cada región del Estado de México (porque no es lo mismo la violencia en Neza que los robos en Toluca) ni tampoco ha habido en el discurso de Alfredo del Mazo ningún asomo de autocrítica respecto a lo que ha fallado en los últimos años. Entiendo que se trata del candidato postulado por el partido que está en el gobierno, pero ante una situación de emergencia hay que saber leer el drama que enfrentan cotidianamente los ciudadanos para ejercer una crítica rigurosa y bien fundamentada. Nadie se lo podría reprochar.

Respecto a Josefina Vázquez Mota, cuesta trabajo saber exactamente qué ha propuesto en materia de combate a la inseguridad. Parece que basta con una foto en sus anuncios espectaculares en la que sale con el semblante endurecido, muy seria, para afirmar que va a poner manos a la obra en tan importante tarea. Sería deseable algo más de detalle y sobre todo un contraste de ideas para saber lo que ha funcionado y lo que no. Ella formó parte del gabinete del presidente Calderón, en cuyo sexenio se cuadruplicaron en México los homicidios (datos del Inegi). Algo debería saber sobre el tema.

Es de esperar que en la contienda presidencial haya mucho más datos, análisis y elementos para valorar las plataformas electorales de los partidos políticos. Necesitamos construir un debate informado y serio sobre el tema de la inseguridad. Una parte del país sigue en llamas, como lo han documentado de manera puntual desde las páginas de EL UNIVERSAL y de manera valiente Alejandro Hope y Héctor de Mauleón, cuyas columnas nos suministran un registro cotidiano del horror absoluto en el que se vive en algunas entidades.

Ricardo Raphael sugería en su columna de ayer que es indispensable revisar lo que se ha hecho bien en estados como Querétaro, Campeche, Aguascalientes o Tlaxcala. Tiene toda la razón. Pero ni a eso han podido llegar los candidatos en el Estado de México. Es penoso. Ojalá que los candidatos presidenciales, una vez que se definan, demuestren mucho mayor conocimiento del tema, pues de su correcta solución depende el futuro del país en su conjunto.

Investigador del IIJ-UNAM
@MiguelCarbonell

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